Antesala de campaña electoral: Obama y republicanos atacan a Beijing
Tirantes relaciones entre Estados Unidos y China
29/11/2011
- Opinión
Las relaciones entre Estados Unidos y China caminan por una delgada línea roja. Quien atiza la mala onda es Washington, por razones económicas y políticas. Y por añadidura, amenaza la seguridad de China.
Los vínculos de EE UU con el gigante socialista asiático nunca fueron buenos. La guerra de Corea, entre 1950 y 1053, fue realizada por los norteamericanos contra los coreanos del norte, pero estratégicamente apuntaba a China. “Contener al comunismo”, era la consigna del imperio. Le fue mal porque allí sufrió su primera derrota militar. Después vendrían Playa Girón y Vietnam.
Esa pulseada entre el país socialista y el imperio, aún decadente como en estos días, viene siendo ganada por el primero. Recuperó su asiento en el Consejo de Seguridad en 1973, corriendo a Taiwán, donde EE UU refugió a su aliado y derrotado general Chiang Kai shek en 1949-
Si se toma ese jalón, en este transcurrir de 38 años se verá que la vieja potencia tuvo que ir retrocediendo frente a China. Esto no es absoluto. Hay rubros donde aquella tendencia se invierte o disminuye, pero la conclusión general es que los asiáticos vienen ganando la partida por puntos.
Por ejemplo, un viejo reclamo que venía de tiempos de Bill Clinton y George W. Bush: que la moneda china, el yuan, estaba subvaluada y de ese modo lograba gran impacto con los productos nacionales en el mercado internacional, comenzando por el norteamericano. Obama llegó muy enojado por este asunto a la cumbre del Foro de la región Asia-Pacífico (APEC), el 12 y 13 de noviembre en Honolulu.
Se volvió con las manos vacías al respecto. El presidente Hu Jintao ni se inmutó para recordarle que la cotización del yuan es asunto chino. Que está en su correcto nivel de cotización, habiéndose apreciado casi un 30 por ciento en los últimos seis años. Y que seguirá así, según lo disponga el gobierno chino y su Banco Central.
El líder socialista le replicó a Obama que Washington no debe echarle la culpa de sus crisis económicas a otros países sino buscar resolverlas. La prensa china fue más allá, pues reclamó a la Casa Blanca que no siga por el camino de la devaluación del dólar porque eso llevará a que otros países hagan lo propio con sus monedas y se agudicen los problemas financieros internacionales. Por elevación le estaban recordando que China tiene 1.2 billón de dólares en títulos del Tesoro norteamericano y que si el billete verde se desvaloriza, podría desprenderse de los mismos. ¿Quién saldría perdiendo si Estados Unidos cae por debajo de la calificación AA+ con lo castigó Standard & Poor´s este año?
“A EE UU le corresponde poner en orden su casa antes de reprender a otros”, puntualizó la agencia Xinhua. Y de contragolpe pegó justo en el mentón: “Es desconcertante que mientras Washington se queja de su déficit comercial con China, se niega a vender a China productos de alta tecnología, área en la que EE UU tiene ventaja”.
Comercio y elecciones
El área comercial y financiero es una de las más conflictivas. EE UU lleva las de perder en este frente. El profesor universitario James Petras declaró a la radio uruguaya CX36 (21/11): “Obama está jugando con fuego cuando trata de aislar a China en un mundo tan globalizado donde los EEUU tiene pocas cartas económicas y China es el principal dueño de la deuda externa norteamericana. Y Obama en su idiotez olvida este hecho que tiene más peso que 20 barcos de guerra”.
No se trata entonces de un mero diferendo comercial. Estados Unidos reacciona como un imperio que es, en vista de que en un plazo relativamente corto puede perder la pole position mundial. Antes los economistas calculaban que el PBI chino podía ser mayor que el estadounidense en 2025, después lo estimaron para 2020 y por los comportamientos diferentes tras la crisis de 2008, algunos han adelantado esa nueva correlación de fuerzas para 2016.
Es que uno está empantanado desde la caída del Lehman Brothers y el otro siguió creciendo a tasas del 10 por ciento anual, aunque este año será menos.
A medida que se aproxime ese desenlace los chinos volverán a plantear algo que han presentado hace tres años: en vista de los avatares del dólar debería buscarse otra moneda de referencia mundial o una combinación de las más significativas. El imperio resiste como gato contra las leñas…pero Brasil, Rusia y otras economías vieron con simpatía aquella iniciativa. Si las autoridades norteamericanas no logran estabilizar su barco por varios miles de millas, más países se irán sumando a la idea de suplantar el billete con la cara de George W (Washington, no el texano bruto).
Los dramas de la economía doméstica y su déficit con naciones como la asiática están tomando más vuelo en EE UU con motivo de la antesala de la campaña electoral para 2012. Obama, que irá por la reelección, ha cuestionado públicamente a China, como si el yuan tuviera que ver con el abismo que se abrió en setiembre de 2008 en el mundo capitalista. “Ya basta” dijo en la APEC.
Los republicanos tienen ocho precandidatos y a cuál más antichino. Mitt Rommey, uno de los favoritos, escribió una columna en The Washington Post y criticó a Obama por “capitulacionista” con China. Dijo que de ser presidente establecería una “zona económica Reagan para sancionar a China”, a la que acusó de vender productos de gran calidad a EEUU a precios bajos “que provienen de innovaciones estadounidenses robadas por empresas chinas”.
Antes de las primarias ya se desató una puja bipartidista para ver quién es el más duro con el gigante asiático.
Las armas
Cuando el imperio tiene una contradicción económica o de orden político con otro país, además de recurrir a sanciones y campañas en su contra, dispone aumentos en sus presupuestos militares y producción armamentista. Y llegado el caso, emplea esos arsenales. Esto se verifica en su política hacia China.
Un ejemplo es la venta de material militar de última generación a Taiwán, isla que China reivindica como parte de su territorio y donde están los norteamericanos desde 1949. La administración Obama ha negociado con esa isla la venta de aviones caza F-16 B/C y supersónicos F-16 A/B, por 5.852 millones de dólares.
Beijing se indignó indignado y advirtió a los legisladores estadounidenses promotores de esa operación que eso significa “jugar con fuego”.
No es que EE UU esté muy preocupado de una eventual maniobra china por recuperar Taiwán, pues Beijing es muy flexible y negociador sobre la forma como ese territorio debería volver a su regazo. Así ya retomó Hong Kong y Macao. El imperio quiere ese núcleo para montar su operativo de dominio en la región Asia-Pacífico y asegurar, como dijeron Hillary Clinton y Obama, que esa zona será la clave de un siglo XXI con predominio estadounidense.
Parece que no le alcanzan las bases militares en Taipei, Corea del Sur, Japón y otros países asiáticos. El presidente norteamericano, reafirmando esa tesis, estuvo en Australia y firmó acuerdos para fijar bases militares permanentes de marines. “EE UU ha vuelto a la región Asia-Pacífico para quedarse”, provocó Obama. Que estaban en Asia no es ninguna novedad teniendo en cuenta sus invasiones en Irak y Afganistán, y sus planes para apoderarse de Siria y agredirla igual que a Irán y Pakistán.
Los chinos se ven venir la agresión o chantaje derivado de la superioridad militar norteamericana. Y están, dentro de sus posibilidades, invirtiendo más en defensa, modernizando su ejército y, con modestia, lanzándose al agua, comenzando por el Mar de China. A fines de julio informaron que su primer y por ahora único portaaviones haría en agosto un viaje experimental. Washington armó un escándalo, acusando a Beijing de estar militarizándose y poniendo en riesgo la paz mundial. Increíble. ¡Un portaaviones en misión pacífica, frente a la IV, V y VI Flota norteamericana, con decenas de portaaviones incluso atómicos, lejos de casa! El presupuesto militar de EE UU es casi 8 veces el chino…
La venta de armas a Taiwán viola el “Comunicado del 17 de agosto” de 1982, entre China y EE UU, donde se establecía que “EE UU no buscará llevar a cabo una política de venta de armas a Taiwán de largo plazo y buscará reducir de manera gradual la venta de armas hasta que el tema sea resuelto de manera definitiva”.
Los hechos prueban qué parte viene violando esos compromisos. Afganistán, Irak, Libia y quizás en el futuro Siria, Pakistán e Irán, son consideradas por el Pentágono estaciones intermedias de un viaje que culmina en Beijing, viniendo desde el oeste. Y Taiwán, Corea del Sur y Japón, partiendo del este. Y Australia desde el sur. Lo bueno es que 1.300 millones de personas de ojos rasgados están muy al tanto de esa estrategia y buscan contrarrestarla. El tiempo corre a su favor porque cada día su nación es algo más fuerte y EE UU un poco más decrépito.
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