Participación social y negociación con la guerrilla

21/09/2012
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Con el anuncio de los diálogos entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC, para el cierre del conflicto interno armado, se ha desatado, como era esperable, un gran interés de diversos sectores sociales y políticos por tener algún nivel de participación en la búsqueda de la paz. Al respecto, considero necesario hacer la distinción entre la negociación para el cierre del conflicto armado interno, tarea que corresponde al Gobierno y las guerrillas y que requiere un tiempo corto y la construcción de la paz, que es una labor de mediano y largo plazo y que nos compete a todos los colombianos.
 
Nuestra imperfecta democracia sin duda tiene un déficit de canales de diálogo e interlocución para los sectores sociales organizados, sectores que por lo general no canalizan sus demandas a través de mecanismos institucionalizados y menos a través de la intermediación partidista. Por eso cuando se plantean estos escenarios de negociación con la guerrilla, tiende a haber una alta expectativa de participar para tratar de encontrar allí que demandas represadas tengan posibilidad de respuesta.
 
Por consiguiente, lo esperable sería que el Gobierno Santos, construyera una serie de escenarios de diálogo y concertación social –suponemos que esta es parte de la tarea del Ministro Consejero del Diálogo Social-, que permitiera no solamente que se descongestionara la presión sobre la Mesa de Diálogo Gobierno-guerrilla, sino sobre la agenda de la misma, pero sobretodo que se institucionalizara unos espacios y mecanismos permanentes de diálogo social y de solución de demandas sociales, sin que los diversos sectores tengan que acudir a las vías de hecho para que sean escuchados; pero la participación social debe ser eficaz, es decir, en lo posible traducirse en resultados –de diversa naturaleza- que contribuyan a modificar la realidad social y política. Se trata que los estudiantes de la MANE no tengan que hacer un paro universitario para ser escuchados en la definición de una nueva Ley de Educación Superior que fortalezca la universidad pública, que los indígenas del Norte del Cauca no tengan que acudir a sus movilizaciones y mingas para que sus demandas represadas por tierra, territorio y autonomías sean tenidas en cuenta, que los campesinos y colonos no tengan que acudir a mecanismos de protestas para ser atendidos por el gobierno en sus demandas de seguridad, tierra, crédito, mercadeo.  
 
Se trataría que el gobierno, si efectivamente quiere avanzar en el cierre del conflicto interno armado con la guerrilla y sentar las bases para la construcción de la paz con la participación de todos los colombianos, debe abrir la posibilidad de una coyuntura reformista, modernizadora y democrática en la sociedad colombiana, de tal manera que podamos dar un salto cualitativo y cuantitativo en nuestro desarrollo y la inclusión social. Que esa soñada transición de la guerra a la paz en nuestro país, estuviera acompañada de la posibilidad de avanzar en la construcción de una mejor democracia y una sociedad más equitativa e incluyente.
 
Ahora bien, lo anterior no significa dejar la Mesa de Diálogo de Gobierno y guerrilla aislada, no; todos los colombianos debemos acompañar y apoyar ese esfuerzo de cierre del conflicto armado (por supuesto con una posición crítica) y participar en los escenarios que con seguridad se van a posibilitar, de consultas con sectores sociales acerca de los temas de la agenda acordada entre las partes, dando opiniones, sugerencias, análisis, que puedan ayudar a que las partes lleguen a la mejor solución.
 
- Alejo Vargas Velásquez es profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia y  coordinador del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa.
https://www.alainet.org/fr/node/161175
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