Tortura “sistémica” de la CIA

10/12/2014
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Informe del Senado, un pretexto más para el “terror”
 
En defensa de los intereses de los Estados Unidos de América (EUA) en pleno auge de la posguerra fría, en el “patio trasero” durante los años 70, Henry Alfred Kissinger se construyó un expediente negro. Al grado de ser calificado y pedir castigo por genocida. Como Secretario de Estado —1969 y 1977, durante los gobiernos de Richard Nixon y Henry Ford—, la política exterior dura que dirigió lo llevó a organizar los varios golpes de Estado en Latinoamérica, como la llamada “Operación Cóndor” que operó la propia Agencia Central de Inteligencia (CIA).
 
La persecución de los “rojos”, la oleada comunista soviética por América Latina, EUA la tomó como bandera para atentar militarmente contra proyectos como el de Salvador Allende en Chile —qué decir de: Panamá, Cuba, Guatemala, México, Honduras, El Salvador, Ecuador, Brasil, Dominicana, Bolivia, Argentina, Granada, Venezuela, Colombia…; renglón aparte la negociación para resolver forzosamente la guerra de Vietnam—, habrían sido generados desde la llamada Escuela de las Américas en donde la represión, el terrorismo y la tortura han sido una constante.
 
En otras palabras, que la aplicación de las técnicas de interrogación violenta, atentatorias de los derechos humanos de los detenidos, tienen un antecedente añejo en las prácticas de la CIA para fines “terroristas”, peor aun tratándose de cárceles como la de Guantánamo, en Cuba.
 
Y a nadie sorprende tampoco que, al igual que en Cuba, en otros países —antes Polonia, Rumanía y Afganistán, Marruecos y Egipto; ahora Albania, Argelia, Uzbekistán, Yemen, Zimbabue— la CIA ha construido centros clandestinos (los llamados “black sites”) más como espacios de tortura contra “presuntos terroristas” para eludir su propia jurisdicción, que simples centros de reclusión y bajo la denominada “técnica de interrogación mejorada”, no obstante el “dolor severo y sufrimiento” que se aplica en los términos de la Convención de la ONU (¡sic!).
 
Luego entonces, lo que ahora está sacando a la luz pública el propio Senado estadounidense, no es más que una extensión de una práctica cotidiana de la CIA, pero elevado a otra potencia. Puesto que a raíz de los atentados del 11/S dichas prácticas se generalizaron como “torturas masivas” contra sospechosos de Al Qaeda, un programa de violación de Derechos Humanos “brutal y profundamente erróneo”. Un programa de interrogación que ha causado un daño significativo” (calificativo del presidente Barack Obama) tan inútil porque ninguna de las torturas sirvió para identificar una amenaza a Estados Unidos.
 
El reporte del Senado, “Globalizando la tortura”, elaborado por la abogada Amrit Singh y su equipo, financiado por el financiero especulador George Soros, denuncia la participación de 54 países que torturan en cárceles secretas y traslado de prisioneros en aviones de la CIA, un listado de 136 víctimas ninguna de las cuales tiene nombre occidental.
 
Y entre las técnicas destacan: a) el obligar a sospechosos de ser miembros de Al Qaeda a estar despiertos hasta 180 horas, ya de pie o en otras posturas incómodas y dolorosas; b) someterlos a ahogamiento simulado o “waterboarding” hasta vomitar; c) cinco detenidos al menos sometidos a alimentación rectal o hidratación rectal; d) un detenido parcialmente desnudo y encadenado al suelo murió de hipotermia; e) uno de los sospechosos fue sexualmente amenazado con palo de escoba; f) otro fue amenazado durante su interrogatorio con un talado eléctrico; g) muchos de los detenidos privados del sueño.
 
Participan tanto la CIA como el Departamento de Defensa y el de Justicia. Ahora EU teme a las reacciones. De darse, tendrá un pretexto más.
 
 
Foto: El Telégrafo
 
 
 
https://www.alainet.org/fr/node/166096
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