Quito: Peligros asechan a los minadores
21/05/1985
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Cura párroco de Zámbiza y estudiantes cristianos realizan importante acción social a su favor.
El “trabajo’’ de recoger la basura –que involucra a unas 100 familias en el vertedero de Zámbiza- es una actividad sumamente riesgosa pues no menos de cinco personas han perdido la vida “tragados” por la basura.
Niños, jóvenes y ancianos han perdido la vida en este lugar ubicado en el nor-este de Quito, al cual bien se le puede calificar como el “basurero de la muerte”.
Segundo Manuel Suárez, de profesión albañil, pero que desde hace varios años es minador, relató que sus dos sobrinos, Darwin de 4 años y Luis Suárez de 2 años, perdieron la vida arrastrados por la basura movediza. Además de ello, Lucho Chango, de 50 años, también pereció cuando cumplía esta difícil tarea de subsistencia, a la que se vio obligado por la extrema pobreza y por la falta de fuentes de trabajo. De igual forma, la familia Saico, que vive en las inmediaciones del enorme basurero, perdió a dos de sus integrantes: el joven estudiante Vidal Saico que fue a recoger alimentos para los chanchos y fue sepultado por la basura, cuyo cadáver aún no ha sido encontrado; y, el trabajador Angel Saico, quien pereció durante una explosión de gas que se encuentra concentrado en el deshechos.
En el momento de hacer este reportaje, un joven minador que no quiso dar su nombre, sufrió un percance cuando recogía cartones, aluminio y botellas, depositados por los carros recolectores. La basura movediza lo arrastró hasta el fondo de la quebrada, siendo rescatado por sus compañeros que detectaron el lugar preciso en donde quedó sepultado. El joven sufrió una herida en el rostro, pero se salvó de morir asfixiado.
Duras condiciones
Alrededor de unos 100 minadores se ubican en el vertedero de Zámbiza. Recogen cartones, plásticos, botellas y envases de aluminio. Los cartones son vendidos a un intermediario al que denominan simplemente como “don Velasco”, quien los traslada a las fábricas de cartón. Las botellas venden a 50 sucres el saco y cada libra de aluminio a 10 sucres.
Los ingresos de los minadores varían de acuerdo a la cantidad de materiales que recolectan y fluctúan entre 3.000 y 6.000 por mes.
Los minadores viven en calidad de arrendatarios en los barrios populares de la ciudad como son La Ferroviaria, El Camal, Toctuico, La Tola y Chillogallo. En varias ocasiones se quedan pernoctando en casetas construidas con latas y palos en las inmediaciones del vertedero. Se han visto precisados a ello con el objeto de “ahorrase los pasajes”.
Para algunas personas el minado constituye una actividad permanente y principal fuente de subsistencia, en cambio para otras, que laboran como jornaleros en las construcciones, es una tarea complementaria, rescatando del vertedero leña para coser los alimentos y alimentos para engordar chanchos.
Acción pastoral
Desde diciembre del año pasado, el cura párroco de Zámbiza, Patricio del Salto, con la cooperación de jóvenes cristianos voluntarios ha llevado adelante una interesante labor social, tendiente a ayudar a los minadores.
En el plano organizativo se ha incentivado a superar el individualismo y se ha constituido la Asociación de Minadores del Norte, que agrupa a unas 70 personas.
También se ha levantado, junto al vertedero, una casa comunal de estructura pre-fabricada, a la cual se le da los más variados usos: desde Iglesia y sitio de reunión hasta guardería infantil con el objeto de alojar a los menores mientras sus padres van al basurero. Sin embargo, se pudo observar que pocas madres dejan sus niños en este lugar, prefiriendo llevarlos consigo a la dura y peligrosa tarea.
Se ha instalado un pequeño botiquín, con la asistencia de una enfermera, para atender los casos de emergencia. Una brigada de estudiantes de la Facultad de Medicina concurre una vez por semana a levantar fichas clínicas de los minadores. También les ayudan a conseguir los turnos y atención médica en los hospitales públicos. Los minadores sufren cortes en distintas partes del cuerpo y sus heridas se infectan, en tanto que son frecuentes las enfermedades como la parasitosis y la conjuntivitis.
Al principio, los minadores tenían una actitud hostil frente a los jóvenes cristianos pero poco a poco han ido cambiando de actitud, comprendiendo la necesidad de unirse y afrontar los problemas comunes.
Finalmente, hay que señalar que los organismos del Estado, como es el Ministerio de Bienestar Social, hasta el momento nada han hecho para remediar el agudo problema de los minadores.
Publicado en el diario Ultimas Noticias (Quito, Ecuador), el 22 de mayo de 1985.
https://www.alainet.org/fr/node/166414
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