La semana pasada ocurrieron dos grandes manifestaciones en Ecuador y Brasil. Anteriormente los vampiros de los fondos buitres, sedientos de sangre, pretendieron acorralar a Argentina. Por su parte Bolivia está en alerta máxima ante unos movimientos extraños de un sector de la ultraderecha boliviana. Todo ello está sucediendo precisamente en países que lograron salir desde comienzos del siglo XXI de las dictadura sutil o gobiernos títeres de las derechas y burguesías nacionales neoliberales articuladas con los sectores económicos más poderosos internacionales, acostumbrado a quitar y poner presidentes como a comienzos del siglo 20, como lo hacían las compañías del banano, creando así las llamadas repúblicas bananeras.

Contra el neoliberalismo

En algunos países de América Latina y el Caribe, al calor de los movimientos etnosociales, como quiebra del modelo social neoliberal y partidos tradicionales profundamente racistas, van al llegar al poder líderes y lideresas con una agenda social inclusiva, soberanas, antimperialista y replanteando una participación efectiva de la gente en la distribución del poder y las riquezas, más allá de la comunión electoral. Con las características propias de cada país toman nombres para diferenciarse de las democracias burguesas representativas. Chávez llamó Socialismo del siglo XXI al Proceso Bolivariano en Venezuela. Correa, Revolución Ciudadana para el caso de Ecuador, por su parte Evo Morales denominó Socialismo Comunitario o del Buen Vivir. Lula, en Brasil avanzó hasta donde pudo en la erradicación de la pobreza y del racismo a que son sometidos millones de afrobrasileños así como la implementación de prácticas de participación popular en las tomas de decisiones.

No vamos a romantizar sobre estos modelos sociales que se han venido practicando en América Latina, pues fallas tienen. No es fácil en 15 o diez años acabar con una práctica política sustentada en los vicios burgueses y sus malas mañas y atacados por las fuerzas imperiales, pero lo cierto es que ha habido una ruptura al poder burgués constituido y cuyas constituciones fueron derribadas sin echar un tiro con nuevas formas de lucha dentro de la democracia burguesa.

Mosca con los errores

La burguesía rancia, racista, proimperialista no se podía quedar con las manos cruzadas y aprovechando las debilidades de las nuevas experiencias y la reproducción de viejos vicios. Las burguesías de esos países iniciaron una ofensiva bastante fuerte contra Venezuela, Ecuador, Brasil, Argentina y Bolivia. Como lo señaló Rafael Correa a la prensa ecuatoriana alegando que su gobierno, al igual que los regímenes progresistas de Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia y Chile, son el blanco de conspiraciones de los medios de comunicación y otros grupos de interés económico. En ciudades como Quito y Guayaquil, donde la vieja burguesía asumió el control de estas ciudades estratégicas en las recientes elecciones regionales, lograron movilizar miles de personas en contra de Correa, lo cual es una señal del control de los medios de comunicación de la burguesía ecuatoriana. Estas movilizaciones se hacen precisamente cuando Correa se enfrenta en juicio contra la petrolera Chevron por sus crímenes ecológicos, similar al juicio que Venezuela le hizo a la compañía petrolera Esso un tiempo atrás.

En Brasil la marcha del día 15 contra la presidenta Dilma, ocurrida en 160 ciudades del país exigían intervención militar ya. Como dice la dirigente cristiana brasileña Romi "Confieso que me levanté [el lunes 16] y me quedé pensando: ¿cómo es despertar en un país que se declaró, el día de ayer, claramente intolerante? Varias pancartas pidiendo el retorno de las fuerzas armadas [al poder], imágenes extremadamente agresivas contra la Jefa de Estado [presidenta Dilma Rousseff]... Estando en contra o a favor, ella necesita ser respetada”, afirma Romi. "Hacen que pensemos también en el papel de los medios de comunicación privados. Ellos hicieron una convocatoria pública para la manifestación del domingo”, resalta.

 Insisto:  los modelos sociopolíticos tanto de Ecuador como Brasil, Argentina, Bolivia y Venezuela, tienen sus particularidades, sus carencias, pero, aun con todas las fallas, son los modelos sociales que más han favorecido a las grandes mayorías desposeídas, si los  comparamos con  los modelos neoliberales que dominaban estos países en la década de los noventa del siglo XX. Hoy constituyen, innegablemente, un ejemplo para el resto de América Latina, Asia, y Africa y Europa. La derecha nacional y transnacional está intentando recuperar sus espacios. Nuestros gobiernos deben reflexionar sobre las fallas que audazmente esta aprovechar la derecha y sus medios de difusión masiva para echar atrás estos avances.