Estados Unidos-Cuba, y la neogeopolítica

15/04/2015
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Al imperdible Galeano (1940-2015), in memoriam

 

  • Apoyo popular y dirección para ganar batallas

 

  • Cuba puede pararse frente a EUA con dignidad

 

Hay que decir, que tras el anuncio del presidente Barack Obama del relanzamiento de las relaciones entre su país, Estados Unidos de América (EUA) y la isla de Cuba, en diciembre de 2014, las reacciones no se hicieron esperar. La mayoría en contra.

 

Porque la suspicacia no es para menos. Luego de los más de 50 años de embargo económico, comercial y financiero, mejor conocido como “bloqueo” y rompimiento de relaciones diplomáticas. Los saldos de dicho cerco han sido tanto en términos económicos (Raúl refirió el daño histórico en la Cumbre de las Américas), como políticos y sociales. La presión fue, en su momento, octubre de 1960, para los muchos países de la región latinoamericana y del mundo (salvo otros como la vieja URSS, China, Corea del Norte, etc.), por osar intercambiar comercialmente con la isla de Fidel Castro cuando ni se declaraba “socialista”.

 

Un país pequeño que, ciertamente, ha soportado por la tenacidad de sus dirigentes, pero encima de todo por la solidaridad del pueblo cubano que ha sido capaz de apoyar y aguantar las carencias en todos los sentidos, económicas familiares y personales. De ahí sale la dignidad con la que, frente en alto, pueden decirle a su acosador, EUA, que le han ganado la batalla.

 

De esta circunstancia, los únicos alegres son las multinacionales que ven el reinicio de relaciones como un pastel del cual quieren de nuevo ser parte, en memoria del pasado batistiano cuando Cuba era un burdel para los viajeros de Miami y visitantes de ese país. Y porque los atractivos turísticos siguen siendo un imán.

 

Por su parte, los estrategas de seguridad nacional de EUA deben estar afilándose las uñas, porque supondrán que el juego en la neogeopolítica imperial con la región Latinoamericana será palmear en la espalda al nuevo amigo para avanzar en términos de dominio por otras vías contra los demás países. Pero no.

 

El relanzamiento de relaciones con Cuba no implica renunciar a las políticas imperiales de EUA. En todos sus términos, la estrategia de dominio y control se perpetúa. Las bases militares, la política contra las drogas, la venta de armas, la intriga contra los gobiernos no afines (en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina, etc.), y el pretexto de las amenazas contra su “seguridad nacional” están vigentes, como los “derechos humanos” para intervenir. De ahí el doble matiz.

 

El caso es que internamente y para planchar el tema haciendo creer que se trata de una acción de buena voluntad, en el mismo mes de febrero, día 12, en el Senado republicanos y demócratas de EUA anunciaron un proyecto de ley para levantar el embargo a la isla. Los 50 años no han “protegido nuestros intereses en Cuba”, dijo la senadora por Minnesota Amy Klobauchar. Reconocimiento tácito como el de Obama. Hay muchas cuestiones en nuestra relación con Cuba que deben ser abordadas, dijo, pero esta legislación para levantar el embargo abrirá nuevas oportunidades para las empresas estadounidenses, impulsará la creación de empleo y las exportaciones y ayudará a mejorar la calidad de vida del pueblo cubano”. El ardid de siempre.

 

Ni con estas acciones de política exterior, EUA replanteará las relaciones con Cuba en términos de respeto, igualdad e integridad de la isla. Tampoco con Latinoamérica. Por eso los discursos de la mayoría de los presidentes de la región en la VII Cumbre, criticando y denostando a Obama no solo por Cuba y Venezuela cuanto por su política antihistórica y con el espaldarazo de Raúl. Mala señal, porque eso puede significarle a los negociadores gringos la debilidad de los comisionados cubanos.

 

Luego entonces, que es previsible cualquier posible cambio de políticas hacia Cuba sea con la finalidad de retomar el terreno perdido en las cinco décadas de bloqueo para las trasnacionales. Y llegan también las telecomunicaciones, los medios de comunicación y el internet, para las filtraciones hasta la cocina de los Castro. Eso apunta directamente a la estabilidad política y social del gobierno. Como se vio que, sin recato, la contra cubana se presentó en Panamá pero fue desarticulada eficazmente. Ellos pierden el negocio que les representa las fuentes de financiamiento de la Casa Blanca con destino a Miami.

 

La otra “clase de historia”, fue la que recibió Obama de manos de Hugo Chávez en abril de 2009, en el marco de la “V Cumbre de las Américas” en Puerto España, Trinidad y Tobago: el libro de Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina. Un clásico de la literatura del continente, y aliento de muchos estudiantes, analistas y políticos ansiosos de comprender la historia de colonización, dominio y control español primero y gringo después.

 

La presencia de las trasnacionales y sus métodos de explotación, un repaso a la tragedia de los países en los años mozos de la Doctrina Monroe y la invasión territorial para la extracción de riqueza. Iniciada por España, seguida por EUA como continuador imperial. Galeano recreó en esa y sucesivas obras, la amenaza, la osadía, el atropello y la injusticia social de un imperio insaciable del dominio y sangre de los pueblos latinoamericanos. Las venas abiertas… de Galeano sientan un piso histórico que, seguramente, Obama comprendió porque le ofende recibir “clases” cuando pisa terreno ajeno cuyas empresas quisieran mirar como propio. Galeano se va, se quedan sus clases. Los temas latinoamericanos seguirán dando de qué hablar. Porque las actitudes recientes y contradictorias de EUA son una muestra de su estrategia que pudiéramos definir como neogeopolítica contra Latinoamérica.

 

Correo: sgonzalez@reportemexico.com.mx

 

 

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/168965
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