Comisión de la Verdad acordada en La Habana
- Opinión
El acuerdo sobre la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición tiene un importante significado, además del papel que sin duda va a jugar de manera relevante en el posacuerdo.
Significa, en primer lugar, que la Mesa de Conversaciones mostró la solidez de lo construido en términos de confianza entre las partes y credibilidad mutua expresada en los acuerdos ya logrados en los tres puntos anteriores; es decir, la Mesa empezó a superar el bache de crisis que se presentó con el escalamiento transitorio de la confrontación armada y volvió a retomar su ritmo y su norte. Esto es fundamental como mensaje a los colombianos, porque les dice que a pesar de la crisis vivida, la decisión de avanzar hacia la construcción de un acuerdo final de terminación del conflicto armado es más sólida que estos contratiempos y eso es un excelente mensaje de confianza para la mayoría de los colombianos. Queda pendiente que avancen en medidas de desescalamiento de la confrontación armada y seguramente eso lo veremos en las próximas rondas, para beneficio de los compatriotas que sufren los efectos del conflicto armado en los territorios.
Ahora bien, el acuerdo sobre la Comisión de la Verdad es muy importante, no solo por ser el primero sobre el punto de víctimas, sino porque la experiencia muestra que en la mayoría de conflictos armados cerrados por vías concertadas, este tipo de comisiones han jugado un papel muy importante en el posacuerdo, especialmente en lo relativo a la reconstrucción de la verdad, que es una de las demandas más importantes de las víctimas, sino también en los procesos de reconciliación posterior; por eso es tan importante el mandato de la Comisión acordada por las dos delegaciones y las características de la misma.
Se trata de una Comisión extrajudicial, algo fundamental para su rol de contribuir a esclarecer la verdad, no solo de los hechos en sí sino del contexto en que los mismos se produjeron –si tuviera efectos judiciales esto limitaría grandemente la posibilidad de contribuir a esclarecer la verdad, porque limitaría la posibilidad de contribuciones en las declaraciones de los distintos actores–; adicionalmente se propone que cumpla un papel en promover y contribuir al reconocimiento de las víctimas como ciudadanos con derecho, también se le asigna el objetivo de promover la convivencia en los espacios territoriales. Y se le asigna un periodo limitado de tiempo, tres años, que puede ser corto, pero también un estímulo para un intenso y organizado trabajo de la misma.
Está conformada por personas seleccionadas con criterios como idoneidad ética, imparcialidad, independencia, compromiso con los derechos humanos y la justicia, ausencia de conflictos de intereses y conocimiento del conflicto armado y el Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos. Estos criterios, junto con el mecanismo plural de selección, a partir de postulaciones, garantizan que sean un grupo de once miembros de la mayor idoneidad y que no van a pretender convertir la Comisión en un espacio de prolongación de los enfrentamientos y polarizaciones, sino un espacio de promoción de la verdad, el reconocimiento y la reconciliación. Sería útil que estuvieran representantes de las víctimas de los distintos actores del conflicto armado -guerrilla, agentes del Estado y los paramilitares- y la presencia de tres miembros extranjeros de gran reconocimiento ayudarían a darle credibilidad al trabajo de la Comisión.
Es muy importante igualmente el compromiso manifiesto del Gobierno Nacional y de las FARC-EP de contribuir al esclarecimiento de la verdad y a reconocer sus responsabilidades. Sin duda un gran paso el dado por las dos delegaciones, que por supuesto para algunos sectores descreídos o adversarios lo van a minimizar y a ver como algo intrascendente, cuando es un avance fundamental en cuanto hace al tema de víctimas. Podemos volver a estar tranquilos sabiendo que las dos delegaciones están adelantando de manera seria y ponderada su trabajo, pero eso sí, debemos seguir presionando para que apuren el paso y a la mayor brevedad, sin atropellar por supuesto, podamos tener el acuerdo final.
Junio 7 de 2015 - El Colombiano
- Alejo Vargas Velásquez, Profesor Universidad Nacional, Colombia.
Twitter: @alejovargasve
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