Nuestra historia, una mirada “independiente”

Ita Ford, Maura Clarke, Dorothy Kazel y la misionera laica Jean Donovan

08/06/2015
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

Las misioneras de la orden Maryknoll Ita Ford, Maura Clarke, la hermana ursulina Dorothy Kazel y la misionera laica Jean Donovan, fueron torturadas violadas y asesinadas el 2 de diciembre de 1980 por miembros de un escuadrón de la muerte de la Sección de Inteligencia de la Guardia Nacional, SII o GII. El director de la G. N. era el coronel Carlos Eugenio Vides Casanova, también resulto involucrado el General José Guillermo Garcia

 

El hecho fue repudiado mundialmente, incluso por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, país que asesoraba a los militares salvadoreños, les brindaba equipo militar y millones de dólares para defender los intereses de la oligarquía, que son los mismos sectores económicos que representa ARENA.

 

 El coronel estadounidense James Steele era el asesor de los escuadrones de la muerte. De su experiencia en El Salvador en esta macabra labor resultó el manual para entrenar a los escuadrones de la muerte, que dio como resultado la doctrina militar estadounidense conocida como “Opción El Salvador” que más tarde fue aplicada en Irak, en Libia y en Siria.

 

Las religiosas viajaban del aeropuerto internacional de Comalapa cuando fueron detenidas y llevadas al lugar del crimen. La ejecución fue con disparos a corta distancia. Resultaron responsables del crimen el sub-sargento Luis Antonio Colindres Alemán y los Guardias Nacionales, Daniel Canales Ramírez, Carlos Joaquín Contreras Palacios, Francisco Orlando Contreras Recinos y José Roberto Moreno Canjura.

 

 La Comisión de la Verdad concluyó que la detención y la ejecución de las religiosas fue planeada con antelación a su llegada al aeropuerto y fue por ordenes superiores.

 

 La Hermana Maryknoll Madeline M. Dorsey relata así la dolorosa exhumación. « Jean salió primera, su adorable rostro había sido destrozado. Dorothy tenía una expresión tranquila. La cara de Maura parecía emitir un quejido silencioso. Finalmente, estaba la pequeña Ita. Me acerqué para limpiar la tierra de sus mejillas y colocar su brazo cerca de su costado. Nosotras, las Hermanas, caímos de rodillas en reverencia. Sentí como si fuera un momento de resurrección. Sí, sus cuerpos muertos y abusados estaban allí, pero sus almas estaban con el cariñoso Salvador».

 

 El general José Guillermo García, Ministro de Defensa, el coronel Carlos Eugenio Vides Casanova, Director General de la Guardia Nacional, el Teniente Coronel Óscar Edgardo Casanova Vejar, Comandante del destacamento militar de Zacatecoluca, el Coronel Roberto Monterrosa, el Mayor Lizandro Zepeda Velasco y el Sargento Dagoberto Martínez estaban al corriente de que miembros de la Guardia Nacional habían cometido esos cobardes asesinatos, pero hicieron todo para demostrar la inocencia de las fuerzas de seguridad. Ocultaron hechos para entorpecer la investigación y proteger a los autores materiales y a quienes dieron la orden.

 

La actitud de los implicados constituye una flagrante violación a todo lo prescrito por el derecho internacional en lo referente a los derechos humanos, se trata de un crimen de lesa humanidad, que no prescribe y que su gravedad exige se aplique el principio de Jurisdicción Universal o de extraterritorialidad y de imprescriptiblilidad, sin embargo la justicia salvadoreña nada ha hecho para castigar a los culpables.

 

Tomado de El Independiente

https://www.alainet.org/fr/node/170210?language=es
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS