Diálogo: ¿Bajo qué condiciones?
- Opinión
Honduras vive un momento crucial y de oportunidades que quisiéramos avanzar en el cambio de las reglas del juego. El descontento y la indignación de la ciudadanía por el saqueo al Instituto Hondureño de Seguridad Social, IHSS llegó de forma inesperada, pero ahora se convierte en una necesidad saber acompañar a ese movimiento denominado indignados e indignadas, en su mayoría acuerpado por las juventudes y sus diversidades.
Este movimiento hace que surjan nuevos actores que en momentos anteriores estuvieron relegados y que ahora quieren desmarcarse con coyunturas anteriores. Su lucha es clara: la denuncia y rechazo contra la corrupción que tanto daño ha hecho al país.
La realidad nos demanda saber acompañar todo el descontento y convertirlo en propuestas que logren la articulación de todos los sectores, sin exclusión alguna, pero que vean en la fuerza juvenil la oportunidad de crear propuestas que reconstruyan este país acaparado por un reducido grupo que no ha sabido administrarlo de la mejor forma para lograr brindar oportunidades a las mayorías.
El movimiento de la indignación surgió porque el actual modelo no les da la oportunidad de un proyecto básico de vida, sino que sigue ahondando más las problemáticas de desempleo, pobreza, inseguridad y violencia. Saber dar lectura y acompañar a este nuevo actor que llena las calles, debe ser un compromiso de todos los sectores del país solo así podremos avanzar en sentar las bases de una nueva institucionalidad y un Estado de derecho.
Luego de varias semanas de estar en las calles es momento de avanzar a la construcción de contenidos. Cómo propiciar un diálogo nacional e incluyente, donde todos los sectores estén involucrados, donde no se permite el dominio y control o se crea que unos deben estar subordinados precisamente a esa clase política que es la responsable de la corrupción e impunidad.
Ese espacio de diálogo debe poner el interés de todos los sectores, de manera particular de aquellos que sean excluidos y que como consecuencia del saqueo al seguro social siguen siendo vulnerados. El diálogo debe avanzar por juzgar y castigar a los responsables de este acto de corrupción y tantos más que han ocurrido en Honduras.
Todo esto pasa por no olvidar a esas juventudes que se han movilizado por construir un país distinto, donde haya oportunidades, donde las reglas del juego cambien para ellos, quienes están proponiendo nuevos caminos para enrumbar ésta Honduras.
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