Este es el segundo de una serie de artículos que escribiré sobre la política exterior de Estados Unidos, el mismo va dedicado a  El  Salvador.  Quizás algunos lectores estaban esperando un artículo sobre otro país, les explicaré porqué  he seleccionado este hermano país centroamericano.

Los Planes de Pacificación del Premio Nobel de la Paz tienen un orden interno,  que no es caprichoso, está determinado por una serie de factores e intervienen en los mismos distintas agencias del gobierno estadounidense, principalmente la CIA, el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado.

El objetivo es ir eliminando esos “focos de resistencia” a la hegemonía capitalista, que como ellos mencionan con frecuencia, afectan la Seguridad Nacional de Estados Unidos.  No importa lo lejano que se encuentren de dicho país.  No es posible atacarlos todos al mismo tiempo, para cada uno hay un plan específico y un momento determinado. El gobierno del Premio Nobel de la Paz ha decidido que este es el momento de eliminar el foco existente en El Salvador.

Siempre se trata de eliminar al que consideran se encuentra más débil, piensan les será más fácil y al que  le costará mayor trabajo poder recibir ayuda de otro país que tenga sus mismos ideales de independencia y soberanía.

En el caso de El Salvador,  las más pequeña de las  repúblicas centroamericanas, tiene fronteras con Guatemala y Honduras, está cercana a Nicaragua, con la que la frontera es marítima, lo que influye en la posibilidad de ayuda que pudiera recibir en caso de una acción estadounidense contra el gobierno legítimamente constituido.

El gobierno actual es el resultado de una elecciones totalmente democráticas, en el que el vencedor fue el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, una organización que durante un tiempo mantuvo como premisa la lucha armada y que posteriormente se volcó a la lucha electoral que le proporcionó la llegada al gobierno del país. Este gobierno y sus objetivos, no son del agrado de Estados Unidos, que se sentiría más cómodo si al frente del mismo estuviera un gobernante como el que se encuentra en Honduras, por ejemplo.

En estos momentos los planes injerencistas de Estados Unidos contra El Salvador están enfocados en distintas direcciones.  Los medios de comunicación, que se encuentran en manos privadas, se están utilizando para crear malestar en la población y principalmente dentro de las fuerzas armadas, donde se promueven reivindicaciones salariales y se difunden rumores  y comentarios contrarios a la estabilidad y la paz interna del país.  Detrás de todo esto no solamente se encuentra la Embajada de Estados Unidos, sino también el Pentágono que mantiene vínculos con un número de militares salvadoreños.

 Los propios medios de comunicación, a mediados de julio, iniciaron una campaña de desestabilización del país, con el propósito de fomentar un golpe de estado, tal y como también lo ha organizado el gobierno estadounidense y su presidente el Premio Nobel de la Paz, en Venezuela y Ecuador. Se plantea que detrás de esta campaña se encuentran un grupo de organizaciones afines y financiadas por Estados Unidos, dentro de ellas, el partido de oposición Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), de triste recordación para el pueblo salvadoreño.

El Plan de seguridad que está iniciando el gobierno de El Salvador, titulado “El salvador Seguro” para combatir la violencia y el crimen organizado, también afecta los intereses de Estados Unidos. Precisamente lo que necesita el imperio es que en el país se promueva un estado de ingobernabilidad, donde elementos seguidores de las  instrucciones  estadounidenses e involucrados en el tráfico de drogas, incrementen la inseguridad y sea necesario el llevar a cabo un golpe de estado, o  la intervención de las tropas yanquis, para mantener el orden y “salvar” la vida de la población.

Los planes contra El Salvador están fundamentados, como es lógico pensar, en el mantenimiento de la Seguridad Nacional de Estados Unidos, que mantiene la idea, promovida por el Pentágono, de construir una carretera desde El Salvador hasta la costa atlántica de Honduras, lo cual resultaría un importante medio estratégico que permitiría a sus fuerzas militares trasladarse en un breve plazo de tiempo del Océano Pacífico al Océano Atlántico. Con Honduras no existe el más mínimo problema, si existiera, con dar otro golpe de estado solucionarían la situación. El problema es el gobierno de Salvador Sánchez Cerén, en el que no tienen la misma confianza y resulta más práctico quitarlo del medio que convencerlo.

Otro asunto que conspira contra el actual gobierno de El Salvador son los planes de integración que desarrolla Estados Unidos, en los cuales el gran beneficio es para ellos y las migajas para los otros países. La Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte, constituida por Guatemala, Honduras y El Salvador, no aporta los resultados que Estados Unidos espera, ni ha impulsado las reformas que ellos requieren para poder apoderarse de dichos países.  

En estos momentos, el énfasis está dirigido a incrementar la cantidad de países que suscriban el Acuerdo del Pacífico, donde ya se encuentran Chile, Colombia, México y Perú.  El Salvador cuyas costas están precisamente en el Pacífico, pudiera integrarse, pero existe una dificultad, el gobierno del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional exigirá lo que otros no han hecho y eso sería un serio problema para los intereses de la clase dominante estadounidense, que ha dado la tarea a Barack Obama de actuar en esto como su principal representante.

Los pueblos del mundo se sienten solidarios con el actual gobierno de El Salvador y están seguros que el pueblo salvadoreño mantendrá su independencia y soberanía ante los intentos “pacificadores” del Premio Nobel de la Paz.

- Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico, El Heraldo (Cuba) arahnes@cubarte.cult.cu