El problema migratorio: uno del mundo globalizado
- Opinión
Con frecuencia nuestros problemas domésticos no nos dejan ver la magnitud e importancia de problemas cada vez más globalizados, con lo cual pareciera que tuviéramos una mirada demasiado parroquial del mundo global, aunque influye en esto, sin duda, el poco peso que los medios de comunicación les asignan a los temas internacionales.
El fenómeno migratorio forzoso contemporáneo es uno de los problemas más relevantes y refleja no solo la cantidad de conflictos armados que se viven en el mundo actual, sino también condiciones económicas precarias rayando en ocasiones con la miseria, así como exclusiones religiosas, políticas y culturales.
Los países del capitalismo temprano como Europa y América del Norte viven esta circunstancia de ser receptoras de migraciones poblacionales masivas. La situación en Oriente Medio, teniendo como epicentro la guerra interna en el Irak, que la invasión norteamericana del gobierno de George W. Bush contribuyó a crear, así como la guerra interna de Siria, ambas teniendo como un actor determinante el denominado Estado Islámico, grupo extremista islámico que se ha convertido en el gran canalizador de muchos de los grupos irregulares de esta orientación y que con prácticas militares y terroristas bastante condenables, ha generado suficiente pánico en la población civil, que ha estimulado movimientos poblacionales masivos buscando dónde guarnecerse de esas prácticas brutales. Allí hay un volumen muy grande de desplazados producto de estas acciones; pero no hay duda que también varios de los gobiernos de la región han sido propiciadores de prácticas de terror sobre sus nacionales que igualmente los ha llevado a tomar el camino del exilio; entonces tenemos en esta región del Medio Oriente y de Asia Central contingentes de población gigantescos que toman el camino de la migración forzosa.
Pero igualmente de otras naciones africanas, tanto del Norte de África , como de África subsahariana han migrado masivamente, no solo por las situaciones de guerras internas o destrucción de los Estados, tipo Libia, sino también por condiciones de miseria, hambre y enfermedades, esas poblaciones no tienen ningún temor en arriesgar sus propias vidas viajando en embarcaciones muy riesgosas e inseguras con tal de lograr llegar a esa especie de ‘esperanza salvadora’, que es el otro lado del Mediterráneo.
En el caso americano, tenemos la persistente y continua migración de centroamericanos, caribeños y mexicanos -estos en un buen número de forma estacional- a los Estados Unidos, fundamentalmente por razones económicas y que origina frecuentes expulsiones masivas y que hace poco dio lugar a la destemplada opinión antilatinoamericanos de un precandidato republicano. En la región andina no hay duda que hemos tenido en los últimos años una alta migración forzosa de colombianos hacia Ecuador por razones del conflicto armado, y la persecución de población por diversos tipos de actores armados, es decir, un alto volumen de refugiados internacionales. Hacia Venezuela ha habido un alto flujo de colombianos a lo largo del tiempo, básicamente por razones económicas y por momentos también migrantes forzosos asociados al conflicto armado, igual que a Panamá. Para no mencionar los flujos de migrantes entre Haití y República Dominicana, igualmente por razones económicas, o los de bolivianos a Argentina en el pasado reciente, por similares razones.
Sin embargo, respecto a las medidas regulatorias internacionales, estas no responden al nuevo contexto de un mundo globalizado; se sigue mirando el problema con la lógica antigua de los viejos Estado-Nación del Siglo XIX. Las realidades desbordan las medidas y se generan grandes problemas frente a los cuales se muestran incapaces y solo responden con medidas paliatorias cuando el tema se agudiza y hiere la sensibilidad internacional o represivas para intentar proteger su pequeño mundo.
No hay duda que el fenómeno migratorio, tanto por razones de desplazamiento forzado interno, como por razones económicas, es una problemática que cada vez más va a golpear el orden internacional, hasta el punto de intentar poner el tema migratorio como uno de seguridad nacional e internacional , pero realmente refleja la complejidad de las grandes disparidades internacionales, de grandes expectativas de una sociedad consumista creadas por los medios de comunicación y las precarias condiciones de vida de crecientes sectores poblacionales en el mundo.
¿Podríamos esperar un marco regulatorio a los flujos poblacionales más realistas y que se acerque más a la realidad del mundo actual? No parece posible y no debemos por ahora hacernos muchas expectativas.
Domingo 6 de Septiembre de 2015 - El Colombiano
- Alejo Vargas Velásquez, Profesor Universidad Nacional, Colombia.
Twitter: @alejovargasve
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