¿Hasta dónde se eleva el grado pertinente de cultura política socialista en la cotidianidad cubana? El conflicto entre el compromiso social y la pertinencia cultural (política) debido a la insuficiente actualización de los individuos con responsabilidades institucionales o profesionales, se tensa al máximo, al ser necesaria la ocupación de tales funciones por personas “leales” pero culturalmente disfuncionales; es un conflicto muy serio durante el perfeccionamiento radical socialista de la sociedad cubana.

Sin verborrea insustancial previa debemos exponer algunas dificultades que de una forma u otra impiden el avance coherente de ese proceso de perfeccionamiento socialista:

1. La desactualización en cultura política, en tanto nivel pertinente de cultura general. No pocas personas conservan auto clavadas sus cabezas con presillas a la pared de un analfabetismo funcional que les lleva a tratar de avanzar socialmente solo del cuello para abajo.

2. Una mezcla harto tóxica de compromiso social y facilismo; llegando a límites imprevistos de mediocridad, que dispensa cualquier error subjetivo hasta la desidia más apabullante.

3. Confundir la autoridad que la población delega en determinadas personas a cualquier nivel con dispensas acreditadas a título personal y sin otro compromiso de velar por sus intereses personales.

4. Confrontarse con las generaciones más jóvenes como si con individuos totalmente equivocados o disléxicos.

5. Huir de la interacción intelectiva y práctica con la complejidad de los asuntos y problemas sociales.

6. El aumento creciente, rayado en lo inaudito, del consumo en adicciones como el alcoholismo; y ciertas variantes de barbitúricos de los que el mismo alcohol es portero. Ser abstemio o beber con responsabilidad se percibe como un atavismo dentro de la cotidianidad cubana actual.

7. La tendencia hacia un consumo acrítico de los refrendes culturales de la actual hegemonía capitalista, incidiendo de manera extrema en los dispositivos digitales para la transmisión y recepción de datos o información. O su demonización inexplicable.

8. La permanencia de personas ineficientes en puestos de responsabilidad profesional atendiendo a elementos ignaros de la meritocracia, y la conservación a todo trance de cúpulas empresariales o de la burocracia sometidas a esos fines.

9. La ralentización que se experimenta en la sustitución de determinados cuadros empresariales ineficientes; y en algunos casos su apuntalamiento, creándoles plazas de asesores con que abrirles una sombrilla durante el diluvio eventual de problemas. Tales problemas crean “corto circuitos” muy difíciles de reparar, sobre todo si los reparadores resultan los mismos que los provocaron. Nadie debe mal discernir que los méritos acumulados durante una etapa de su vida lo impermeabilizan para ocupar un cargo de responsabilidad solo porque puede ser percibido por los de “arriba” como alguien “leal” que no forme ni se busque problemas. Como un “fiel” incondicional.

10. La autosuficiencia imbécil en todas sus manifestaciones.

La rectificación radical socialista exige gente profesionalmente culta, capacitada y honesta, comprometida con el proyecto emancipatorio tenga o no carnet del partido o de la juventud comunista, sea o no un entusiasta eventual de las fiestas del CDR. Cultive la religión que sea; con independencia de su opción sexual. No importa que sea más o menos simpática, más o menos gregaria. Haya tenido o no la posibilidad de cumplir una misión internacionalista. La revolución socialista necesita de la gente honesta, decente y con responsabilidad cotidiana como su modo normal de vida.

La revolución socialista nos necesita a todos cultivados, honestos y antiimperialistas.