Las células durmientes y el cambio climático COP21
- Opinión
Las células durmientes tienen una original denominación biológica, se refieren a células cancerígenas, que emergen, después de una largo período de haberse curado el paciente. Ahora las popularizan, los combatientes del denominado Estado Islámico, (EI) quienes no son más que una temeraria, brutal y anti-humana corporación hacedora de los más inusuales actos criminales de guerra.
Estas células durmientes, aparentemente, emergieron a principios de este siglo en territorio iraquí y sirio; desde allí, acéptenlo o no, están funcionalmente diseminadas en todo el continente europeo, Medio Oriente, en el cinturón tropical del África y, posiblemente, en espacios geográficos-estratégicos, donde exista una inconformidad o rebeldía social-política acumulada. Proclive a radicalizarse e incorporarse en acciones terroristas.
El EI es uno de los fenómenos políticos más siniestros y extraños en la historia de la humanidad. Es un movimiento de corte e ideología fundamentalista, integrado por varias tendencias terroristas. Reivindica el Islam, asignándole, la autoridad religiosa sobre los musulmanes del mundo entero, con una identidad de ejecutar la violencia por la violencia. Allí se resume, el accionar que nos han venido dejando perplejos, bocaabiertos, confusos y llenos de incertidumbres ante los inusitados actos de terrorismo, recientemente vividos de manera consecutiva, en Malí, París, Líbano, Túnez y amenazas continentales por doquier.
Las células durmientes inician su reclutamiento desde la edad de 13 años. El 25% de sus integrantes son mujeres y los combatientes secuestran y se pasan entre sí a las mujeres, usadas como esclavas sexuales. Su nueva identidad es llevar la causa islámica hasta la muerte, dada o recibida. La vida personal y la de los demás no tienen ningún valor. Se drogan, torturan, mutilan y matan sin ningún escrúpulo. O te conviertes o mueres, normalmente degollado. El asesinato es ensalzado como «un acto dirigido a la purificación del mundo».
Toda esta criminal locura, posee una extraordinaria base de financiamiento y de alta calificación científica-tecnológica. Se constata, su creación corporativa por iniciativa del complejo militar francés-norteamericano y se sustenta su operación, por la coalición militar de la OTAN. Siendo su principal apoyo financiero, el capital sionista y especulativo norteamericano. Manejar las refinerías de Baiji en Irak, controlar los yacimientos de Alepo en Siria y contrabandear el crudo vía Turquía, requiere sencillamente de apoyo y experticia. Se calcula que esta corporación criminal y terrorista trafica al día más de 300000 barriles de petróleo (2015-RT). Asegura el director adjunto del Instituto Nacional de Energía ruso, Alexander Frolov, en declaraciones al diario 'Komsomolskaya Pravda'. Según Frolov, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan y varias empresas de ese país, tienen interés en el auge del Estado Islámico, por ser un proveedor de petróleo barato. "Si puedo elegir comprar petróleo en un lugar a 40 dólares y en otro lugar a 25, por supuesto que elegiré comprar el más barato", opina el experto, quien además sostiene que, bajo control del EI, se encuentran nueve yacimientos petroleros en Siria. Asimismo, Frolov estima que son "cientos de millones de dólares mensuales" las ganancias que Turquía obtiene con la reventa de petróleo de contrabando suministrado por los grupos terroristas. (2015-RT)
Este camuflado ensayo de la coalición occidental, a través de los que han denominado el EI, tiene como objetivo supremo balcanizar y fragmentar a varios países del Medio Oriente, para definitivamente hacerse de las reservas de crudo que van quedando en sus campos, logrando también la progresiva desestabilización de los países musulmanes.
Este ilimitado y perverso ensayo de guerra no convencional, sin diplomacia y difusa e integrada a lo religioso-cultural-militar-político-social-económico, lleva también implícito el capturar espacios vacíos de razones ideológicas e insatisfacciones culturales personales. Malsanamente se ha mediatizado la difusión de la tesis norteamericana de que la religión musulmana es un supuesto factor de violencia. Sus argumentos: la violencia histórica cristiana por siglos (las cruzadas) e incluimos las últimas décadas; las desigualdades sociales-ambientales mundiales que se siguen haciendo más evidentes por los sistemas de ambiciones capitalistas y la islamofobia (incomprensión del islam como religión y cultura). Al parecer es la base que motiva al islam violento.
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En Uganda (27/11) volvía el Papa Francisco a pregonar la obligación de buscar la paz, evitar la guerra. También señalaba el carismático líder católico; ¿qué les queda a los jóvenes del mundo, si no tienen oportunidades de estudio, de trabajo creativo? ¿Hacer del ocio constructivo? Las opciones son: delinquir; suicidarse o caer en el engaño o manipulación, por estos grupos de clara identidad violenta. Insistía el Papa; responder a la violencia con la violencia no resuelve ningún problema. Lo agudiza y eterniza.
La respuesta de Occidente ante los atentados de París y los avances del EI, en especial del país galo (iniciadores de terrorismo moderno) y su Presidente François Hollande, de avanzar con más guerra y violencia, no solucionará esta compleja situación. Se exige, definitivamente reflexionar en el cambio del sistema y un nuevo “contrato social”, para avanzar en un nuevo modelo social civilizatorio, el cual erradique esta enloquecida violencia estructural, que nos han impuesto las células durmientes del EI. Esta gruesa solicitud, en París, se iba a debatir con creces estos próximos días.
Independientemente, de las sostenidas amenazas de terrorismo, que ahora si han llegado para quedarse, se protesta por la acción unilateral y sin consulta, que el Gobierno Francés, asumió de cancelar partes de las actividades agendadas para la Cumbre de los Cambios Climáticos COP21. Siendo este espacio la cita más importante para tratar de salvar la vida del planeta y que se complejiza aún más, por las posiciones autoritarias, los bombardeos y el deterioro ambiental que agresivamente han asumido en contra de Siria y otros espacios.
Es de resaltar que la participación de los movimientos sociales en la COP21 no son actividades adicionales, ni mucho menos de diversión o distracción del evento principal. Son parte integral de todos los procesos que allí se generan. Negar las posibilidades de continuar insistiendo, presionando y empujando avances, para que se entienda y actué en frenar las causas-consecuencias de los cambios climáticos, son actos de violencia. Recordemos que los cambios climáticos son violentos y lentos. Están conviviendo con nosotros y no hay formas de liberarnos. Por ello, para frenar la continuidad de las causas estructurales que han generado las consecuencias extraordinarias de los cambios climáticos, debemos actuar de inmediato y movilizarnos permanentemente.
Insistimos que, cuando los gobiernos y las transnacionales fracasan en tantas negociaciones, es hora de actuar por un modelo de inclusión social que valore y tome en cuenta todas las formas de vida sobre del planeta; hay que continuar con la protesta, con el debate, con las manifestaciones y las múltiples acciones, que debemos encauzar, para aminorar las tantas tensiones sociales y ambientales que estaremos confrontando.
Referencias bibliográficas
¿Cuánto gana Turquía con el Petróleo que obtiene del estado Islámico? (2105) en línea, RT
https://actualidad.rt.com/economia/192641-
@17MiguelAngel
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