Refugiados: Elogio a la hipocresía
- Opinión
Ni la pregunta y mucho menos la respuesta, tienen alguna importancia, pero quizás como mera curiosidad surge la reflexión: ¿Alguna vez Europa se repondrá moralmente de la solución que ha encontrado a la cuestión de los refugiados?
Ya sabemos la Historia es generosa y, según se ve, olvidadiza. Europa si no logra reponerse, hará lo que hizo con la República Española, a la cual le regaló un tirano durante 40 años, que le alejó el fantasma rojo de la Península, o cuándo apostó a Hitler, quien parecía ser el hombre indicado para terminar con la peste comunista que soplaba del oeste, o apenas ayer, l cuando que hizo lo que hizo en los Balcanes.
Ninguno de los políticos europeos ha hecho un mea culpa acerca de su responsabilidades con los millones de personas de África y Medio Oriente, que, solo en lo que va de este siglo, han debido abandonar sus vidas, sus casas y sus historias a causa de las patológicas políticas de saqueo, por parte de ellos y de su gran socio norteamericano.
Desde la medianoche del domingo 20 de marzo, los 28 jefes de Estado que componen la Unión Europea (UE) han decidido cerrar las puertas a todos los “migrantes irregulares” tras acordar en Bruselas el viernes 18 el muy demorado arreglo con Turquía, que una vez más se compromete a recibir a todos los seres humanos que la UE le envíe desde Grecia, a partir de ahora.
Los ultraderechistas europeas Víktor Orbán, Primer Ministro húngaro, y Jaroslaw Kaczynski, el hombre fuerte de Polonia, han impuesto sus principios. Ángela Merkel, la canciller alemana; Donald Tusk, el ex primer ministro de Polonia y actual presidente del Consejo Europeo, y el luxemburgués Jean-Claude Juncker , presidente de la Comisión Europea, han cedido, una vez más, a las imposiciones de Ankara y han debido bajar, honorablemente, la cabeza frente al Primer Ministro de Turquía Ahmet Davutoğlu.
Ahora los refugiados sirios, iraquíes y afganos, saben que si no logran cumplir todos los “requisitos legales” para entrar a Europa apenas se los encuentren ilegales en Grecia, serán devueltos a Turquía de manera sumaria y los miles de euros que han debido invertir para la aventura habrán naufragado en el Egeo, como muchos de sus compatriotas. Además se les agrega un último castigo: quién sea deportado, su nombre irremediablemente pasará a ser el último en la lista de los que pretenden instalarse en Europa.
Obviamente, el acuerdo cumple con todas las leyes europeas e internacionales: “cada migrante será tratado de forma individual, con todo el respeto y dignidad”, ha declarado Tusk, tal cual han tratado las tropas de la OTAN a los prisioneros que han masacrado en las cárceles de Afganistán e Irak o a los miles de civiles convertidos en “daños colaterales” por donde han pasado las tropas occidentales.
Mariano Rajoy, el jefe del gobierno español, han regurgitado: “Hemos logrado un acuerdo razonable, conforme a la legalidad y que pretende dar una respuesta eficaz al drama actual de los refugiados”, batiendo así, una vez más, sus propios records olímpicos de hipocresía.
El acuerdo “temporal y extraordinario”, no alcanza precisar en qué condiciones vitales deberán esperar los refugiados antes que sus peticiones sean resueltas. El proceso burocrático parecería estar negociando la importación de café, antes que el destino de los casi 4 millones de seres humanos, que acarician la loca pretensión de tener una vida, mientras aguardan en Turquía.
Un minué sobre el Bósforo
El agitado, demorado y publicitado acuerdo entre la UE y Turquía, si bien en los papeles parecería estar en orden, tiene un cantidad de requisitos burocráticos y materiales que lo hacen extremadamente complejo de llevar a cabo y en un tiempo más o menos inmediato. Por lo que la fecha del 20 de marzo solo marca el inició de un largo y engorroso minué que tendrán que bailar los refugiados sobre el Bósforo, el estrecho que separa a la Turquía europea de la asiática.
En la sociedad contemporánea todo es plata y de ello se trata fundamentalmente este acuerdo, Turquía, por fin ha podido destrabar los 3 mil millones de euros que esperaba desde noviembre por parte de la UE, dinero que comenzará a llegar de manera inmediata para paliar las primeras necesidades del presidente turco Recep Erdogan, a cambio de contener a los refugiados. Se sabe que solo el 10% de los 2 millones 700 mil sirios que han llegado a Turquía desde el comienzo del conflicto viven en campos de acogida, el resto se ha desperdigado por el país intentando hacer su vida mientras conseguían la forma de llegar a Europa. A partir de 2018, Erdogan contará con otros 3 mil millones de euros, para seguir sustentando a los refugiados.
Ankara espera también resolver en estas negociaciones la supresión de los visados para sus ciudadanos que quieran viajar a Europa y aspira también a abrir las negociaciones hasta ahora descartadas para el ingreso turco a la UE. Lo que daría a Erdogan el aire que está necesitando desesperadamente para mantenerse en el poder tras innumerables acusaciones de corrupción, represión y violaciones a los derechos humanos.
Turquía en los acuerdos se compromete a combatir el tráfico de personas, impedir la salida de refugiados desde sus territorios y a readmitirlos, garantizando la “protección total” a los refugiados que les sean devueltos.
Por su parte, Grecia se encuentra desbordada por la presencia de refugiados en su territorio, ya que las restricciones impuestas por Macedonia han impedido el flujo hacia el norte. Han quedado varados en el país heleno cerca de 100 mil refugiados. Atenas deberá “limpiar” islas como la de Lesbos y otras próximas de migrantes ilegales, para que, de aquí en adelante sean individualizados los que tendrán que retornar a Turquía de producirse algún nuevo arribo.
En 2015, más de 885 mil refugiados llegaron de manera irregular a Grecia, de ellas 876 mil lo hicieron desde Turquía.
El acuerdo se centra fundamentalmente en los euros que Bruselas desembolsará y que son muchos, más aún en tiempos de crisis, y la capacidad política de Erdogan para sustentar el acuerdo.
Europa ha mirado al costado respecto a las denuncias rusas sobre el negociado petrolero que la familia Erdogan ha desarrollado con los líderes de Estado Islámico, de lo que ya hemos dado cuenta en estas páginas. Quizás una devolución de gentilezas por el silencio que Erdogan guarda, ya que él fue un factor clave para encubrir el apoyo europeo a las fuerzas que operaron y operan contra Siria, por lo que a nadie le sirve hacer demasiada memoria, ni mostrar demasiados pruritos.
El último atentado en territorio turco producido el sábado 19 en Estambul, que dejó 5 muertos y 35 heridos, que, según fuentes oficiales sería obra de un suicida del Estado Islámico, podría ser producto de una campaña publicitaria de Erdogan para demostrar cuanto se sacrifica Turquía por Europa y los refugiados.
Por siniestro que pudiera parecer, en la especulación nada se debe descartar cuándo tienen el poder quienes han hecho de la hipocresía una forma de vida.
Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC
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