Los veneros que nos escrituró el diablo (II)
- Opinión
2ª parte
La siembra del petróleo de que hablamos, fue una intención con diversos resultados en Latinoamérica y el Caribe. Tal vez tuvo mayor respuesta en México (década de los 30s del S. XX), si bien otras naciones utilizaron tales recursos para el implante o mejora de su mercado interno, sobre todo en América del Sur, apoyando sus procesos de crecimiento, en buena medida en los recursos producidos por la venta de su petróleo -Colombia, Ecuador, México y Venezuela fundamentalmente- si bien con diferente signo ideológico, organización política y resultados sociales.
En el Sur se crearon significativos procesos de integración regional que abarcan diversos campos de la vida de relación entre los países que los conforman, con la perspectiva de lograr una unidad a lo largo del tiempo. En la Cumbre de Jefes de estado y de Gobierno, Argentina (Mar del Plata, 2005) ocurrió un hecho histórico al rechazar claramente el ALCA. que Estados Unidos y Canadá - secundados por México y su entonces presidente, Vicente Fox- querían forzar a toda costa como una prolongación del ya existente Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA, en inglés), que vino a terminar la destrucción del mercado interno de la nación azteca. http://www.prensa-latina.cu/Dossiers/cumbreamericas/cuartac-antecedentes.html
La diplomacia de la región impulsa la soberanía sobre los recursos naturales de cada país –con las excepciones señaladas- y “más y más autónoma y mejores negocios, para el caso de otros, toma cuerpo en 2008 la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), y en diciembre de 2011 la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). La celebración de estos dos procesos, que cuestionan de manera abierta y efectiva el tutelaje que por décadas ejercieron los Estados Unidos en la región, se presenta al mismo tiempo que EEUU pierde su hegemonía como potencia en un mundo unipolar (Vea, Osvaldo León, “Participación social, cultura y comunicación” ALAI, diciembre de 2012 en: http://www.voltairenet.org/article123584.html ).
Así se fortalecen los empeños de los países –en especial los del Cono Sur- para reconquistar su soberanía económica, incluyendo tareas conjuntas apoyadas en los recursos petroleros, en particular de Venezuela y Brasil, que reducen considerablemente la pobreza. En lo internacional logran una agenda diplomática conjunta, para afrontar cambios que la economía de las grandes potencias imponen, ante el rechazo abierto o soslayado del mundo dependiente de ellas. Claramente se cuestiona la hegemonía regional que cada posición imperial ejerce sobre un conjunto de gobiernos (el patio trasero del imperio mayor en nuestro caso), tanto en los organismos multilaterales como en la práctica. En el mundo cambiante actual las supremacías están a debate.
La región estaba aprovechando directamente en beneficio de sus pobladores, los rendimientos de su petróleo. Internamente se aplican políticas públicas para un mejor manejo y en condiciones positivas de los recursos naturales (tierra, agua, energéticos, minerales) logrando rendimientos diferentes, no solo económicos, sino en su aplicación social y para la preservación de la biodiversidad y sus consecuencias.
Brasil por ejemplo, logra –en combinación con Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador y otros- colocar en el centro de sus preocupaciones a la Amazonía como perímetro de preservación. Esta zona posee la selva más grande de la tierra (siete millones de km²) equivalente a 40% del territorio sudamericano. Se extiende por nueve países dando abrigo, vida y cobijo a gran parte del continente. Dicha Cuenca alberga a más de 30 millones de personas, distribuidas en nueve países: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Guayana Francesa y Surinam.
En su territorio hay petróleo –uno de los elementos de codicia de los imperios-. Según la OPEP en el mundo hay 1,65 billones de barriles, o sea 262 billones de litros (262 km³). De mantenerse constante la producción de 83 millones de barriles al día habría petróleo para 54 años. Venezuela -país con más reservas probadas- al ritmo actual de producción tendría petróleo para más de 300 años y Arabia Saudita para 70. Los países amazónicos que poseen petróleo en producción o con reservas probadas son: Venezuela, Brasil, Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia.
https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_reservas_probadas_de_petr%C3%B3leo
Tales reservas o explotaciones, en su caso, son motivo de poderosos intereses externos, que en colusión con empresas y capitales nacionales, pretenden el poder político de las naciones para su explotación inmisericorde, contraria a las políticas públicas que –en algunos lamentables casos como Argentina y Brasil, están en suspenso- mismas que lograron abatir la miseria y pobreza de sus habitantes, a niveles tan altos, que no existen antecedentes similares en ninguna otra región o país planetario.
Dos tercios de la población amazónica vive en Brasil y más de la mitad en centros urbanos. Siempre ha sido habitada por comunidades muy diversas. Hoy viven allí unos 30 millones de personas, cuyos requerimientos de desarrollo compiten con la necesidad de preservar este gran pulmón planetario, que juega papel crítico en la regulación del dióxido de carbono en la atmósfera. Su deforestación tiene un impacto directo en el cambio climático, tanto por la pérdida de bosques y selvas que “reciclan” el aire, como porque su quema provoca más del 20% anual de emisiones de gases con efecto invernadero a la atmósfera. http://wwf.panda.org/es/nuestro_trabajo/iniciativas_globales/amazonia/problemas_en_la_amazonia/
Es la segunda área más vulnerable del Planeta después del Ártico, aseguran científicos. La destrucción de la selva hace que se libere más CO2 a la atmósfera, aumentando las temperaturas promoviendo, en un círculo vicioso, las sequías en el propio Amazonas. Allí conviven cerca del 30% de las especies. Se dice que un sólo arbusto amazónico contiene más especies de hormigas que toda Gran Bretaña. La Amazonía desempeña un papel fundamental en el ciclo del carbono que ayuda a definir el clima del planeta.
La vegetación tropical del mundo retiene cerca de 200 mil millones de toneladas de carbono. De allí unas 70 mil millones de toneladas son procesadas por los árboles amazónicos. La deforestación significa que más carbono se convierte en dióxido de carbono y una vez que los bosques desaparecen, desaparece también la capacidad de absorber el carbono producido por autos, plantas energéticas y fábricas. Se calcula que en la actualidad la Amazonia absorbe cerca del 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono de combustibles fósiles. http://wwf.panda.org/es/nuestro_trabajo/iniciativas_globales/amazonia/problemas_en_la_amazonia/
Se estima que un 20% de expulsiones anuales de gases invernadero provienen del aclare para actividades agropecuarias, de selvas tropicales alrededor del mundo. La región Latinoamericana-caribeña, posee otros bosques y selvas que son motivo continuo y creciente de talas y quemas. Según el informe Stern, sobre cambio climático, la pérdida de selvas naturales es un factor que contribuye más a las emisiones globales que el sector transporte. Tal documento advierte que la destrucción de selvas en los próximos cuatro años, podría liberar en la atmósfera más carbono que todos los vuelos hechos desde el origen de la aviación hasta 2025.
Brasil, por ejemplo, está considerado entre los cinco emisores más grandes de gas tipo invernadero en el mundo, debido más a la deforestación que a la quema de combustibles fósiles. Desde 1970 unos 700.000 km2 del Amazonas brasileño fueron arrasados, sobre todo por el auge de la ganadería que impacto negativamente en el trópico húmedo de todo el Continente. Desde 1990, la ganadería en el Amazonas se duplicó -de 26 millones a 57 millones de cabezas de ganado-. Nuevamente el requerimiento de recursos externos aumenta la producción para atender la mayor demanda de exportaciones de carne vacuna, que se asoció con la revalorización de las monedas regionales incrementando la rentabilidad del negocio, que crecía al ritmo de la deforestación y viceversa.
Este fenómeno, jalonado por los intereses de los países ricos, junto al llamado boom petrolero, afectó y continúa haciéndolo, directamente a grupos nativos de esas regiones selváticas, en donde se localizan grupos que viven en condición de aislamiento “voluntario” en zonas profundas de las selvas o en regiones con relación estrecha hacia grupos urbanos y semiurbanos. En muchos de esos sitios se presentaron y continúa ocurriendo ahora, conflictos con quienes dan la cara por las petroleras –generalmente amanuenses de aquellas-.
Su lucha, sin mucho o nulo eco en las autoridades regionales o del país a que pertenecen, tiene que ver con el respeto a la tierra en que habitan, pero también porque la contaminación que se produce por la explotación irracional de hidrocarburos y talas está enfermando a esas poblaciones, incluso su vulnerabilidad es atacada con enfermedades “extrañas”. El informe Stern mencionado, da ideas fuerza para intentar frenar y con el tiempo revertir los graves efectos de estas tareas, que fundamentalmente sirven a los intereses de las clases económicamente fuertes dentro de nuestros países y para el alto confort de las naciones poderosas. Ver: http://www.ambientum.com/documentos/general/resumeninformestern.pdf
(Continuará)
Ciudad de México, 19-junio-2016
Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com
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