El día después y la tercería ciudadana
- Opinión
A partir del 3 de octubre próximo –una vez sean revalidados positivamente los Acuerdos para la terminación del conflicto armado en Colombia– se iniciará oficialmente la campaña presidencial para el año 2018. En el Plebiscito de este domingo se juega, en buena medida, parte de esa campaña electoral.
Los promotores del NO, que desde hace varias semanas se sienten perdedores y lo van a ser, usarán la muy segura alta abstención del domingo para justificar su oposición. Su principal propuesta electoral será la “renegociación de los acuerdos” y usarán la amenaza “castro-chavista” (las FARC convertidas en partido político), para “meter miedo”. Su pretensión será unificar a las derechas y mantener la polarización que impida la aparición de una “tercería”.
El gobierno y sus fuerzas neoliberales intentarán reducir el debate electoral a la “construcción de la paz” y al “cumplimiento de los acuerdos”. Con esa estrategia tratarán de impedir que los graves problemas que afectan a la población colombiana como la endémica corrupción político-administrativa, la economía que destruye el trabajo y la naturaleza, la crisis del sistema de salud, el fracaso del modelo educativo y otros, sean temas centrales de la discusión política.
Sin ninguna duda se puede prever que se producirá una recomposición al interior de la coalición de gobierno. Las fuerzas de izquierda reclamarán mayor presencia y las de derecha extrema –lideradas por Vargas Lleras– saldrán del gobierno a mediados de año para construir una nueva coalición en la que el “uribismo” encontrará su lugar. Todos los partidos políticos, en forma “fatal”, sufrirán el impacto de ese reacomodamiento. Será la constante del año 2017.
Los partidos más vulnerables a ese inevitable fenómeno serán la Alianza Verde y el Polo Democrático. Tres comportamientos serán los predominantes: uno, mantener la unidad para poder contar con un candidato presidencial que los represente y/o poder construir una “convergencia ciudadana”; dos, alinearse con la coalición de gobierno en torno al tema de la paz y el post-conflicto; y tres, apoyar al candidato de las derechas extremas en el caso de los “verdes” o alinearse con el proyecto “fariano” en el caso del Polo.
¿Podrá surgir en Colombia una “tercería ciudadana” que impida que se mantenga en el país la polarización entre dos sectores neoliberales (Santos-Uribe) y evite que se convierta nuevamente en el factor determinante en la elección del presidente de la república en 2018? ¿Las fuerzas políticas que aspiran a pasar por en medio de esa polarización serán capaces de construir un “programa de transición” que las unifique para poder competir en condiciones de ganar?
Aún antes de realizarse el Plebiscito, independientemente de sus resultados, todo apunta a que Uribe y Santos se debilitaron enormemente. Si no fuera por las fuerzas de la ciudadanía movilizadas por la izquierda y por sectores independientes, el desgaste del gobierno en la campaña por el SI hubiera sido más grande. Y en el caso de Uribe, han sido las torpezas de Santos y de algunos miembros de las FARC, las que le han dado aire e impulso a las fuerzas del NO.
Por ello, si se organiza una “tercería ciudadana” que presente un candidato (a) que no polarice entre “derecha” e “izquierda”, que ofrezca garantías de cumplimiento estricto de los Acuerdos, sin ventajas para nadie, sin revanchismos ni venganza, y que a la vez, se proponga enfrentar los problemas más sentidos por la sociedad (como el de la crisis de la salud, el deterioro del medio ambiente y la corrupción), ese movimiento y candidato tendrían muchas posibilidades de ganar.
También depende de la actitud que esas fuerzas políticas asuman frente a los problemas que van a salir a flote en los próximos días. El primero, será la reforma tributaria que con el mote de “estructural” va a incrementar el IVA a la canasta familiar y a rebajar los impuestos a los grandes empresarios. El segundo será en diciembre, con el incremento del salario mínimo. Y el año entrante, “aparecerán” los problemas que habían estado represados u ocultos por el tema de la paz, que obligarán a todo el mundo a asumir una posición clara y visible.
¿Nuevamente las Centrales Obreras y las organizaciones sociales encabezadas por la “izquierda” saldrán con el argumento de que no se puede debilitar al gobierno porque de esa manera se ayuda a crecer al “uribismo”? ¿Se mantendrán una vez más las razones dentro de la izquierda y los sectores democráticos de que es mejor buscar pequeños arreglos y pactos con el gobierno para impedir que la protesta popular se vuelva a expresar con fuerza?
Esos son los dilemas del “día después”. ¡Amanecerá y veremos!
Popayán, 30 de septiembre de 2016
E-mail: ferdorado@/gmail.com / Twitter: @ferdorado
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