Cuando promediaba el primer año de gestión el presidente se auto calificó con un 8, una nota excelente. No es el puntaje que le pondría el grueso de la población, cuando la recesión y alta inflación caracterizaron el 2016. Sus amigos empresarios, un muy bien 10.

Mauricio Macri ganó las elecciones de 2015 con el 51,34% de los votos, en tanto Daniel Scioli por el Frente para la Victoria tuvo el 48,66. En números absolutos la diferencia fue de 680.607 votos.

Si todos los mandatarios electos tienen la obligación de trabajar por el bienestar y la felicidad de todos, de los que los votaron y de quienes no lo hicieron, en este caso la obligación era aún más necesaria teniendo en cuenta la poca diferencia de votos. El ganador debía legitimar su administración para que a un origen finito en votos lo consolidara un apoyo social amplio.

Las cosas no vienen sucediendo así y no serán así tampoco porque los hechos prueban que el presidente y su gabinete de CEOs de grandes empresas está determinado a satisfacer todos los requerimientos del gran capital, el sector financiero, agroexportador y otros segmentos puntuales de la gran industria.

Y a la luz de la realidad, sus disposiciones y la de sus ministros han empeorado la calidad de vida y el nivel de ingresos de grandes sectores de la población.

Con la devaluación superior al 50 por ciento y que llevó al dólar de 9 a 15 pesos, se favorecieron los tenedores de divisas y los que habían adquirido el dólar a futuro. Perdieron los argentinos de ingresos fijos en pesos y la población en general porque los precios de alimentos y otros productos volaron hacia las nubes.

Si a ese combo se le agrega que desde el ministerio de Energía y Minería a cargo del ex titular de Shell, Juan J. Aranguren, decidieron tarifazos de todo el sector energético (gas, luz, agua), más aumentos en combustibles, transporte y el resto de las mercaderías, eso explica el salto enorme de la inflación. Según Ecolatina superó el 40 por ciento en 2016, duplicando la del último año del gobierno anterior. Otro caso donde el relato de la pesada herencia se vuelve como un bumerán en contra del PRO-Cambiemos.

No fue La Cámpora sino el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina quien diagnosticó que durante los primeros meses del gobierno los nuevos pobres eran 1.4 millón y que el nivel de pobreza era del 32,2 por ciento.

Esa inflación le ganó por diez cuerpos la carrera a los salarios. Así se redujo el consumo y si a eso se le añade la apertura de importaciones, casi indiscriminada, durante la gestión de Alfonso Prat-Gay en Hacienda, que sus sucesores Nicolás Dujovne y Luis Caputo incrementarán, se explica mejor la recesión. Miles de negocios han cerrado e incluso grandes empresas, cuyos popes firmaron otra vez e incumplieron un compromiso con el presidente para no despedir personal. Datos preocupantes siguen llegando de la industria textil. La AOT denunció 72 despidos en Coteminas, de Santiago del Estero, con otros 200 despidos en puerta. Y recordó que en Alpargatas hay 3.500 trabajadores suspendidos, con posible cierre en San Luis, donde 120 empleados pueden quedar en la calle. Para muestra basta un botón.

Bajos ingresos

Aquellas suspensiones textiles tienen como origen la apertura de las importaciones. Los despidos en la construcción tienen que ver con la paralización de la obra pública nacional y sus derivaciones provinciales. El último dato provino de Río Gallegos. Electroingeniería despidió a 300 trabajadores como coletazo de la paralización de las represas Kirchner y Cepernic, obras con financiamiento chino por 4.700 millones de dólares. El freno vino por fallo reciente de la Corte Suprema de Justicia y recién se podrán retomar los trabajos luego del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) a cargo de Sergio Bergman, poco propenso al trabajo y de nula formación en la temática.

Otras caídas en desgracia se originan en medidas gubernamentales, como las del ministro de Educación, Esteban “Campaña del Desierto” Bullrich. Dispuso el cese de 400 docentes contratados y de 2.600 tutores del programa de formación docente “Nuestra Escuela”.

Esas medidas son parte del embate de Dujovne por achicar el déficit fiscal, como si el récord absoluto negativo -superior al del kirchnerismo en la materia- tuviera que ver con esos maestros y tutores y no con el desfinanciamiento por el cese de retenciones agropecuarias y mineras, los subsidios a eléctricas y endeudamiento de 16.500 millones de dólares para pagar a los “fondos buitres”.

Los diarios del 5 de enero confirmaron el nivel de “malaria” en los bolsillos, con datos del INDEC de Jorge Todesca. La mitad de la población con ingresos percibió menos de 8.000 pesos por mes, en el tercer trimestre de 2016. Sobre 24 millones de personas que tienen esa clase de ingresos, 60 por ciento de la población total del país, esos 12 millones ganan una suma inferior a la canasta básica total. A setiembre de 2016 una familia tipo necesitaba 12.500 pesos mensuales para no ser pobre.

Comentando aquella información, el Centro de Economía Política Argentina, CEPA, difundió su síntesis el 6 de enero, “Desigualdad - Se profundiza el Cambio con ganadores y perdedores”. Allí afirmó: “el 10% más rico recibía al tercer trimestre del 2003, el 33% de los ingresos, valor que se redujo al 26,5% al segundo trimestre del 2015. Al tercer trimestre del 2016 este segmento de la población volvió a ganar terreno: 29,1% de los ingresos totales. Un 9% más que a mediados del 2015”.

Que el PRO ataque al CEPA por pertenecer al kirchnerismo por medio del concejal Hernán Letcher; la entidad trabajó en base a los datos del INDEC. Y las conclusiones son para todos, independiente de sus pocas o muchas expectativas en la “revolución de la alegría”.

Un sector muy castigado por las políticas de ajuste son los jubilados. El PAMI de Carlos Regazzoni dispuso el cese de la provisión de medicamentos gratuitos a los abuelos que perciban más de 8.500 pesos. Y lo más indignante es que se quiso justificar el achique con el argumento de que “esto es “justicia social” y citando casos de uno en un millón de algún jubilado con un auto cero kilómetro o incluso un yate.

Amigos del presidente

Los amigos de Macri tienen sus negocios florecientes, incluyendo algunos que no lo conocen pero aprovechan de las medidas dispuestas por sus conocidos en común. Dujovne, Caputo, Mario Quintana, Federico Sturzenegger, Carlos Melconián y otros funcionarios que ya no lo son, como Prat-Gay, trabajaron para engrosar las ganancias del capital financiero.

El 17 de noviembre de 2016 Federico Kucher escribía en Página/12 que los bancos “en lo que va de 2016, embolsaron 57.607 millones de pesos, con un alza del 43,9 por ciento en relación a igual período de 2015. Los datos surgen del informe sobre el sistema financiero publicado ayer por el Banco Central”.

La nunca bien ponderada “Patria Financiera” está a la cabeza de los ganadores con el modelo PRO. Y el capital financiero internacional, más sus socios locales, adentro y cerca del gobierno, tendrá nuevas operaciones rentables. Es que Dujovne eliminó la leve traba que tenían los capitales golondrinas para practicar la “bicicleta financiera” en Buenos Aires. Hasta ahora se les reclamaba un plazo mínimo de 120 días de permanencia, y ya no existe esa cláusula. Que vengan cuando quieran y levanten vuelo también cuando otro negocio mejor los tiente en otra plaza. Viva la pepa. Fue una jugada del JP Morgan. Y no contentos con eso, el ministro y su colega Caputo están operando para que las acciones argentinas también ingresen en el índice Morgan Stanley Capital International (MSCI) en junio.

La “lluvia de inversiones” tiene que venir, no importa que no sean productivas ni que duren un mes. Que vengan, aprovechen y salgan, así el gobierno tendrá algunos números positivos para mostrar, como los del blanqueo, aunque en su mayor parte sean de activos físicos y no monetarios.

Un actor decisivo en la victoria de Macri sobre Scioli, fue Clarín. Es muy interesante conocer la evolución y cotización de las acciones del grupo de Magneto a lo largo de 2016. Jairo Straccia y Paola Quain publicaron en el Diario Perfil del último día de ese año su análisis “Grupo Clarín cierra su año de revancha bajo la gestión Macri”.

Allí explicaron que “la acción (de Clarín), que valía $ 87 antes de la primera vuelta en las elecciones de 2015, cerró ayer 30 de diciembre en $ 189, un 117% más”.

Al hacer la historia de cómo la acción de esa empresa fue subiendo, puntualizaron que “el 5 de enero, el decreto que daba por tierra con la ley de medios y extendía las licencias llevó la acción a $ 118”. A comienzos de marzo, “el Gobierno autorizaba al holding a desembarcar en telefonía, dando el OK a la compra de Nextel. La acción ya tocaba los $ 153”. Sobre el final del año la acción trepó más, superando en mucho todo el promedio del índice Merval, que fue del 45 por ciento para el 2016. “La acción de Clarín tocó los $ 199 el jueves 29/12, y bajó a $ 189 en la última rueda del año. La expansión 4G de la mano de Nextel es la gallina de los huevos de oro”.

Cómo será la fidelidad de los CEOs de multinacionales que Cristiano Rattazzi (Fiat), declaró ¡a Clarín! que el gobierno de Macri “se merece un monumento”. ¿Ellos pondrán la plata o también se la harán pagar a los laburantes?

http://www.laarena.com.ar/opinion-macri-saco-el-51-de-los-votos-pero-gobierna-para-el-10-1108236-111.html