Profetas del Odi@

22/05/2017
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
tolerancia-cero.jpg
-A +A

Nuevos discursos emergen en la derecha regional. En contextos de polarización y frente a gobiernos progresistas que han regido prolongadamente, las derechas han radicalizado su discurso de odio. Aun en los casos en que han retornado al poder (Brasil y Argentina) su revanchismo se ha exacerbado a límites inimaginables. El avance de las nuevas tecnologías de información y comunicación (NTIC) y la proliferación de las redes sociales han sido un territorio fértil a la hora de propagar el imaginario político de los sectores que, aunque no necesariamente acomodados, al menos creen serlo, incorporando nuevos estratos a la clase media). Como estrategia de distinción en sociedades de consumo, al igual que en la guerra, todo vale.

 

La masificación de las redes sociales, foros y distintas plataformas virtuales ha servido como marco para la propagación y difusión de nuevos sentidos comunes que segmentan la ciudadanía en individuos de primera y de segunda. Así, términos como chori-planeros, cucas, piqueteros, el populacho, negros, macacos, hordas, malandros, chaburros, zarrapastrosos, perraje, cachifas1 y cartoneros constituyen los nuevos estigmas que entrelazan pobreza, fenotipos y adscripciones políticas. Una constelación de representaciones sociales de fuerte contenido político que se propaga con rapidez, va conformándose como sentido común y normalizando simbólicamente situaciones de violencia física y exclusión extrema. A este fenómeno se lo conoce como “aporofobia”, en alusión al rechazo, miedo y desprecio hacia el pobre, al desamparado, ese amplio segmento social que queda fuera del contrato tácito entre individuo y sociedad, en el que hay que dar para recibir. Ellos no dan, ergo, no merecen2. Y, en consecuencia, hay que anular a sus líderes y derribar o impedir gobiernos que los incluyan.

 

El punto álgido de los imaginarios que se crean y recrean a través de estos discursos es su materialización por medio de la aplicación de prácticas de “limpieza social” llevadas a cabo por parte de organizaciones paraestatales –bandas criminales, paramilitarismo urbano- quienes buscan en la alteridad un enemigo común, cuya desaparición se ejecuta dentro de un proceso de tolerancia institucional y aceptación “incómoda” de las ciudadanías identificadas con este tipo de discursos.

 

Métodos

 

I Lawfare, la guerra sucia

 

Uno de los más efectivos recursos esgrimidos por las derechas latinoamericanas es la práctica conocida como lawfare3, es decir el uso instrumental de artilugios jurídicos que tienen como objeto la persecución política, destrucción de imagen pública e inhabilitación de un adversario político. La Justicia, en consonancia con los medios de comunicación hegemónicos, ha logrado de este modo redireccionar la opinión pública e inclinar la balanza a favor de sus intereses económico-políticos. Este modus operandi ya ha sido aplicado con éxito en países como Brasil, Argentina y Perú4.

 

II Trolls, influencers y la guerra de las memes

 

Para autores como Manuel Castells5, nos encontramos ante un nuevo mundo en donde la información ya no es unidireccional sino multiaxial, evidenciando cada vez más nuevas formas de los ciudadanos de acceder a la información. La prensa en papel se encuentra en vías de extinción y en su lugar aquellos mismos periódicos han devenido en multimedios con plataformas digitales. Asimismo, el uso de las redes sociales ha facilitado enormemente la difusión de noticias, lo que ha llevado a nuevas formas de dirigir la opinión pública mediante la proliferación de trolls6, comentadores y foreros cuyos posts sesgados por el odio y los prejuicios buscan instalar distintas posiciones frente a temas de actualidad. Sumado a la falta de legislación sobre la veracidad de la información, la cual se mueve a un ritmo cada vez más vertiginoso, proliferaron ejércitos de generadores de noticias falsas que difunden y “comparten” velozmente, logrando influenciar los humores y pasiones de la población. Por lo general se trata de fotos adulteradas, caricaturas, o fotos con expresiones desfavorables y un mensaje corto y contundente - los denominados “memes”-.

 

III Fuerzas de choque: Paramilitares y mercenarios

 

Las derechas, o al menos una masa de ciudadanos dispuestos a movilizarse por el principal trending topic de la derecha: el antipopulismo. Este concepto opera a dos niveles, por un lado bajo la construcción de un relato al que los medios -financiados por los grupos económicos concentrados- le aportan espectacularidad; por otro como estrategia de distinción de las clases medias adictas al consumo de dicho relato.

 

Las consignas antipopulistas enarboladas por las derechas regionales, que a priori pueden ser muy convocantes como “lucha contra la corrupción”, “lucha contra el narcotráfico”, “eficiencia estatal” logran aglutinar adhesiones ciudadanas. Cuando sus estrategias de desestabilización no logran ser efectivas, el clima de hostilidad aumenta. Llegado el caso, han demostrado capacidad de articulación internacional, de desabastecimiento para quebrar el umbral de resistencia, e incluso el ejercicio de la violencia. Asesinato a líderes campesinos, activistas, militantes o meros manifestantes.

 

Los tradicionales grupos ilegales de extrema derecha están en alza. El paramilitarismo es el último eslabón del relato del odio cuando no logra imponer su victoria. Adicionalmente, el asesinato de referentes populares alcanza su máxima expresión al ser perpetrado por individuos que ni siquiera son partidarios de una ideología acorde, sino simplemente mercenarios en post de un rédito económico7.

 

Los prejuicios

 

I Discriminación y xenofobia

 

Los discursos de la derecha tradicional han tenido un claro tinte xenófobo y racial acompañado, en muchos casos, por políticas que apuntan en este sentido. Cierre de fronteras, construcción de muros, mayor control del flujo migratorio, entre otras. Lo nuevo es la viralización de propuestas cada vez más subidas de tono y el empleo de términos peyorativos cada vez más deshumanizantes –perros, macacos, cucarachas-.

 

Desde la época colonial, la mal llamada raza ha sido el principio ordenador de las relaciones sociales en América. Aún continúa operando. El imaginario es recreado incluso por funcionarios públicos, en la Argentina este discurso ha sido utilizado para justificar el mal estado de los Hospitales Públicos, convirtiendo a los migrantes de países limítrofes en chivos expiatorios de la crisis sanitaria, encubriendo así el recorte presupuestario.

 

II Violencia

 

Distintos comunicadores han hecho uso y abuso de su palabra para marcar tendencia destilando racismo y xenofobia. El conductor radial Baby Etchcopar -quien en muchas ocasiones ha manifestado su apoyo al oficialismo- afirmó en su programa Hoy estamos muy felices, por lo menos en lo que a mí respecta, que voté a Macri. Cada vez que veía que bajaba un machete de la Gendarmería, yo ponía el himno nacional” aludiendo a la represión del 6 de abril en la ruta 197. En la misma línea continuó su alegato: “Al fin vimos los palos, al fin vimos que los están cagando a patadas en el orto. Y los que se preguntaban esta mañana en la tele, '¿hacía falta reprimir?'… Sí, te lo contesto yo, sí, porque ¿sabés qué pasa?, esos alcornoques no entienden más palabras que el golpe, porque son bestias, porque ellos se manejan con el golpe”8.

 

El uso y aceptación de la violencia también se asocia a discursos relativos a la memoria de las víctimas de abusos y torturas en procesos dictatoriales. Así sucedió durante la votación a favor del Coronel Ustra, torturador de Dilma, por parte de Diputado Bolsnaro, quien sentenció: “Pela memória do coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, o pavor de Dilma Rousseff’’ (Por la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el temor de Dilma Rousseff)9.

 

III Mujer

 

El discurso estigmatizante ha calado profundo en el sexo femenino, siendo la fertilidad de las mujeres de bajos recursos el principal blanco de distintos ataques. En Argentina, el diputado oficialista Javier Dindart10 fue desplazado el pasado año a raíz de sus declaraciones como presidente de la Comisión de Niñez y Adolescencia, luego de afirmar que las adolescentes se embarazan para cobrar la AUH (Asignación Universal por Hijo).

 

La ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner ha sido víctima de distintos insultos en referencia a su condición de mujer, agravios que no están directamente relacionados con las políticas públicas de su gobierno. “Loca de mierda”, “histérica”, “conchuda”, “puta”, “bipolar”, “yegua”, son sólo algunos de los insultos más vacíos y discriminatorios11. Bajo la misma lógica, Dilma Rousseff ha sido igualmente víctima de agravios semejantes. Para colmo de males, luego de ser destituida el nuevo gobierno de Michel Temer no incluyó a ninguna mujer –tampoco “negros”- en la conformación de su Gabinete, hecho que no ocurría desde los tiempos del régimen militar (1974-1979)12.

 

Los cuerpos de las mujeres han sido y continúan siendo el lienzo en blanco donde se plasman los mayores prejuicios sociales de nuestras sociedades latinoamericanas. No es casual que el macrismo en Argentina - país que en 2017 registra un femicidio cada 18 horas- haya construido a su enemigo en referentes femeninos como Milagro Sala, Hebe de Bonafini, CFK o la canciller venezolana Delcy Rodríguez. En este último caso, en su primer visita al país con el gobierno de Cambiemos ya en funciones, a la canciller venezolana no sólo le impidieron participar de la reunión de ministros de Relaciones Exteriores del Mercosur sino que también fue golpeada en el antebrazo -al punto tal que un médico debió inmovilizarle la zona agredida, marcando un hecho inédito en la diplomacia internacional13-.

 

IIII Homosexualidad, homoparentalidad

 

El rechazo a la alteridad puede observarse en torno al movimiento LGTBI y a todo tipo de orientación sexual que visibilice esa ‘desviación’ que niegan, que es ‘antinatura’, ‘sucia’ y ‘pecaminosa’. De esta forma han sido descritas por el senador conservador de Colombia, Roberto Gerlein, las relaciones entre personas del mismo sexo. En sus propias palabras: “qué horror un catre compartido por dos varones (…) es un sexo sucio, asqueroso, un sexo que merece repudio, un sexo excremental”14.

 

Las declaraciones expresadas por Gerlein se desprenden de un discurso generalizado en la extrema derecha que tiende a ligar también a la noción cristiana de la “virtud de la familia” y las relaciones heteroparentales en la misma. Así, la arremetida contra las familias homoparentales es otro de sus caballos de batalla: la propuesta de referendo en contra de la adopción igualitaria fomentada por la senadora ultraconservadora Viviane Morales, que no superó el primer debate en la cámara de representantes, fue respaldada, no obstante, por 2 millones de personas favorables a la iniciativa15.

 

Cuando se materializa el exterminio

 

Los prejuicios terminan por materializarse en la aniquilación de la diversidad y el sujeto “que sobra”. En algunos países, como es el caso de Colombia, las dinámicas de la denominada “limpieza social” son formas de hacer real este discurso; los ‘nadie’ se convierten en diana de las bandas criminales asociadas al paramilitarismo que operan a través de sus redes urbanas, asesinando a personas con desordenes mentales (52), vendedores ambulantes (60), mujeres en prostitución (77), ciudadanos LGBTI (125), recicladores (140), habitantes de la calle (640), consumidores de sustancias psicoactivas (420), entre otros16.

 

En Brasil esta forma de discriminación se cobró 343 víctimas en 201617 entre el colectivo homosexual, bisexual, travesti y trans. La homofobia en su máxima expresión, es decir como crimen de odio, perpetra un asesinato cada 25 horas según el recuento llevado a cabo por el Grupo Gay de Bahía (GGB).

 

El asesinato de líderes políticos, militantes, mujeres, colectivos LGTBI, o indigentes por su mera condición de alteridad constituye un flagelo con escasa atención pública y que en algunos casos ha sido invisibilizado en el marco de otras violencias, asociadas por ejemplo al conflicto armado o al impacto de la delincuencia común -ese saco roto donde caben tantas formas de aniquilación institucionalmente toleradas-.

 

Ava Gómez y Bárbara Ester

@AvaGD

@barbaraestereo

Investigadoras Celag

 

Fuente: http://www.celag.org/los-profetas-del-odi/

 

1 Mujeres que se emplean en los quehaceres domésticos.

6 Esta denominación refiere a una persona que publica mensajes provocadores u ofensivos con la principal intención de molestar o provocar una respuesta emocional negativa en los usuarios y lectores. De este modo logra alterar la conversación normal en un tema de discusión, y enfrenta a los usuarios entre sí. Más información en: https://kb.iu.edu/d/afhc

https://www.alainet.org/fr/node/185631?language=en
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS