El reciente discurso del presidente estadounidense Donald Trump, renunciando al compromiso del Acuerdo de París sobre Cambio Climático ha sido una noticia triste y lamentable para toda la humanidad. Las palabras del nuevo mandatario han puesto en evidencia que la codicia y la trama de intereses se ha impuesto por sobre el más mínimo sentido ético hacia la naturaleza y el resto de la especie humana.

Hace apenas dos años, en mayo de 2015, el Papa Francisco ya nos advertía en su Carta Encíclica “Laudato si” sobre las tremendas dificultades que enfrenta en la actualidad todo esfuerzo político para el cuidado de nuestro planeta: “Mientras tanto, los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial, donde priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio ambiente. Así se manifiesta que la degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas. Muchos dirán que no tienen conciencia de realizar acciones inmorales, porque la distracción constante nos quita la valentía de advertir la realidad de un mundo limitado y finito”.

Como nunca antes, tales palabras adquieren un pleno sentido. Las nuevas orientaciones que impone la administración Trump a las políticas medioambientales ralentizan y ponen en riesgo todo el esfuerzo diplomático y político de una amplia mayoría de naciones que alcanzaron un acuerdo básico en París para disminuir la emisión de gases invernadero y, en consecuencia, el calentamiento global que está afectando a todo el orbe.

Con justa razón, la mayoría de los líderes mundiales ha mostrado su preocupación y su desazón por las recientes decisiones de la Casa Blanca. En el actual estado del mundo, ya no es correcto ni aceptable pensar, tan solo, en los intereses inmediatos de una nación. Los problemas contemporáneos atañen a la humanidad en su conjunto; así, las crisis económicas que pauperizan a continentes enteros, las epidemias que ponen en riesgo a millones, para no hablar de las sequías e inundaciones que afectan a vastas regiones del planeta. El sufrimiento humano nos compromete a todos.

Los estudios científicos más serios, nos advierten con meridiana claridad sobre los riesgos medioambientales a los que ya estamos expuestos si no tomamos medidas concretas y urgentes. Es de lamentar que una de las economías más fuertes y el segundo país contaminante del planeta no asuma plenamente la responsabilidad histórica que le corresponde en el cuidado del mundo en que vivimos.

Álvaro Cuadra es Doctor de la Université Paris-Sorbonne. Paris. Francia