Representantes de 57 países que forman parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, reconocen “el imperativo de todos los Estados de respetar la soberanía de la República Bolivariana de Venezuela, de conformidad con los principios universales de no interferencia en los asuntos internos, establecidos en la Carta de las Naciones Unidas.”

Los firmantes del comunicado suscrito el día 8 en Ginebra, Suiza, sede del máximo órgano del derecho humanitario, entre los que destacan China, India, Rusia, Pakistán y Vietnam, consideran “que es al pueblo venezolano a quien compete, exclusivamente, determinar su futuro sin injerencias externas.”

El tercero de los ocho puntos resolutivos e ignorados por el oligopolio mediático que cual soldado de la “verdad única” cierra filas para que ésta perdure en México–, sin ambages postulan: “Apoyamos al gobierno constitucional de la República Bolivariana de Venezuela en su compromiso de preservar la paz y mantener la institucionalidad democrática en el país, así como su determinación de garantizar la plena observancia de los derechos humanos y las libertades fundamentales en Venezuela.”

Entre los que suscriben están Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y otros países aliados al imperio del bocón y muy desgastado Donald Trump que agita la amenaza militar, pero ello no obsta para que declaren: “Respaldamos la reiterada convocatoria que ha hecho el presidente Nicolás Maduro Moros al diálogo político entre los diferentes sectores que hacen vida en Venezuela, con el propósito de preservar la paz y garantizar la estabilidad de las instituciones democráticas del país.”

Para que no quede la menor duda a los que desde la fracturada Organización de los Estados Americanos (el famoso Ministerio de Colonias de USA), como es el caso del gobierno mexicano y Luis Videgaray, reafirman los representantes que “es al pueblo venezolano a quien compete, exclusivamente, determinar su futuro sin injerencias externas.”

Con todo, celebran los esfuerzos en pro del diálogo político y la paz a cargo de la Unión de Naciones Suramericanas, los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Martín Torrijos y Leonel Fernández, junto con el enviado papal. Y apoyan la incorporación al fomento del diálogo en Venezuela, de El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Uruguay y el Caricom.

Pero simultáneamente condenan “cualquier acción que perturbe la paz, la tranquilidad y la estabilidad democrática, socavando la institucionalidad democrática de la República Bolivariana de Venezuela y que amenace su soberanía.” Y expresan ser partidarios de que “la comunidad internacional debe fomentar las capacidades y proporcionar ayuda técnica tomando como base la solicitud del país concernido, para tratar los desafíos de derechos humanos del país.”

Expresión multinacional que está a años luz de la que promueve la Secretaría de Relaciones y que es de apoyo franco a una de las partes en litigio, la Mesa de la Unidad Democrática y las violentísimas acciones de una parte de sus militantes y hasta mercenarios en contra de instalaciones del Estado y el asesinato de decenas de “chavistas” por el simple hecho de vestir de rojo.

O como postulan ante la agencia Apro tres embajadores en retiro, Enrique Peña y Videgaray Caso violan “la obligación de observar los principios de autodeterminación de los pueblos y la no intervención de los que habla el artículo 89 fracción X de la Constitución”, y que apoyan la mayoría de los mexicanos.

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