Si los primeros cerebros en fugarse no fueran los de algunos periodistas italianos, sería para divertirse.  Esta historia tiene como protagonista a la empresa Smartmatic que ha prestado sus servicios tanto en Italia como en Venezuela.  A propósito del “referéndum consultivo” convocado por la Liga del Norte (un partido xenófobo de la derecha), que se ha desarrollado en Lombardía y Veneto, la Smartmatic, se adjudicó la licitación del Pirellone (Sede del Consejo Regional de Lombardía). Recordemos que la Smartmatic es la misma empresa que, por 14 años, ha suministrado el software electoral al gobierno Bolivariano de Venezuela. Un sistema considerado a prueba de fraudes por un sinfín de observadores internacionales que lo han probado.  Quien ha señalado que el de la Smartmatic es un sistema intachable ha sido el Centro Carter, que ciertamente no es un nido de comunistas...

De todas maneras, algo decididamente insólito sucedió luego del 30 de julio del 2017. En aquella fecha, se llevaron a cabo las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, convocadas por el Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el primero de mayo. La autoridad electoral, el CNE, registró la participación de más de 8 millones de ciudadanos, que le dieron la confianza al socialismo bolivariano para poner un freno a cuatro meses de violencia de las derechas.

Pero el presidente de la Smartmatic, Antonio Mugica, escapó del país inexplicablemente junto a un grupo de

técnicos y, desde Londres, declaró que su sistema “había sido manipulado”. Cabe anotar que en los escrupulosos controles electorales previstos antes de cada elección en Venezuela, debe estar presente también un representante calificado de la Smartmatic, la empresa que suministra el software. ¿La Smartmatic sería entonces corrupta? El Consejo Nacional Electoral (CNE) invitó a la empresa a da explicaciones, pero no obtuvo respuesta.

 Smartmatic es una empresa fundada por venezolanos, formados por el sistema educativo venezolano. Su director ejecutivo, Antonio Mugica, ha estudiado ingeniería electrónica en la Universidad Simón Bolívar, en Caracas. Junto a Alfredo José Anzola y Roger Piñate, el representante de Samrtmatic, se han abierto camino en el sector, y ha registrado su marca en el estado de la Florida, Estados Unidos. En poco tiempo, la empresa obtuvo su primer encargo con el Estado Venezolano, con el que ha fundado una empresa mixta de asociación estratégica con el capital de un banco estatal. Luego, se ha convertido en líder del sector a nivel internacional.

En diversas circunstancias, la Samrtmatic ha elogiado y demostrado la confiabilidad del propio software y de los servicios proporcionados. ¿Qué cosa le ha convencido entonces a Mugica al suicidio comercial? Los centros de poder supranacionales que tienen intereses políticos y comerciales en Venezuela – se ha dicho entonces.

Pero, ahora, nuevamente ha sido cuestionada la Smartmatic, esta vez con ocasión del “referendum consultivo” en Lombardía.  Quien la acusa es el hacker experto de seguridad informática, Matteo Flora. Sostiene que “varios gigabytes de software, certificados, instrucciones relativas a partes del software del voto, pedazos de códigos, máquinas virtuales y password, nombres y claves de autenticación de posibles administradores el sistema” habrían estado accesibles libremente, al menos por un cierto lapso de tiempo. La Smartmatic reafirma que se trata de información no confidencial que no modifica el voto electrónico.

De hecho  – como algunos expertos lo han hecho notar- en el voto lombardo no ha habido el recibo estampado que permite poder controlar eventuales irregularidades en base a las 1.300 máquinas conectadas a una impresora.

En Venezuela, en cambio, esto sí sucede. Hay resultados cruzados y el password secreto es entregado a los representantes políticos de cada partido. ¿Cuándo ha mentido la empresa Smartmatic?, ¿Cuánto ha mentido y mienten los medios mainstream sobre Venezuela?

 Traducción Gabriela Pereira