América Latina bajo las botas del imperio

09/02/2018
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Durante unos 10 años el imperialismo norteamericano se había descuidado de América Latina por dominar, destruir y saquear los países árabes afín de controlar y beneficiarse de sus reservas petroleras. Pero desde varios años está regresando con fuerza utilizando las mismas oligarquías nacionales para ayudarles a retomar las riendas del poder y nuevamente beneficiarse de sus reservas mineras, alimenticias y acuáticas. La presidencia del Donald Trump es catastrófica en muchos sentidos.

 

1. Los golpes ‘blandos’ de estado se multiplican

 

Por una parte el gobierno norteamericano nunca ha dejado de dominar y explotar a América Latina que sigue considerando su “patio trasero”. Nunca ha dejado de aplicar la declaración de su 5° presidente James Monroe: “América para los americanos”, es decir, ‘las Américas del norte, centro y sur para los norteamericanos’. ¡Más claro no canta el gallo! En 1970 el gobierno de los Estados Unidos puso en marcha una nueva aplicación de esta declaración al nombrar una comisión gubernamental, al servicio de la CIA (Central de Inteligencia norteamericana). Esta comisión orientaría la diplomacia y las intervenciones de los presidentes con relación a América del Centro y del Sur. Los documentos producidos llevan el nombre de la ciudad norteamericana donde reside esta comisión: ‘Santa Fe’; actualmente estamos en el 4° Documento de Santa Fe (California) que se cumple tal como ha sido diseñado.

 

De allí provienen los golpes militares de los años ‘70 y ’80 y los asesinatos de presidentes, el acoso y el embargo económico a Cuba, la construcción de 34 bases militares que circundan todo el subcontinente, los asesinatos de una docena de obispos, un centenar de sacerdotes católicos y pastores protestantes, otro tanto de religiosas y de miles de cristianas y cristianos de la Iglesia de los Pobres. Lastimosamente en estos tiempos no se sintió mucho la solidaridad internacional ni vaticana con América Latina.

 

Después de la llegada de gobiernos progresistas, comenzó la marcha atrás orquestado por el gobierno de Estados Unidos y la complicidad de la Unión Europea. Eso empezó en Honduras donde Estados Unidos tiene una sofisticada base militar que le permite controlar todos los países centroamericanos y caribeños. (Actualmente se está denunciando el fraude electoral que busca confirmar en el poder a un presidente pro norteamericano). Se continuó con Paraguay que no logra salir de las garras de un golpe de estado parlamentario. Luego llegaron mañosamente los gobiernos de Argentina y Brasil. Ahora lo mismo está pasando en Ecuador. Y ni hablar del acoso a Venezuela y Bolivia. Las recientes maniobras militares en la Amazonía brasileña de Estados Unidos con sus gobiernos amigos marcan un paso más en esta ocupación latinoamericana, fortaleciendo la Alianza del Pacífico entre Estados Unidos, México, Colombia, Perú y Chile.

 

El panorama no es muy halagador, pero la resistencia y la integración centro y latino americana continúa vivas por todas partes desde las organizaciones y movimientos populares.

 

2. Las resistencias indígenas, negras y populares

 

Desde el comienzo de la invasión europea en el continente en 1492 las resistencias de los pueblos americanos no han cesado. En los mismos Estados Unidos, a pesar de su casi extinción forzadas, los pueblos autóctonos siguen resistiendo y protestando.

 

Las resistencias indígenas

 

El continente americano, llamado Abya Yala, sufrió el mayor genocidio planetario de los últimos 500 años. En los 50 primeros años de la invasión europea murieron por las guerras o las enfermedades provenientes de Europa la 2/3ª parte de su población evaluada en este entonces a unos 100 millones de habitantes. En Estados Unidos, Canadá y Argentina los pueblos nativos han sido casi aniquilados.

 

A pesar de esta desgracia, los pueblos indígenas, hoy minoritarios, discriminados y marginados, siguen de pie y, más, proponen al mundo entero una nueva alternativa de sociedad con convivencia social armoniosa y en comunión con la naturaleza. Son unos 40 millones, o sea, a pena la décima parte de la población actual. Tienen su articulación continental; han logrado cierta autonomía policía, jurídica, cultural, medicinal y religiosa, pero siempre arrinconados y despreciados por la mayoría de la población mestiza y blanca.

 

Son mayoritarios en Guatemala y Bolivia. Todavía en la selva Amazonía existen muchos pueblos no contactados… y bien poco hablamos de las civilizaciones que florecieron en esta selva tan grande como Europa. En Bolivia tienen un presidente indígena y trabajan en la interculturalidad para que sus distintos pueblos puedan vivir y convivir respetando sus identidades.

 

Los pueblos indígenas son una gran esperanza no sólo para América Latina sino por todo nuestro planeta. Más que nunca se necesita un diálogo y un intercambio entre todos los pueblos indígenas de la tierra. Ya distintos países, como Bolivia y Ecuador han integrado en sus Constituciones las utopías del Bien Vivir indígena. Con sus aportes podremos ir saliendo del agonizante capitalismo que no termina de matarnos de hambre, de guerras, de despojo y de materialismo.

 

Las resistencias negras

 

¡Con la trata de negros llegaron a las Américas unos 50 millones de africanos, otros tanto murió en su apresamiento en África y los viajes del “triángulo de la muerte”: África, Europa y las Américas! Nos legaron su música, que ha pasado a ser hegemónica en los países occidentales. A pesar del racismo promovido por la educación mercantilista, sus culturas y religiones se mantienen vivas en sus distintos espacios colectivos. Participaron activamente de las luchas libertarias en todo el continente. Tienen también su articulación continental y, en la mayoría de los países, son protagonistas de una convivencia alegre y fraterna.

 

Las resistencias populares

 

El pueblo de los pobres de la ciudad y del campo no ha dejado nunca de protestar y enfrentar la dominación de las minorías adineradas de cada país que los despojaron de sus tierras. Sus protestas y levantamientos aportan nuevos avances en la convivencia nacional y continental. Resisten las imposiciones capitalistas que promueven el consumo masivo de drogas, una tecnología que nos embrutece, un consumismo adormecedor, una manipulación mediática constante, unas creencias deshumanizantes…

 

América Latina es el gran caldo de cultivo de una nueva humanidad… pues hemos comprendido que “si la vida que vivimos no es digna, la dignidad es luchar para cambiarlo”. En eso estamos a pesar de todos los pesares y limitaciones, porque la utopía y la mística anidan en nuestros corazones.

 

Guayaquil, Ecuador, diciembre de 2017.

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/190947
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