José Arcadio Segundo no habló mientras no terminó de tomar el café.

- Debían ser como tres mil - murmuró.

- ¿Qué?

- Los muertos - aclaró él-. Debían ser todos los que estaban en la estación. _

La mujer lo midió con una mirada de lástima. "Aquí no ha habido muertos - dijo -. Desde los tiempos de tu tío, el coronel no ha pasado nada en Macondo." En tres cocinas donde se detuvo José Arcadio Segundo antes de llegar a la casa le dijeron lo mismo: "No hubo muertos."

Gabriel García Márquez – “Cien años de soledad”.

Entre otros países latinoamericanos que celebran –si oso escribir– elecciones, se encuentra Colombia. Ese gran y bello país, sumido durante más de medio siglo en una guerra sin fin, en el que cientos de dirigentes sindicales, políticos y periodistas han sido asesinados sin que nadie se escandalice.

La Unión Europea no estimó necesario, como en el caso de Venezuela, enviar “observadores”. Es verdad que, desde el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán el 9 de abril de 1948, Colombia solo ha vivido en manos de gobiernos obedientes.

Gaitán fue Rector de la Universidad Libre, Alcalde de Bogotá, ministro en dos ocasiones, congresista y candidato presidencial… lo que determinó su asesinato. Se había forjado una reputación como orador y defensor de causas populares, que consolidó gracias a sus intervenciones en el debate sobre la Masacre de las Bananeras (1928). Su asesinato produjo enormes protestas populares en Bogotá, y luego en el ámbito nacional, reacción conocida como “el Bogotazo”, y el inicio de un periodo sangriento en la historia del país conocido como “La Violencia”. ¿Para qué enviar observadores?

El año pasado, 2017, 560 dirigentes sociales o sindicales fueron víctimas de agresiones, o derechamente asesinados. ¿Para qué enviar observadores?

Nuestro amigo, el franco-chileno Christian Rodríguez, fue a Bogotá invitado por el candidato a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro.

Gustavo Petro representa al movimiento Colombia Humana y el Movimiento Alternativa Indígena y Social. El mandato de Christian consiste en verificar la regularidad y la transparencia del proceso electoral para que los derechos políticos de la ciudadanía puedan ejercerse libremente en un país en el que la violencia es el pan nuestro de cada día.

Gustavo Petro ha sido objeto de múltiples obstáculos administrativos, de amenazas en la prensa, y por parte de comandos paramilitares, así como de una tentativa de asesinato en Cúcuta. Hoy mismo, en medio del proceso electoral, uno de sus partidarios fue asesinado a balazos. La Unión Europea tiene razón. ¿Para qué enviar observadores? Venezuela no es lo mismo que Colombia. En Colombia nunca hubo muertos…

Christian nos cuenta: “El clima político es extremadamente tenso. Los riesgos de fraude electoral el 27 de mayo, y en la segunda vuelta el 17 de junio, son muy reales. Me esforzaré en contribuir al reforzamiento de la democracia y a la consolidación de la paz en Colombia”.

Ocho candidatos se disputan la elección presidencial, entre los cuales Gustavo Petro, el candidato popular, un lejano –en el tiempo– émulo de Jorge Eliecer Gaitán. Su adversario más serio es Iván Duque, del Partido Centrista Democrático, que representa la derecha neoliberal. El fraude, sin embargo, parece inclinar los electores hacia Sergio Fajardo, alcalde de Medellín y Gobernador de la Provincia de Antioquía, apoyado por la coalición Polo Colombia - Alianza Verde.

En total, hay solo 150 observadores internacionales, mientras que en la “cuestionada” elección venezolana hubo más de 2.000 solo en Caracas.

La tasa de participación suele oscilar entre 40% y 45%. La votación se desarrolla en una calma relativa, aun cuando un representante de Petro fue asesinado a balazos esta mañana en la región de Huila, en el sur del país. La esperanza reside en la juventud que debiera participar masivamente.

Es útil subrayar que el Partido de Reivindicación Étnica impulsa el voto en blanco, y que el gobierno estimó muy útil agregar el “voto en blanco” en la cédula electoral al lado de los ocho candidatos. Algún mal pensado puede creer que se trata de una incitación a votar en blanco, evitando así el voto contra el régimen neoliberal actual.

A la “comunidad internacional” todo esto le tiene sin cuidado. El “Grupo de Lima” y la OEA se lavan las manos. La “progresía” –que alaraquea en la prensa santiaguina a propósito de Venezuela– ignora un hecho democrático esencial para América del Sur. También es cierto que los Estados Unidos de América poseen ocho bases militares en Colombia: una por candidato.

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