La última palabra (la verdad jurídica) sobre la multa impuesta por 10 de los 11 consejeros del Instituto Nacional Electoral por un monto de 197 millones de pesos al Movimiento Regeneración Nacional por el fideicomiso Por los demás, para ayudar a damnificados por el sismo del 19 de septiembre de 2017, la dictará el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Jorge Germán Castañeda pronostica que como el TEPJF “es priista” y existe un “pacto implícito o explícito” entre Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador para la sucesión, pues aquél fallará en contra de la decisión del INE y favorecerá a AMLO.

Parlanchín como es en la doble acepción del vocablo (que habla mucho y cuenta cosas por indiscreción), el historiador económico y analista todavía no presenta un mínimo análisis de las causas por las que como estratega llevó a un fracaso estrepitoso a Ricardo Anaya como candidato presidencial, más allá del facilón recurso de responsabilizar a Peña Nieto y su partido, pero eso sí los lectores y las audiencias ya tienen nuevamente en los micrófonos de Televisa y de Radio Fórmula al escritor que todo lo explica.

Pero en una cosa quizá tenga razón el excomunista, en que la sobrerreacción de Obrador y de Morena sólo puede explicarse porque es el primer señalamiento a su próximo gobierno que lo puede involucrar en “actos de corrupción”. Y que esas manchas ya no se borran, perduran todo el sexenio, en lo cual coincide su socio Héctor Aguilar Camín. La leyenda sobre actos de corrupción de AMLO data desde que emergió como líder social en Tabasco en los años 80 y como él dijo a José Sobrevilla para El Mañana: “Si fuera corrupto me hubieran hecho polvo” (25-VI-13). Desde que ejerció como jefe de Gobierno del Distrito Federal muchos periodistas le dan seguimiento con lupa y no pueden hasta hoy demostrar nada.

Si la tesis de la mancha indeleble es correcta, habrá más debate entre los dirigentes de Morena y sus acusadores, en particular Ciro Murayama a quien AMLO le formula críticas hace años. Y esto no se olvida. Además de que la élite del INE disminuirá notablemente sus percepciones con el monto salarial que se fijó Obrador y la disposición constitucional que mandata que nadie puede ganar más que el titular del Ejecutivo. Ello incluye a la Suprema Corte, donde el presidente Luis María Aguilar Morales después de saturar de elogios a Peña en Los Pinos, justificó los altísimos salarios de los ministros y que son superiores a los de la Corte Suprema de Estados Unidos.

Imposible desconocer que cada presidente tiene un estilo personal de gobernar y AMLO no será la excepción, amén de que está en curso un proceso de cambio harto significativo. Es pertinente, por ello, que el tabasqueño de Macuspana se concentre más en los asuntos sustanciales de su próximo gobierno y menos en los que atañen a su partido y dirigencia. Es cuestión de prioridades y concentración de fuerzas, de división del trabajo.

Esto nada tiene que ver con el derecho del virtual presidente electo a polemizar con quienes lo critican y aun calumnian, resulta cómodo usar cámaras, micrófonos y portales del oligopolio y declararse “maltratado” por AMLO, como el numerito que hizo José Cárdenas porque le sugirió que reporteara sobre la riqueza del entonces candidato a gobernador Alfredo del Mazo III. Resulta una vulgaridad de Ciro Gómez usar el expediente de Venezuela para criticar a Obrador. Otros le exigen se comporte como “jefe de Estado” cuando todavía no lo es y sentencian: “¡Maniqueo!

Eduardo Ibarra Aguirre

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