¿Qué es un Ejército?

Desde los inicios de la historia los ejércitos –o como se les denomina en cada época- han sido masas de gentes armadas, organizadas por los grupos de poder para atacar, matar y dominar a otras personas. Hoy en día de una u otra manera cumplen las mismas funciones en cualquier lugar del mundo.

Los conforman –podríamos decir- tres tipos de personas. En sus mandos hombres y mujeres que responden a ciertos valores culturales arraigados en la sociedad que hablan de Patria, Defensa, Símbolos Nacionales. Los segundos son en general personas de características sicópatas que los hace inmensamente peligrosos para la comunidad. Finalmente están aquellos – habitualmente soldados y suboficiales- que buscan un trabajo seguro y permanente, también una mejor posición social. Los dos primeros grupos son quienes predominantemente forman las “superioridades”.

La historia está tapizada de las muertes de la población civil que los ejércitos han causado en “la guerra y en la paz”. La Primera y Segunda Guerra son un paradigma cercano en lo global y la dictadura en Chile de sus efectos en “la Paz”.

Hace pocos días han sido removidos 21 Generales del Ejército Chileno. Un Ejército con muchos Generales y con mucho dinero que se saca del cobre que es de todos los chilenos para ”beneficiar” a unos pocos, entre los cuales las investigaciones judiciales han demostrado que numerosos Generales han dedicado sus “esfuerzos militares” a que llegue a sus propios bolsillos. Eso hace que “estalle” ante la comunidad una realidad. Primero, usan el Ejército para enriquecerse; segundo, son tantos que sobran Generales. No hay suficiente Ejército para tantos Generales.

Hace unos días leía en un diario norteamericano que Laura J. Richardson, teniente general, se hace cargo del comando más importante del Ejército de USA, con 776.000 soldados y 96.000 civiles a su mando y que además esta señora ya estuvo luchando en guerra como piloto de helicóptero en Corea y en Irak.

En Chile, tenemos un general por cada mil soldados y los nuestros, en las últimas décadas sólo han luchado contra los pobladores, los campesinos o los dirigentes sociales. Eso si, seamos claros, han causado un importante número de “bajas enemigas” y desparecidos. ¿Será un mérito guerrero?

Entonces creo que ha llegado el momento de tomar decisiones trascendentes.

Esos 21 Generales que se fueron que sean “bien idos”, que no regresen.

No debe haber lo que se llama “tiraje de la chimenea” y que un número igual de coroneles los reemplace para que tengan la oportunidad de enriquecerse con el dinero del cobre.

Simplemente debemos luchar para que se eliminen todos esos Generales sobrantes, que no tienen nada que hacer en ningún Ejército del mundo. Menos en el chileno que aunque tenga mucha plata del cobre -que se debería gastar en educación universitaria gratuita- no tiene infantes combatientes para tantos “Comandantes”.

Lo que si debemos hacer antes que se vayan todos, es que “confiesen” sus crímenes o la complicidad que han tenido con los excesos, abusos y homicidios que se cometieron y que aún están impunes.

No podemos seguir discutiendo que aquellos que están presos “son viejitos” y que deberían ir a sus casas. Miles de los que ellos asesinaron, no sólo no volverán a sus casas, ni siquiera se sabe dónde están.

Nosotros ya sabemos quién los mató, queremos que lo confiesen y pidan perdón. También sabemos o estamos sabiendo cada día mejor por la Justicia Ordinaria, qué General tiene los dólares del cobre y dónde los tiene.