Ecuador es también amarillo…
- Opinión
Los especialistas nos dicen que el amarillo es un color ambiguo. Representa a la vez la potencia y la gloria como en los casos del ‘rey sol’, del chaleco ganador de carrera ciclística… y también la enfermedad y la traición como en el caso de la fiebre amarilla y la calificación negativa que se da, por ejemplo, a los sindicalistas que traicionan a sus compañeros. Vemos el amarillo combativo en Francia con la actual gran protesta nacional de los “chalecos amarillos” y en el Ecuador el amarillo vergonzoso con la cascada de traiciones que estamos presenciando en las esferas gubernamentales.
En Ecuador brilla el amarillo luminoso de nuestra bandera que refleja la grandeza del sol, padre de la vida, y las riquezas del maíz, el arroz, el oro que nos regalan la Costa y la Sierra. Está también el amarillo del popular club deportivo guayaquileño, con su lema: “ídolo del Ecuador”.
Lastimosamente está campante el amarillo de las traiciones políticas: un presidente elegido para continuar la revolución ciudadana que pacta con la derecha hasta el punto que podemos leer en redes sociales y manifestaciones: “Moreno no existe”… o “Moreno es Nebot”… Traicionaron también al pueblo y a la revolución ciudadana los 44 asambleístas de Alianza PAIS que trocaron su camiseta por seguir favorecidos según sus intereses personales. Igualmente las despedidas de 2 vice presidentes huelen a traición: primero con Jorge Glas para enviarlo a la cárcel sin juicio certero y luego con María Alejandra Vicuña que aparece como trampolín afín de que entre alguien favorable al neoliberalismo, en la persona de Otto Sonnenholzner el más promocionado por el mismo gobierno, la derecha recalcitrante, los grandes empresarios… Ni hablar del Consejo transitorio de Participación Ciudadana que se cree y actúa por encima de las leyes, la Constitución y la ética personal y social. El amarillo negativo nos está envolviendo de fiebre adormecedora para que “los grandes ‘pescadores’ de siempre puedan acumular dinero y poder en este río revuelto que es nuestro país” en este momento.
Al fin del año está la costumbre de vestirse de amarillo para que el amor llene los corazones. ¿Por qué no compramos una camiseta amarilla, por una parte, como signo de protesta contra los atropellos que sufrimos y otros que se preparan y, por otra, como signo de esperanza porque el mismo sol, padre de la vida, amanece cada mañana para que nazca un nuevo día en nuestros corazones rejuvenecidos? Ecuador será lo que lo estamos haciendo.
El aniversario del nacimiento de Jesús renueva nuestro compromiso para construir, a base de justicia y verdad, la paz en nuestro país. Esa es la profecía de Isaías: “El pueblo que caminaba en la noche divisó una gran luz; los que habitaban el oscuro país de la muerte fueron iluminados… Un niño nos ha nacido… para afianzar el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre”. Hoy somos nosotras y nosotros los llamados a ser realidad el sueño del profeta.
Guayaquil, miércoles 12 de diciembre.
Del mismo autor
- Ahora es tu hora, América Latina 02/09/2021
- La ‘sinodalidad’ es social y religiosa 11/08/2021
- El violento final del neoliberalismo 15/07/2021
- Buscar complicidades por la vida 08/07/2021
- Es tiempo de innovar 16/06/2021
- Rumbos nuevos impostergables 10/06/2021
- ¡Gracias, juventud colombiana” 28/05/2021
- En Palestina Caín sigue matando a Abel 21/05/2021
- Nuestro norte es el sur 13/05/2021
- Napoleón, el dictador imperial 05/05/2021