El presidente Andrés Manuel declaró abolidos el modelo neoliberal y lo que denominó “su política de pillaje” o una “pesadilla que padeció” México a lo largo de 3.6 décadas. Lo hizo en Palacio Nacional en la clausura del foro Planeando juntos la transformación de México, con la vista puesta en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-24.

La proclama presidencial dice: “Quedan abolidos el modelo neoliberal y su política de pillaje antipopular y entreguista”. Proclama porque ésta significa “Escrito o discurso de carácter político en el que una persona, generalmente con autoridad, expone sus propósitos o lo que se debe hacer”. En tanto que la abolición es la “Suspensión o anulación de una ley o una costumbre mediante una disposición legal”. La que quizá veamos en la segunda mitad del sexenio.

O también puede ser ambas cosas y sobre todo un proceso que calará hondo o no en la medida en que las políticas que se ponen en juego desde el 1 de diciembre de 2018 –e incluso tres meses antes con la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión–, estén sustentadas en los 11 ejes que López Obrador estableció como rectores en su gobierno y que serán los criterios del PND, con la responsabilidad central de “construir una nueva política posneoliberal y convertirla en un modelo viable de desarrollo”.

Como lo enunció en Tula, Hidalgo, en el aniversario 61 de la expropiación petrolera –ceremonia que por primera vez no contó con la participación del archimillonario líder de los caciques del SNTPRM–, “Estamos ante el inicio de un nuevo paradigma para convertir a Petróleos Mexicanos en palanca del desarrollo”. Y si Pemex será la palanca, pues su papel en la nueva política posneoliberal es decisivo.

Entre los 11 ejes que contiene el decálogo del gobierno de AMLO, de acuerdo al discurso dominical, destacan: demostrar que la modernidad puede ser forjada desde abajo y sin excluir a nadie, “el desarrollo no tiene que ser contrario a la justicia social”. Atender a todos, pero darle preferencia a los más vulnerables, a los explotados.

Consolidar la democracia participativa y representativa es otro eje. La democracia que significa el poder del pueblo, el mandar obedeciendo de verdad, no como retórica o concepto teórico, explicó. Así como la no exclusión de nadie por causas de sexo, raza, religión, preferencia sexual, posición social o capacidades físicas. Además de que no puede haber paz sin justicia y no se resolverá el grave problema de la inseguridad sólo con el uso de la fuerza, sin atender las causas que la originan. Para ello se reactivará la economía, se crearan empleos y generarán condiciones favorables para garantizar la paz.

Finalmente, López Obrador definió como una de las máximas de su gobierno que el mercado no sustituye al Estado. A su juicio “Esa fue una patraña para imponer la política neoliberal, un sofisma. En ningún país del mundo el Estado se puede dividir, ni en China ni en Estados Unidos, sólo a estos despistados tecnócratas se les ocurrió que no hacía falta, y sólo lo usaron para rescatar al sistema financiero con el Fobaproa. Nunca pensaron que el Estado tiene como función principal conseguir mejores condiciones de vida y de trabajo para la gente”

Con tales ejes rectores y su puntual y oportuno desarrollo conceptual, incluso su desmenuzamiento y sobre todo convirtiéndolos en ideas fuerza de las mayorías ciudadanas, es claro que el modelo económico que proclamó el “fin de la historia” y hasta de las ideologías, e impuesto al mundo por Estados Unidos y sus aliados del llamado primer mundo, por la plutocracia global y azteca (2,153), es posible superarlo o cuando menos corregirlo en forma sustantiva como lo muestra Portugal.

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