Las masivas, persistentes y autoconvocadas movilizaciones juveniles a las puertas de la Asamblea Legislativa y la Plaza 5 de Mayo han logrado una victoria parcial: derrotar la intención de imponer un paquetazo de reformas constitucionales inconsultas e ilegítimas por parte de los cuestionados diputados de todas las bancadas, incluidos los supuestos “independientes”.

Los jóvenes y su movilización han logrado parar la mano del gobierno y sus diputados de imponer una reforma constitucional a tambor batiente sin que la ciudadanía se enterara de su contenido.

Los estudiantes también han conquistado las conciencias de buena parte del pueblo respecto a que sólo hay una forma democrática de reformar o hacer una nueva constitución política: que se convoque a una Asamblea Nacional Constituyente.

Asamblea Constituyente que debe ser electa democráticamente y con representación legítima de toda la nación, es decir, de todos los rincones sociales: campesinos, indígenas, trabajadores, profesionales y, como no, jóvenes y estudiantes.

Por esa razón, los dirigentes de la lucha juvenil deben cuidarse de no caer en la trampa que está tendiendo el gobierno de Laurentino Cortizo y la junta directiva de la Asamblea Legislativa: como el “plan A” les fracaso, viene el “plan B”, engatusar a los muchachos con un supuesto “diálogo”, simular que se les escucha, proponerles que hagan propuestas para “mejorar” el paquetazo, y presentar todo como un supuesto acuerdo.

Los dirigentes juveniles deben cuidarse de no morder el anzuelo, porque entrar a una “mesa de diálogo” para hacer sugerencias y reformas es legitimar el paquetazo que se ha fraguado ilegítimamente. Es sumar parches a lo que ya estaba mal hecho, tanto en la forma como en el contenido.

Aquí es donde los “viejos” podemos aportar experiencia y decirles a los jóvenes: ojo, que los supuestos “diálogos” son la manera en que los gobiernos desmovilizan, dividen y terminan imponiendo con la complicidad de parte de la dirigencia las reformas antipopulares.

Los dirigentes de esta lucha no deben olvidar que una exigencia central por la cual se han movilizado es imponer la única fórmula democrática que hay: una Asamblea Constituyente.

Panamá, 7 de noviembre de 2019.