Elliot Abraams, el coronavirus perfecto
- Opinión
Recientemente, Donald Trump, ocupante de la Casa Blanca de Estados Unidos (a quien la Asociación de Psiquiatra de ese país, en febrero del año 2017, lo decreto loco) relanzó, al cumpliese cinco años, aquella infeliz orden ejecutiva del expresidente Oreo Barack Obama de que la República Bolivariana de Venezuela era una amenaza “inusual” para su país.
Pese a las firmas recogidas en el Congreso de los Estados Unidos, en el año 2015, para retirar esa orden ejecutiva, Obama la dejó intacta, en bandeja de plata, permitiéndole a Trump que durante estos últimos cuatro años haya agudizado el bloqueo criminal contra Venezuela, arrastrando detrás de si como todo psicópata a la destartalada OEA, y creando carteles diplomáticos como el casi desaparecido Grupo de Lima. También desempolvó el tratado militarista intervencionista denominado el TIAR y planificó estrategias militares en la triple frontera (Colombia, Brasil y Guyana).
Abrams y sus secuaces de comiquitas encabezados por Juan Guaidó, quien tiene un año siendo presidente fantástico impuesto a Venezuela al estilo Walt Disney bajo control remoto, de nuevo fracasan en una marcha encabezada por un sector de la oposición blanca y racista de la República del este caraqueño.
Altos jerarcas de la supremacía blanca racista estadunidense, como Rex Tillerson o John Bolton, se cansaron de esa teatralización de las amenazas “trumpianas” que está llevando a su país al caos y pone al descubierto su psicopatía, ante la agudización de su mala orientación geopolítica contra China, Rusia, Cuba, Nicaragua, Zimbawe, Siria, Irán, entre otros.
El coronavirus ya estaba en Estados Unidos
"Aun con tu cresta cercenada y mocha...le dije...., no serás un cobarde, horrido cuervo vetusto y amenazador" (El cuervo Edgar Allan Poe)
Si bien es cierto que hoy el coronavirus es una realidad que sacude al mundo y que incluso se instaló en Estados Unidos, el peor virus, no es el de ahorita, sino uno que lo incubaron en la década de los ochenta del siglo pasado que provocó cerca cien mil de muertos en El Salvador, otros miles en Nicaragua y Guatemala, habiéndose demostrado la participación, para expandir ese virus, del dinero de los narcotraficantes colombianos paramilitares. Ese virus, que tiene forma de cuervo, su nariz es puntiaguda como un cuervo y siempre anda con un "palto" oscuro, se llama Elliots Abraams, a quien el psicópata ocupante de la Casa Blanca, destinó para armar toda la guerra sucia, el bloqueo, el intento de separación territorial de nuestros indígenas Pemones en la frontera con Brasil. Abrams es el cuervo del novelista Edgar Allan Poe.
La congresista Ilhan Omar, de origen africano de Somalia, fue clara en su intervención en el Congreso de los Estados Unidos en el mes de febrero al expresar ante el “coronavirus de América Central Sr. Abraams” lo siguiente: “El 8 de febrero de 1982, usted testificó ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado sobre la política exterior de Estados Unidos en El Salvador. En esa audiencia, usted rechazó como propaganda comunista un informe sobre la masacre de El Mozote, en la cual más de 800 civiles, incluidos niños de dos años de edad, fueron brutalmente asesinados por tropas entrenadas por Estados Unidos.
"Durante esa masacre, algunas de esas tropas se jactaron de haber violado a niñas de 12 años antes de que las mataran. "Más tarde usted dijo que la política de Estados Unidos en El Salvador fue un 'logro fabuloso'. ¿Todavía cree que fue así?”.
El cuervo coronavirus Elliott Abraams dijo cínicamente: "Desde el día en que el presidente (José Napoléon) Duarte fue elegido en una elección libre (1984), hasta el día de hoy, El Salvador ha sido una democracia. Ese es un logro fabuloso”.
Esa vis nociva de apellido Abraams sigue amenazando a Venezuela, apoyando a un sector de la oposición arrinconada cada vez más en el este de Caracas. El psicópata ocupante de la Casa Blanca y el virus mortal deben ocuparse ante la situación alarmante que está sacudiendo a Estados Unidos: por un lado la crisis económica que será peor que la de los años treinta del siglo pasado, y, por otro lado, que el coronavirus llegó a Estados Unidos: en la Universidad de Minnesota suspendieron las clases y además el sistema de salud ha venido en picada desde que Trump llegó al poder, es hora de que el pueblo de Estados Unidos tome la decisión correcta en su destino inmediato y que ojalá que no se lo coman los cuervos como Donald Trump y Elliot Abraams.
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