COVID-19: Aumento de más de 200 por ciento en islas del Caribe

20/03/2020
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San Juan, 20 de marzo de 2020 (NCM) – El crecimiento en la incidencia de casos del virus COVID-19 en las islas del Caribe ha superado el 200 por ciento en menos de una semana, en tanto que las perspectivas son de daño económico a más largo plazo -aún después de que sea contenida la pandemia- debido a la contracción de la industria turística y el sector servicios.

 

Aunque el Caribe isleño representa apenas un 30 por ciento de los casos registrados en los países que comparten las riberas de este mar de acceso al Canal de Panamá, a diferencia de los países de Centroamérica y Suramérica, las islas tienen economías más vulnerables y dependientes de las rutas marítimas y aéreas.

 

Al cierre de esta crónica, se informaba oficialmente 196 casos de coronavirus en las islas caribeñas, un crecimiento de cerca de 205 por ciento desde principios de la semana. Más de cien de esos casos fueron en islas que están bajo el dominio de Francia, Holanda, Inglaterra y Estados Unidos.

 

Las islas con más casos reportados eran Guadalupe, con 45, República Dominicana con 34 y Martinica, con 32. En segundo orden estaban Cuba y Jamaica, con 16 cada una, seguidas por Trinidad-Tobago con 9, Puerto Rico con 8 y Barbados y Aruba, con 5 cada una.

 

En el orden de 3 casos reportados estaban las Islas Caimán, Curazao, San Martín (la parte francesa), San Bartolomé, Bahamas y las Islas Vírgenes de EEUU. Haití y Santa Lucía tenían 2 casos cada una, mientras que Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, San Martín (la parte holandesa) y Monserrat, reportaban un caso cada una.

 

Los 196 casos de los países isleños constituían casi el 30 por ciento de los casos de la región y el 70 por ciento se registraron en los países sudamericanos de Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam, la Guayana francesa, los países centroamericanos de Panamá, Costa Rica, Honduras, el Salvador, Nicaragua y la ribera caribeña de México en la península de Yucatán. Todos esto sumaban 474 casos.

 

Con cientos de miles de casos de COVID-19 a nivel mundial, las cifras de las islas de la región del Caribe, no parecen muy relevantes en los informes sobre la pandemia global. Pero otra cosa es al tomarse en cuenta la importancia estratégica de la zona para fines marítimos y militares.

 

La suspensión de los lanzamientos de cohetes al espacio en la Guayana francesa es ejemplo claro del daño a las economías y los sistemas de defensa de potencias remotas a la región. Así mismo, se destaca el hecho de que las fuerzas navales de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Holanda se mantienen muy activas en el Caribe aprovechando las islas bajo sus respectivos dominios.

 

Para EEUU en particular, en el Caribe tiene cuatro puntos que -desde el punto de vista de Washington- son problemas claves sin resolver, en específico Cuba, Nicaragua, Venezuela y Puerto Rico. En ese último problema, EEUU se enfrenta a la situación de una colonia a la que retiró el reconocimiento a su autonomía y le impuso una junta de control desde 2016, sin que ese mecanismo haya logrado conjurar la caída económica que experimenta desde 2007, en una condición de quiebra fiscal, sin acceso a los mercados de Wall Street, y todavía sin poderse recuperar de los huracanes de 2017 y los temblores de tierra de este año.

 

Así, luego del fracaso del Quinto Ejército de EEUU en su intervención durante la emergencia de los huracanes -que dejaron miles de muertos por falta de ayuda luego del desastre- y de las ayudas económicas retenidas por la Casa Blanca, Puerto Rico enfrenta esta nueva crisis por la pandemia en un ambiente incierto y volátil.

 

Con más de 14.300 casos reportados y la perspectiva de que el azote podría durar hasta 18 meses, el Gobierno de EEUU teme que se produzcan tanto escasez interna de comida y otros renglones básicos, como brotes violentos callejeros. Ante eso, según informes publicados en la prensa norteamericana, en el Pentágono ya se preparan planes de contingencia para una posible toma militar del poder, que se asegura sería transitoria.

 

Esa relativa debilidad de la respuesta de EEUU a la pandemia contrasta con el vigor exhibido por Cuba, que inventó y produce el Interferón ALFA 2B, un antiviral usado con éxito en otros países afectados, además de haber enviado brigadas médicas a China y estar haciéndolo ahora a países como Italia, Venezuela, Nicaragua, Jamaica, San Cristóbal y Nevis y San Vicente y las Granadinas.

 

También en un papel protagónico en la lucha mundial contra el COVID-19 está la propia China, país donde comenzó el primer brote del virus. No sólo los chinos han logrado detener el crecimiento del contagio interno y enviar brigadas de ayuda a otros países afectados, sino que una mujer científica china, la epidemióloga Chan Wei, junto con el equipo de la Academia de Ciencias Médicas Militares de China, ha logrado la primera vacuna contra el mal.

 

China ha anunciado que espera poder iniciar la producción en masa de la vacuna muy pronto.

 

Hasta Irán, que ya tiene casi 20.000 casos y es blanco del recrudecimiento de las sanciones de Washington, anunció en estos días que está dispuesto a auxiliar con sus recursos médicos a los propios EEUU.

 

Mientras tanto, en las islas antillanas dependientes de Holanda ya han comenzado consultas para reclamar ayuda económica y apoyo financiero de la nación metropolitana, de forma similar a la que el Gobierno de Puerto Rico está pendiente de que pueda llegar suficiente socorro de parte de EEUU.

 

En varios países del Caribe se siente la contracción del turismo, tanto en la llegada de viajeros como en la incertidumbre en los hoteles. El responsable para América Latina del Fondo Monetario Internacional, Alejandro Wermer, advirtió que eso tendrá consecuencias “incluso después de que el brote retroceda”.

 

Parece claro que la pandemia cambiará la historia de las islas caribeñas.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/205380
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