El acuerdo que dio lugar a la creación de la UNASUR
- Opinión
El 23 de mayo de 2008, doce años atrás, en Brasilia los presidentes de toda Sudamérica firmaron un acuerdo para la creación de la Unión de Naciones Suramericanas, cuya sigla UNASUR y su proyecto de empoderar la región remarcaron la existencia en la misma de una preponderancia de gobiernos populares como los de la Argentina, Bolivia, el Brasil, el Ecuador y Venezuela, fundamentalmente, de una socialdemocracia atenuada en Chile y la gran expectativa paraguaya con la reciente victoria de Fernando Armindo Lugo.
Aunque la mayoría de naciones de habla castellana dio lugar al término antes señalado, la presencia decisiva del Brasil hizo que también se denominase Uniao de Nacoes Sus-Americanas, en portugués; la de Surinam que también se la llamase Unie van Zuid-Amerikaanse Naties, en neerlandés; y por la de Guyana también Union of South American Nations, en inglés. El único territorio del surcontinente que no formó parte del acuerdo fue el de la Guyana Francesa ya que el mismo forma parte del estado francés, no es una colonia, y por lo tanto es integrante de la Unión Europea.
Claro que no pasaron muchos años hasta que el concepto de integración que hubiese permitido a América Latina jugar un importante rol a nivel mundial fuera dejado de lado en varios de esos países. Mediante golpes blandos instrumentados desde los parlamentos fueron destituidos los presidentes Lugo en el Paraguay y Dilma Vana Rousseff en el Brasil. Así ambos estados, bajo gobiernos de derechas tomaron distancia del bloque antes constituido y aprovechando el giro electoral en la Argentina y en Chile que permitió también la derechización política, y a partir de abril de 2018, una década después de la creación del bloque, el mismo fue abandonado por esos cuatro países además de Colombia y Perú. Posteriormente, también a raíz de cambios políticos también lo hicieron las nuevas autoridades ecuatorianas y uruguayas.
Así el impactante bloque de doce estados que concentran más de 400 millones de habitantes, representativos del 68 por ciento de la población de toda América Latina, quedó reducido a sólo cuatro, uno de los cuales, merced a un golpe, en ese caso militar, Bolivia aún no concretó su salida deseada por el gobierno golpista por dificultades para hacer aprobar el trámite en el Congreso. De todos modos, en los hechos, la UNASUR, cuyo nombre fuera propuesto por el ahora fallecido y entonces presidente venezolano Hugo Rafael Chávez, ha quedado reducida a Guyana, Surinam y Venezuela. Es decir, una ínfima proporción en cantidades de territorio, población y capacidad económica, sobre todo esto último en la actualidad ante la enorme baja sufrida por el precio del barril de petróleo que constituye la base de la economía venezolana.
Como alternativa a un proyecto de integración que permitiera a Suramérica convertirse en un poder mundial real rompiendo los tradicionales esquemas de dependencia del subcontinente con los Estados Unidos de América y el occidente europeo, los ocho países que abandonar la UNASUR crearon un nuevo bloque, el Prosur, en 2019. Bloque carente de toda intencionalidad de integración real de los pueblos. Una integración que, como señalara recientemente, en el marco de la salida de su país de la UNASUR, el ex presidente uruguayo José “Pepe” Mujica, es la única opción para revertir la tradicional dependencia latinoamericana que data de los tiempos iniciales del proceso independentista. Cabe recordar que ya en los años 1820, de México al sur, América Latina acumulaba casi el 50 por ciento de la deuda externa mundial.
Una vez acordada la creación de la UNASUR el 23 de mayo de 2008, la presidencia pro tempore fue otorgada a la médica socialista chilena Verónica Michelle Bachelet, por entonces presidenta de su país y actualmente Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas. El 4 de mayo de 2010 en la ciudad de Campana, Provincia de Buenos Aires, la cumbre del organismo creó la Secretaría General del mismo para la cual fue designado, por unanimidad, el presidente argentino Néstor Carlos Kirchner, por el término de dos años. Dicha Secretaría General tenía su asiento en Quito mientras que al Parlamento Suramericano se lo fijó en Cochabamba, pero como se señalara Ecuador ya no forma parte del bloque y, en los hechos, Bolivia tampoco. Cabe consignar que el edificio sede en Quito tiene el nombre de Néstor Kirchner en homenaje a la memoria del fallecido ex presidente argentino.
La historia de la creación de la UNASUR tuvo sus inicios el 18 de diciembre de 2004 cuando en el “III Cumbre Suramericana” desarrollada en Cuzco, Perú, los doce presidentes acordaron conformar la “Comunidad de Naciones Suramericanas”. Casi un año después, el 30 de septiembre de 2005, en la “Cumbre de Brasilia” y más tarde el 9 de diciembre de 2006 en la Cumbre de Cochabamba se avanzó en la materia. A los efectos se había creado una “Comisión Estratégica de Reflexión” para elaborar la propuesta. Luego, en la siguiente cumbre, desarrollada en la Isla de Margarita, Venezuela, el 17 de abril de 2007, se adoptó el nombre de UNASUR.
A partir del acuerdo de 2004 la futura UNASUR comenzó su labor con la construcción de la Carretera Interoceánica que unió al Perú, Bolivia y el Brasil. La misma fue iniciada en septiembre de 2005 y concluida en diciembre de 2010, con un financiamiento del Brasil y del Perú en un 60% y 40%, respectivamente.
Luego se proyectaron otras iniciativas como el Gasoducto Binacional colombiano-venezolano y otros no concretados como el Anillo Energético Suramericano entre la Argentina, el Brasil, Chile, el Paraguay, el Perú y el Uruguay. Con la excepción de Surinam se estableció que cualquier suramericano puede viajar al resto de los estados miembros sólo con el documento nacional de identidad de su país y permanecer por un lapso de hasta noventa días.
Por otra parte, la Argentina, Bolivia, el Brasil, Chile, el Paraguay y el Uruguay habían establecido ya en 2002 un “Área de Libre Residencia” para cualquier ciudadano de esos países, con derecho a trabajar, con la sola limitación de carecer de antecedentes penales. Al mismo se sumaron en 2010 el Ecuador y el Perú y en 2012 Colombia. Posteriormente se creó el Banco del Sur, ahora limitado a Venezuela, y hubo intentos de avanzar en una moneda única regional al estilo del euro, algo que sólo es posible con un sistema de comercio exterior, pero considerando los diferentes tipos de cambio.
Hoy los cambios políticos en la región hicieron de la integración una alternativa a replantearse en un futuro ya que solamente tiene soporte en el actual gobierno argentino el cual, como los de casi todo el mundo, está concentrado de momento en la pandemia del coronavirus.
- Fernando Del Corro es periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
Publicado en: www.marcelobonelli.com.ar
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