Sujeto político, sujeto social y poder popular en El Salvador (II)

01/10/2020
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Handal Schafik
Foto: https://www.lavozdelsandinismo.com
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5. Las formas de lucha: parlamentaria, popular y social

 

El marxismo admite todas las formas de lucha, pacíficas y violentas, legales e ilegales, a partir del análisis concreto de la situación concreta, del nivel de desarrollo del factor subjetivo, así como de las modalidades de la dominación capitalista.

 

En la adopción por parte del sujeto político de la forma de lucha principal debe cuidarse de no cometer dos errores: por una parte, el de confundir sus ideas con el estado de ánimo de la gente e imponer de manera prepotente una determinada forma de lucha, a esto se le llama voluntarismo. Ejemplo: plantear el regreso a la lucha armada en la actual situación cuando nos dirigimos hacia un proceso electoral. Otro error en que puede caerse es el espontaneismo, el confiar en que la gente sin conducción alguna podrá realizar luchas victoriosos, no va a suceder así ya que siempre se necesita la conducción.

 

Vean, todo esto está relacionado. Entre las diferentes formas de lucha que admiten los marxistas para enfrentar a la dominación de la burguesía, se encuentran la lucha parlamentaria, así como la popular y social. Esto en el marco de tres grandes dimensiones del enfrentamiento entre clases y grupos sociales, de la llamada lucha de clases.

 

En términos generales se habla de lucha económica, lucha política y lucha ideológica. La lucha económica tiene como propósito el mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares, mejores salarios y condiciones de trabajo, educación, salud, vivienda, empleo, etc. El sujeto social – los sindicatos, organizaciones comunitarias, estudiantiles- se forma en la medida que inicia y encabeza estas luchas, que son luchas por reformas en el marco del sistema capitalista.

 

La lucha política tiene como elemento central la lucha por la toma del poder y transcurre desde la ilegalidad como organizaciones político-militares que despliegan la lucha armada1 o insurreccional, o desde la legalidad como partidos políticos que desarrollan la lucha parlamentaria y participan en procesos electorales. La lucha política puede manifestarse en tres dimensiones: como lucha armada, lucha electoral y lucha de masas, o de los sectores populares y sociales, por objetivos políticos.

 

La lucha ideológica2 tiene como eje rechazar la concepción del mundo, la ideología de la burguesía, así como el promover procesos de educación política, que le permitan a los sectores populares comprender las causas de su situación de pobreza, así como de la necesidad de una transformación de la sociedad para resolver los problemas de marginalidad y dependencia.

 

A veces sucede que los medios, los caminos, las formas de lucha, se convierten en fines y esto ha pasado con la lucha armada, durante la guerra, para algunos solo se era revolucionario luchando en las montañas, o con la lucha de masas, solo se era revolucionario luchando en las calles, o con la lucha electoral, solo se era revolucionario luchando desde el parlamento. No podemos ni debemos absolutizar ninguna forma de lucha porque estas cambian al cambiar las condiciones históricas. Lo importante es pasar de una a otra y hacerlo de manera disciplinada y adecuadamente.

 

Nuestra experiencia

 

La experiencia de la izquierda política y social salvadoreña es muy variada. La izquierda política, el PCS, surge en el marco de una gran efervescencia, de una gran movilización popular de los años 20, que desemboca en una revolución que es derrotada, y viene luego una gran matanza, la de enero de 1932. En días, se pasa de la legalidad a la ilegalidad, de locales abiertos y campaña electoral a la lucha armada y luego a la más profunda clandestinidad, tanto que si dos comunistas se miraban por la calle ni se saludaban.

 

En nuestra experiencia, el sujeto político y el sujeto social han transitado por tres grandes torrentes de la lucha de clases, por tres grandes expresiones del enfrentamiento contra la dictadura militar y en el nuevo periodo abierto a partir de la reforma política de 1992 : la lucha armada, que abarca básicamente de 1970 a 19923, la lucha electoral a partir de 1992 y vigente, y la lucha de masas, que en su modalidad de lucha contra la burguesía, inicia en 1919 con una huelga de sastres y sigue vigente, ya por más de cien años.

 

Durante 60 años (1932-1992) el sujeto político actúa desde la ilegalidad y en diversos momentos haciendo uso de la violencia revolucionaria (1932, diciembre de 1944, y 1970-1992), así como utilizando la legalidad burguesa directamente o mediante frentes políticos encubiertos, en seis momentos (1932, 1944,1958-60,1966-67, 1970-77 y 1992-2020).

 

El sujeto social, por su parte, actúa también desde la ilegalidad o desde la legalidad conquistada o asumida, desde lo pacífico hasta ejerciendo la violencia. Momento de legalidad fueron los siguientes: 1919-1932, algunos meses de 1944, 1948-52, 1957-1980, y de 1957 hasta nuestros días. Momentos de ilegalidad: 1934-1944, 1944-48, 1952-1957, y el peligroso momento bajo el asedio de la contrarrevolución disfrazada de escuadrones de la muerte 1981-83, similar al vivido en enero de 1932. También hubo momentos en que el sujeto social asumió la violencia contra el sistema: el periodo 1978-79 y el periodo 1988-89, de violentas demostraciones de calles, huelgas (me acuerdo del heroico AGEMHA, del STISSS) y tomas de instituciones.

 

Fíjense que casi toda la década del 30 es de ocultamiento, pero el sujeto político sigue vivo, no lograron destruirlo4. Y esto permite que se aproveche la coyuntura de la lucha mundial contra el fascismo para sacar la cara, y ya en el 38-39 y mucho más en el 40 surgen las primeras expresiones antifascistas de sectores democráticos, civiles y militares que conspiran y se levantan, el 2 de abril de 19445 contra la dictadura martinista, el levantamiento es derrotado, pero inspira la movilización de los estudiantes universitarios6.

 

El sujeto social –no el político- hace uso de manera creativa de la forma de lucha de la resistencia pasiva, se declara la huelga general de brazos caídos, nadie va a trabajar, el país se paraliza7. Martínez renuncia. En todos estos esfuerzos participan los comunistas, pero escondidos, encubiertos, sin mostrar la cara. Fíjense que al General Martínez le preguntaron porque usted triunfó contra experimentados militares el 2 de abril y fue derrotado un mes después, el 8 de mayo, y por jóvenes estudiantes y el confesó: no tenía contra quién disparar. La forma de lucha definida lo derrotó.

 

Lugo se abre un corto periodo de apertura democrática, regresan los exilados, y el sujeto político y el sujeto social, se unifican en un solo organismo, la Unión Nacional de Trabajadores, UNT, para participar en elecciones. Surge de nuevo en mayo de 1944 la lucha política en su vertiente electoral, este es el capítulo dos de lo electoral, el primero fue en 1932. En octubre de 1944 se cierra esta posibilidad y de regreso al exilio, a la cárcel y a la clandestinidad.

 

Pasa a primer plano la lucha sindical, el sujeto social, pero clandestino. En 1948 el sujeto social, el Comité de Reorganización Sindical, CROS, sale a la luz pública y es prontamente reprimido, en 1951 y 1952. De esta época es la obra testimonio Secuestro y capucha de Cayetano Carpio8. Pero ya en 1957 los comunistas logran derrotar una maniobra divisionista del régimen y se posicionan en la dirección de la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, el sujeto social había ganado su legalidad9.

 

Y también los comunistas, el sujeto político, logran reactivar la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños, AGEUS10, que publica Opinión Estudiantil, un poderoso instrumento de lucha ideológica. Pero faltaba lo político y es en 1959 que surge el Partido Revolucionario Abril y Mayo, el PRAM, que era ilegal pero abierto, y participa de las jornadas contra la dictadura de Lemus.

 

Luego vienen los años sesenta, en los que la Revolución Cubana, Fidel Castro, el Che, la Sierra Maestra, cautivó la imaginación de la juventud de esa época. Frente a la continuación de la dictadura en 1961 se forma el Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR, y una nueva generación retoma, treinta años después de 1932, los preparativos para el despliegue del camino de la lucha armada. Pero el régimen es hábil y clausura esta posibilidad mediante reformas democráticas. Y ya para 1963 la situación se había enfriado.

 

Y entonces se retoma la lucha sindical y estudiantil. Y en 1966 surge de nuevo el sujeto político abierto, mediante un frente político, el Partido Acción Renovadora, PAR Nueva Línea y la candidatura presidencial del Dr. Fabio Castillo. Era la segunda vez, la primera fue en 1944 con la UNT y la candidatura del Dr. Alejandro Dagoberto Marroquín. La historia seguía marchando.

 

La campaña fue una gran escuela política, ojo, una gran escuela política, como debe ser toda campaña política de la izquierda. No se ganó en lo electoral, se quedó en tercer lugar, nos superó el PCN, y hasta el PDC, pero se ganó y mucho, en lo político, en la lucha ideológica, se hablo de reforma agraria por primera vez desde 1932, de reforma urbana, de Cuba, etc. Esta es una gran lección para el desafío que enfrentamos en febrero del próximo año.

 

Un viejo amigo de la Jotace, de la Juventud Comunista, me aconsejaba sobre este aspecto: “siempre hay que soplar la llama de la rebelión ( y hacía el gesto de soplar) para que no se apague, para que la derecha no logre apagarla…”11

 

En 1970 el sujeto político se bifurca, la izquierda se divide, un sector, el PCS, continua en la forma de lucha electoral hasta 1977 por medio de una gran alianza política, entre democratacristianos (PDC), socialdemócratas (MNR) y comunistas (UDN), llamada Unión Nacional Opositora, UNO, y por otra parte, emerge otro sector, inicialmente las Fuerzas Populares de Liberación, FPL “Farabundo Martí” y el Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP, que inician el camino de la lucha armada contra la dictadura militar.

 

Posteriormente surge en 1975 la Resistencia Nacional, RN, y en 1976 el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos, PRTC. Ambos sectores, luego de una enconada lucha ideológica, se unifican en diciembre de 1979 y asumen la lucha armada como la principal forma de lucha.

 

En el periodo 1974-1980 el sujeto social adquiere volúmenes gigantescos en combatividad y masividad, reflejado en las llamadas organizaciones revolucionarias de masas, Bloque Popular Revolucionario (BPR), Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), Ligas Populares LP-28 de Febrero, Movimiento de Liberación Popular (MLP) y el partido Unión Democrática Nacionalista (UDN). Juntas forman la Coordinadora Revolucionaria de Masas(CRM) . Esta gigantesca movilización popular se agota por la represión ya en agosto de 1980. En octubre de 1980 se crea el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN.

 

En enero de 1981 el sujeto político unificado en el FMLN realiza una ofensiva que fracasa, pero que inicia lo que se llamó la Guerra Popular Revolucionaria12, que concluye en 1992 y que incorpora una gran variedad de formas de lucha, además y junto con la armada, la lucha conspirativa, la lucha clandestina, la lucha en las cárceles, la lucha diplomática, la lucha de solidaridad, la lucha de los refugiados, la lucha mediática13 y ya casi al final de la guerra, se gana los espacios políticos para la lucha electoral14.

 

En fin, cada sector del sujeto político y del social aportó su valiosa contribución en estas diversas formas de lucha, que se presentaban como únicas, no obstante, la existencia de cinco partido unidos en un solo frente político-militar, el FMLN. A la vez existía una poderosa alianza con fuerzas democráticas, aglutinadas en el Frente Democrático Revolucionario (FDR)15. Este periodo es históricamente, nuestra principal experiencia política de lucha por el poder.

 

En 1992 se logra una solución negociada al conflicto militar que modifica el sistema político y en septiembre de ese año el FMLN se convierte en partido político legal y asume la lucha electoral como principal16. Esto conduce a través de un proceso de acumulación electoral, a ocupar el ejecutivo durante diez años, de 2009 a 2019. Y conduce también luego a dos severas derrotas electorales en 2018 y 2019. Ahí estamos.

 

En el 2020, en esta época del coronavirus, de las caras tapadas, hay que preguntarse de nuevo cuál es la forma de lucha más adecuada al momento, en qué medida la lucha electoral sigue siendo la modalidad más adecuada de lucha, con que la vinculamos en el camino de construcción de poder popular. Febrero de 2021 seguramente nos dará elementos para responder a esta pregunta. 17

 

Las cinco grandes tareas de Schafik junto con un llamado enérgico

 

Schafik, nuestro principal teórico y conductor político, comprendió con claridad el inmenso daño que las practicas electoreras iban a provocarle al FMLN y el peligro de una derrota ideológica, por eso en su testamento político18, documento escrito un mes antes de su fallecimiento plantea a la dirección entrante19cinco grandes tareas, así como hace un llamado enérgico a la militancia. Estas tareas y el llamado siguen teniendo –quince años después-una gran vigencia y urgencia en la actualidad.

 

Como primera tarea plantea Schafik que “se necesita combatir la corrupción en las estructuras de poder en que estamos participando” y hace propuestas al respecto, una contraloría. Dos, “hay que combatir la corrupción y el maltrato a la gente, desde la autoridad que tenemos en esos cargos. Combatir el engaño de ofrecer y después hacer otra cosa”.

 

Tres darle tratamiento a “los métodos de intolerancia y verticalismo, que yo los llamaría monárquicos, en distintos niveles. Cuatro, fomentar la modestia en los dirigentes a todo nivel, su capacidad de escuchar, sobre todo cuando se trata de la base. Cinco, construir y defender la unidad del partido. El partido revolucionario debe ser un colectivo altamente organizado, unido y disciplinado, donde existe diversidad de opiniones y debate, donde se práctica la crítica y la autocrítica, pero no la división.”

 

Y el llamado lapidario que hace es el siguiente: “el principal combate ideológico deberá dirigirse contra el mezquino interés electorero y la ambición de adquirir poder personal, contra la corrupción, el oportunismo y el arribismo.” Y reconoce autocríticamente que estas enfermedades se hallaban incluso “del lado en que yo me encuentro.”

 

6. Las tres direcciones del instrumento político

 

El partido de izquierda puede conducir a su militancia por tres grandes caminos, en tres direcciones: el partido como luchador social, como instrumento para la toma del poder y como administrador del sistema.

 

El partido como luchador social (construir poder popular es construir socialismo)

 

El partido como luchador social, constructor de poder popular es una novedad teórica, forma parte de la contribución que desde América Latina se ha ido construyendo, comenzando desde la teoría de la dependencia, la teología de la liberación, la educación liberadora de Paulo Freire, pero fundamentalmente de las luchas populares que han desafiado al sistema capitalista, incluyendo las luchas por la democracia y contra el modelo neoliberal.

 

Esta tesis plantea que el poder no se construye a posteriori, sino que a priori, en la cotidianidad social, desde antes de llegar al gobierno, desde antes de controlar el aparato de estado. El poder es una relación social, relación de reconocimiento y es fluida, circula, cambia, a diferencia de las estructuras20 que son estables, permanentes. Cada persona ejerce cierto tipo de poder y a la vez se ejerce poder sobre nosotros.21

 

El argentino Dri propone que “crear poder popular significa crear nuevas relaciones humanas, crear nuevas relaciones sociales, nuevas relaciones políticas…”22 Y estas solo pueden estar basadas en la comunión de ideales, de principios, de compañerismo, de una estrategia decidida de manera participativa, y son refractarias a la manipulación, el servilismo y la imposición. Surgen del corazón y de una razón emancipadora.

 

Uno de los requisitos básicos para que las organizaciones populares, el sujeto social, como el partido, el sujeto político, puedan construir poder popular, construir un proyecto social alternativo propio, diferente al capitalismo, al que podemos llamar socialismo o nueva sociedad, es que sea un movimiento autónomo tanto del Estado como del sujeto político.

 

Nosotros podemos construir un El Salvador diferente en la medida que nos organicemos y lo decidamos. Nuestro sueño de una sociedad más justa y democrática es posible. Construir poderes horizontales que rompan con la lógica del capitalismo es posible. El socialismo es una aventura horizontal, decían unos compañeros argentinos.23

 

Lo vivimos en la cotidianidad de la amistad. Podemos construirlo desde lo local, desde el territorio, incluso desde lo electoral, en la medida que lo vinculemos siempre a una lucha más amplia, al horizonte nacional, y al horizonte global, en cualquier temática. En los últimos tiempos hemos olvidado la perspectiva global, nos hemos enconchado. Pero contamos con experiencias al respecto.

 

En 1998-1999 constituimos el capítulo nacional de SAPRIN (Red Internacional de la Sociedad Civil para la revisión Participativa de los Programas de Ajuste Estructural (que estaba coordinada por FUNDE, primero por Alfonso Goitia y luego por Roberto Rubio); y nos movilizábamos semanalmente a nivel global, desde Seattle con un horizonte de lucha planetaria anti-globalización.

 

Incluso hemos olvidado la perspectiva regional, a principios del siglo nos coordinábamos como movimientos populares (MPR-12, BPS y Red Sinti Techan) mediante el Foro Mesoamericano, incluso realizamos en julio del 2005 el V Foro Mesoamericano en la UES. El sujeto político, el FMLN, por su parte, mantiene su presencia en el Foro de Sao Paulo, FSP, esta es una presencia clave, estratégica, sino nos auto aislamos. Y esto es parte de la construcción de poder popular.

 

El movimiento popular construye poder con sus asambleas y sus luchas, son poderes locales, sectoriales que se enfrentan sea al poder del capital o del aparato de estado. Confrontan, negocian, adquieren protagonismo, reconocimiento, eso es poder popular y por medio de redes este puede crecer y desafiar al poder establecido, disputarle su poder. Al crecer este enfrentamiento se necesita una estructura nacional o regional y esto abre el peligro de la burocratización, del que hablaremos más adelante.

 

Pero es necesario porque hay que tener claridad que “no se puede esperar que una lucha social no tenga dirigentes que la conduzcan, que sean visibles, que produzcan confianza en la gente que protesta, que inspiren con su ejemplo.24

 

Construir poder popular es construir nuevas relaciones sociales, de reconocimiento, horizontales, que rompa con el esquema de jefe-subordinado, de ordenar y obedecer, que es el corazón del sistema del poder tradicional, basado en el amo y el esclavo, el señor y el siervo, el dirigente y el dirigido.

 

Modificar el esquema autoritario y patriarcal es un proceso a largo plazo, pero es importante como primer paso comprenderlo, para ir gradualmente desestructurándolo, deslegitimándolo, desarmándolo. Y saber que se puede y se debe construir algo diferente, alternativo, desde lo local, desde la cotidianidad.

 

El poder popular desde abajo: la lucha de las comunidades como horizonte emancipatorio

 

Cuando nuestras comunidad salen a bloquear, a cerrar una calle ya están ejerciendo poder, poder popular, pero cuando el estado satisface esa demanda –de agua, o de electricidad, o de una pasarela- este poder de la organización y la movilización se evapora, se diluye, se escapa, queda como experiencia pero no se reproduce en estructuras, no hemos tenido la capacidad de construir una red nacional de comunidades en lucha, a veces lo que sucede es que mediante esta protesta una ONG o una red de ONGs presenta un proyecto a la cooperación internacional, y se ejecuta mediante la alcaldía, y entonces la lucha se mediatiza.

 

Fíjense que la gente de las comunidades sale con sus propios recursos, con sus llantas viejas y huacales, y cuando cierran la calle, y queman llantas, se enfrentan al poder del estado, haciendo uso de la violencia o amenaza de violencia, en un acto ilegal, pero justo. Es un acto de fuerza, es un desafío abierto a los poderes constituidos, se está desobedeciendo al orden burgués (a la PNC, a la UMO), es una narrativa local de rebelión emancipadora.

 

Y luego llega la PNC, la UMO, la PDDH, motoristas envalentonados, a veces la Fiscalía, etc., a amenazar con capturas o a tratar de apagar el fuego de la protesta, negociando: abran, aunque sea un carril, manifiestan los representantes del orden establecido. La gente los ha enfrentado y ese enfrentamiento es una alta escuela política de construcción de poder popular, vale por mil cursos y lecciones de teoría. Es la gente empoderándose en la calle, en la práctica, en la lucha popular.

 

El poder popular desde arriba: las experiencias de Venezuela, Bolivia y Ecuador

 

Durante las primeras dos décadas del siglo XXI se desarrollaron en América Latina interesantes procesos de cambio político de naturaleza emancipadora, que se plantearon no la tradicional toma del poder, sino la transformación del Estado –figura central del poder- como objetivo último así como la ruptura con el orden neoliberal mediante el mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores populares25, y usaron en sus narrativas de manera diversa, la figura de construcción de poder popular, pero desde el Estado.

 

Este novedoso proceso inicia en Venezuela con la victoria de Hugo Chávez en 1998, y se extiende en el 2005 a Bolivia con la victoria de Evo Morales y a Ecuador en 2007 con el triunfo electoral de Rafael Correa, así como se manifiesta en Uruguay y Argentina. En la actualidad tanto en Bolivia como en Ecuador la derecha pudo recuperar su control del estado y únicamente subsiste Venezuela insurgente, en una situación de acoso imperial agresivo y permanente.

 

En estos procesos un rasgo común es que se pretendió construir poder popular desde las alturas del poder, desde el Estado, es más, en Venezuela, los ministerios se llaman “del poder popular.” La visión fue la de un Estado como herramienta de transformación, en el cual la llamada “sociedad civil” iba ir gradualmente empoderándose y asumiéndose como parte de “una democracia participativa y protagónica”.

 

Inicialmente, en estos tres procesos, se dan proceso de coincidencia entre diversos actores populares (Movimiento V Republica, sindicatos de cocaleros, movimientos ciudadanos) que construyen frentes electorales para disputarle el gobierno a la derecha, impulsando a candidatos de izquierda (Chávez, Evo, Correa) que logran la conquista de los gobiernos nacionales.

 

Se desarrolla una dinámica política, con un nuevo tipo de organización de naturaleza “movimiento-partido” que luego se convierte en una organización “movimiento-gobierno”26 que constituye una contribución latinoamericana a las luchas emancipadoras, en tiempos de neoliberalismo.

 

Son procesos que transcurren desde caminos electorales, pacíficos, legales y gradualistas, y que impulsaron un amplio programa de reformas económicas y políticas, calificadas por algunos como expresiones del socialismo del siglo XXI y por otros como modalidades de gobiernos neodesarrollistas y extractivistas, que no rompieron con el capitalismo.

 

En el caso venezolano que lleva ya 22 años, la principal expresión de poder popular la constituyen los Consejos Comunales, que fueron creados en 2006 “de arriba hacia abajo, adscritos a la Comisión Presidencial del Poder Popular.”27 Antes de los Consejos Comunales estuvieron los Círculos Bolivarianos, creados también por medio de un decreto presidencial.

 

El partido como instrumento para la toma del poder (el poder como relaciones de orden y obediencia)

 

El partido como instrumento para la toma del poder es el discurso tradicional y vigente en la práctica de la mayoría de la izquierda latinoamericana. Esta fue la experiencia fracasada de los países que construyeron el llamado “socialismo real”. Y expresa la crisis actual de la izquierda.

 

Esta visión de toma del poder, es bastante difícil modificarla ya que se sustenta, se alimenta de una cultura nacional, y de una cultura de izquierda autoritaria, que sostiene que unos pocos saben, dirigen y la mayoría (la base, los compitas, los sectores populares) necesita ser educada, dirigida, orientada 28y de esta manera justificar una lógica elitista donde unos mandan y otros obedecen, unos enseñan y otros aprenden.

 

En este esquema existe una élite revolucionaria que pretende iluminar a los sectores populares a partir de la tesis que la conciencia viene desde fuera.

 

Fíjense que uno de los más interesantes debates sobre la toma del poder se encuentra en los evangelios, en la Biblia. Los discípulos se hacen los bigotes y discuten sobre qué puesto van a ocupar en el futuro gobierno, sobre cómo se van a distribuir el poder en el riquísimo templo de Jerusalén, y Jesús los bajo de un tajo de esa nube, explicándoles que en su reino la situación será diferente, el poder será para servir, no para aprovecharse de él y los discípulos quedan confundidos, era difícil entender esta nueva lógica de servicio y no de dominación.29

 

El espíritu electorero

 

Por otra parte, fíjense que las guerras, las elecciones y mucho más los cargos públicos transforman a las personas. Una persona común y corriente se vuelve valiente o cobarde en los combates de una guerra, es una situación extraordinaria estar bajo las balas. Es una situación extrema.

 

Lo mismo sucede en las elecciones, cuando no hay claridad sobre la construcción de poder popular, una persona digamos reservada, cuando va de candidato es como tocada mágicamente por la misericordia, y comienza a abrazar niños, a pintar casas, a llevar ayuda, a saludar con besito, cuando nunca lo habían hecho, etc., y la gente analiza, evalúa, la gente es muy observadora, valora la sinceridad y rechaza la hipocresía, la pose.

 

El espíritu electorero es como el espíritu de Navidad, mágico pero breve. A Schafik le gustaba contar un chiste al respecto: se muere alguien y llega donde san Pedro y este le pregunta, donde querés ir y él le dice, dejame ir a ver, y se va para el cielo, y ve serafines tocando violines con música clásica y se regresa y le dice, está muy aburrido, y san Pedro le dice: anda ve entonces al infierno, y cuando llega esta un gran cumbión y la gente bailando, comiendo, chupando guaro y divirtiéndose y entonces regresa donde san Pedro y le dice: envíame al infierno, y lo hace, pero esta vez cuando llega esta todo quemado, en llamas y un gran calor, y les pregunta: pero acabo de venir y había un fiestón y el diablo le dice: es que veniste en tiempo de elecciones, pero ya pasaron.

 

Bueno, y ese candidato sonriente y bondadoso, cuando ya está en el cargo difícilmente regresa a esas comunidades que visitaba en campaña, hoy hay que gestionar una audiencia. No es broma, lo hemos visto y vivido. Esto tiene mucho que ver con nuestra concepción del poder, para que queremos y buscamos el poder. Y tiene mucho que ver con la situación actual.

 

Cuando fuimos gobierno hicimos muchos puentes, pero no organizamos a las personas que los transitan, entregamos útiles escolares, vaso de leche, pero no organizamos ni a los jóvenes ni a sus padres y madres, ni transformamos la educación, ni siquiera hicimos una reforma educativa progresista, y esto explica porque la gente no se identificó con esas obras, no se apropió de estos proyectos, los considero ajenos y parte de las obligaciones de todo gobierno. No pudimos ni quisimos construir poder popular, porque la visión era diferente, es una cuestión ideológica, además de política.

 

El partido como administrador del sistema (el gobierno como sumisión al poder)

 

El partido como administrador del sistema es un peligro30 que amenaza a aquellas fuerzas de izquierda que por años han sembrado y cosechado exclusivamente en el campo electoral, que es un campo que responde a la lógica, al discurso de los intereses de la clase capitalista.

 

Marta Harnecker opinaba al respecto que existe “una izquierda neoliberalizada que ha reemplazado la creencia en el socialismo por la creencia en el capitalismo democrático, una izquierda que simplemente no cuestiona el sistema…”31

 

Las clases dominantes cuando son inteligentes, descubren que resulta más adecuado para sus negocios un gobierno de izquierda, moderado, cauteloso, prudente, que un gobierno de derecha, reaccionario, que va a entrar en choque con el movimiento popular. Al final se termina como izquierda jugando el triste papel de administrador de la finca o de la maquila capitalista. Este ha sido el papel de la socialdemocracia y también de algunos partidos o frentes de izquierda.

 

No podemos seguir administrándole la crisis a la oligarquía, lo hicimos durante diez años, y peor en alianza con el partido ARENA, porque con esta conducta política corremos el riesgo de cerrar por un largo, pero largo periodo la opción de izquierda representada por el FMLN.

 

Ni tampoco podemos actuar bajo la premisa pragmática que hay que ser realistas y que la política es el arte de lo posible, porque esto nos conducirá tarde o temprano a adaptarnos, a acomodarnos al sistema existente. No seremos alternativa, opción de ruptura, posibilidad de cambio.

 

Y para los que sueñan con los cambios, la política no es el arte de lo posible, sino “el arte de descubrir las potencialidades que existen en la situación concreta para hacer posible lo que en ese momento aparece como imposible.”32

 

Septiembre de 2020

 

 

 

 

1 En el intenso debate de los años setenta en la izquierda salvadoreña, las formas de lucha jugaron un papel principal. Ver: “este debate acentúo inicialmente la atención sobre las formas de lucha en el cual se llegó hasta la caricaturización de las posiciones: así los de Moscú estaban por la vía pacífica y los de Pekín por la vía violenta.” Gutiérrez, Dagoberto. La persona, la fe y la revolución. Ven y Sígueme ACJ-CJE. San Salvador, 1993

2 En los años setenta en la izquierda salvadoreña se desarrollo un riquísimo debate, de lucha ideológica, alrededor de problemas teóricos como formas de lucha, alianzas políticas, el carácter de la revolución y sus fuerzas motrices, el programa y la unidad de la izquierda, y a principios de los años ochenta, entre la naturaleza de nuestra guerra, si era Guerra Popular Prolongada, GPP o Guerra Popular Revolucionaria, GPR.

3 Martínez, Antonio. A 20 años de los Acuerdos de Paz. San Salvador, CENISCH, 2012

4 Ver Dalton, Roque, MIGUEL MARMOL. Educa, San José, C:R. 1972

5 Ver Arias Gómez, Jorge. El golpe del 21 de octubre de 1944. Impresos Arte y Creaciones, San Salvador, 1976

6 Ver Moran, Francisco. Las jornadas civicas de abril y mayo de 1944. Editorial Universitaria, San Salvador, 1979

7 En memoria de Raúl Castellanos Figueroa. Domingo Santacruz. 2018

8 Carpio, Salvador Cayetano. Secuestro y capucha. San Salvador. 1967

9 Ver Genovés, Edito. Mi vida en el movimiento obrero salvadoreño. Ediciones Prometeo Liberado, san salvador 2020 ( próxima a ser publicada)

10 Ver Arias Gómez, Jorge. En memoria de Roque Dalton, San Salvador, 1999

11 Conversación con José Luis Merino, 27 de marzo de 2017.

12 Handal, Schafik. Consideraciones acerca del viraje del PCS hacia la lucha armada. CEM. 1983

13 Mediante entre otros medios, Radio Venceremos (ERP) y Radio Farabundo Martí (FPL)

14 Por medio de Convergencia Democrática, CD y el partido UDN.

15 En un primer momento, el FDR reflejó la alianza entre fuerzas revolucionarias y democráticas, su primer presidente (de abril a noviembre de 1980) fue Enrique Álvarez Córdoba. En un segundo momento, aglutino al MIPTES (profesionales y a los partidos políticos MPSC y MNR.

16 Handal, Schafik. La lucha política electoral desde una perspectiva revolucionaria. Instituto Schafik Handal. San Salvador, 2017

17 Pineda, Roberto. El Salvador: horizonte electoral 2021. https://www.alainet.org/es/articulo/208702

18 Handal, Schafik. El FMLN y la vigencia del pensamiento revolucionario en El Salvador. San Salvador, diciembre de 2005

19 Encabezada por Medardo González, electa el 7 de noviembre de 2005, propuesta por la Corriente Revolucionaria Socialista, CRS, creada y conducida por Schafik Handal y Salvador Sánchez Ceren.

20 Ver Dri, Ruben. Acerca del poder popular.

21 Ibid.

22 Ibid.

23 Mazzeo, Miguel. Stratta, Fernando. Reflexiones sobre el poder popular. Buenos Aires. 2014

24 De la Cruz, Vladimir. La desobediencia civil, una nueva forma de lucha. San José, C.R. Septiembre de 2020.

25 Moreno, Octavio e Ibarra, Carlos. La construcción de poder popular en los gobiernos nacional-populares de Latinoamérica. México. 2014

26 Ibid.

27 García-Guadilla, María Pilar. La praxis de los consejos comunales en Venezuela. Poder popular o instancia clientelar? Caracas, 2008.

28 Schafik en entrevista con Marta Harnecker comparte que, en el marco de la Guerra Popular Revolucionaria, “incurrimos en el error de intentar conducir el movimiento de masas por ordenes. Una expresión de esta forma, fue por ejemplo, incluir la lucha de los trabajadores dentro de las fechas del plan militar. Así hubo huelgas que nos e pudieron producir, porque las masas querían hacerlas antes, las necesitaban antes. Hubo casos en que estuvimos demorándolas contra la voluntad de las masas”. Handal, Schafik. El socialismo ¿Una alternativa para América Latina? Publicaciones Alternativa. San Salvador, 1991.

29 Evangelio de Marcos 10:42-45. Biblia Latinoamericana. México. 1989 : "Jesús los llamó y les dijo: «Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. 43. Pero no será así entre ustedes. Por el contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos, 44. y el que quiera ser el primero, se hará esclavo de todos. 45. Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.»" https://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/evangelio-segun-san-marcos/10/

30 Harnecker, Marta. La izquierda en el umbral del siglo XXI (version preliminary) 1998

31 Ibid.

32 Ibid.

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/209141?language=es
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