Ecuador: Hasta cuándo señor…
Frente a un presidente que dedica la mayoría de su tiempo a esta tarea con sus mentores Lasso, Nebot, Bucaram, uno pregunta: “¿Hasta cuándo? Señor”…
- Opinión
Parece que la historia se repita y no siempre para lo mejor. Conocemos la historia del padre Almeida de la Iglesia de san Diego, en Quito. Le quién le gustaba salir de noche para, según dicen, ir a farrear… Para sus escapadas tenía que alcanzar una ventana apoyándose en el brazo de un Cristo colgado en una cruz… Hasta que, una noche, el Cristo le preguntó: “¿Hasta cuándo? padre Almeida? Este, sin inmutarse, le contestó: “¡Hasta la vuelta, Señor!”
Frente a la campaña de odio que está contaminando al país desde 4 años, uno también pregunta: “¿Hasta cuándo? Señor”. Frente a un presidente que dedica la mayoría de su tiempo a esta tarea con sus mentores Lasso, Nebot, Bucaram, uno pregunta: “¿Hasta cuándo? Señor”… pues si la cabeza del país está enferma, todo el cuerpo se contamina.
Frente al equipo de ministros que secundan al presidente en esta misma desgracia, sale la misma pregunta. Y ni hablar con los medios de comunicación comerciales que sus pantallas y micrófonos que reproducen y amplifican mentiras sobre mentiras y calumnias sobre calumnias. Están también los asambleístas que se subieron a la camioneta robada de Alianza País, los que se han vacunado, los que han logrado carnet de discapacitados y ahora vacunarse… Habría que incluir a los autores de muchas redes sociales que amontonan basura sobre basura. A estos se suman el montón de ignorantes que repiten, campantes, el mismo odio, las mismas mentiras y calumnias, la misma basura, siguiendo la mala voz cantante, sin pensar, sin evaluar lo que dicen y escriben, sin discernir donde están la verdad y la dignidad. ¡Cuán bajo hemos caído en la indiferencia y la perversidad! ¡Que se vayan los Lasso, los Nebot, los Bucaram y cuántos han destruido y saqueado ese país! ¡Ya basta! “¿Hasta cuándo? Señor...” … hasta que decidamos cambiar.
Para revertir estas situaciones necesitamos de un proyecto común en el cual nos involucremos muchos. Ecuador somos todas y todos los ecuatorianos. En este momento el país nos necesita: Será lo que lo iremos haciendo. Por lograr esta gran transformación nacional no será suficiente un nuevo gobierno. Este es solamente ‘la directiva’: No va a mejorar nuestra situación si no nos involucramos de manera decidida y organizada.
Primero tenemos que ponernos a colaborar activamente como ciudadanos responsables de nuestro propio destino y del destino de nuestro país. Para esto necesitamos determinar las mayores prioridades nacionales afín de dibujar planes de acciones locales y nacionales. Con esta campaña electoral muchas organizaciones populares, sindicales, gremiales y políticas han emprendido actividades más concretas y otras han despertado para ser activas y protagonistas tanto para llevar adelante propuestas y como ser partes vivas de las soluciones.
Luego viene la decisión de participar en una gran minga nacional, para discernir colectivamente las mayores necesidades nacionales. Actualmente lo que más nos afecta es la pobreza que ha crecido por culpa de un gobierno que ha favorecido a la clase más rica del país a costa del empobrecimiento de los demás. Las desigualdades han crecido por la acumulación de riqueza en unas pocas manos. Se necesita una mayor repartición de la riqueza nacional para reducir la brecha entre una minoría que acumula millones de dólares en paraísos fiscales y la inmensa mayoría de la población que ni logra comer bien, estudiar, capacitarse en centros educativos, curarse, enfrentar la actual pandemia, lograr una casa propia…
Otra desgracia nacional es el desempleo masivo. Se necesita fomentar la producción agrícola y la industria no primero para exportar sino satisfacer las necesidades internas de las y los ecuatorianos. Los pequeños y medianos agricultores como también los pequeños y medianos empresarios necesitan apoyo para producir más y tecnificarse para lograr productos de mejor calidad. Así nos beneficiaremos todos de una mejor alimentación, vestimentas y satisfacción de nuestras necesidades básicas.
Los sectores de la educación y la salud tienen que ser promovidos tanto para nuestro desarrollo y bienestar como también para nuevas fuentes de trabajo. Sin educación de calidad, inclusiva de las culturas, no hay desarrollo ni de las personas ni del país. En cuanto a la salud, esta no consiste sólo en curarnos, sino evitar ser enfermo mediante una mejor calidad de vida, una alimentación más sana, una convivencia más solidaria, una comunión más profunda con la naturaleza.
No podemos seguir con el modelo actual de Extractivismo, porque destruye la naturaleza, contamina el agua y el aire, enferma los animales y la misma población, destruye las comunidades indígenas y enriquece las grandes multinacionales extranjeras. Existen modelos alternativos de desarrollo que cuidan de la población y del medio ambiente.
También es necesaria una nueva organización nacional que responda a la realidad multiétnica y pluricultural de nuestro país. Las diferentes nacionalidades deben avanzar hacia más autonomía política, económica y cultural para el beneficio de todos. Más participamos a favor del bien común de todos, mejor viviremos y conviviremos.
Las tareas son grandes y dignificantes. Pero el resultado depende de todos: una mayor conciencia, la decisión de participar, una mayor organización. Así somos colaboradores del Reino de Dios en nuestro país.
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