Hugo Chávez y Néstor Kirchner

San Martín y Bolívar no sembraron en el desierto

06/03/2013
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Una vez más la historia de amor de un pueblo se repite.
 
Nosotros lo vivimos con la lógica conmoción de la desaparición de un amigo de la Patria, que a la vez nos rememora nuestras grandes pérdidas inolvidables.
El pueblo venezolano está escribiendo la misma historia que nosotros entre lágrimas, reconocimientos y agradecimientos escribimos con Hipólito Yrigoyen, Evita, Juan Perón y Néstor Kirchner.
 
Todos tuvieron el cariño del pueblo, y todos tuvieron los mismos enemigos. Los que no dudan en acudir a sus actitudes más crueles para defender sus mezquinos intereses contrarios a los de la Nación. Los que para disimular el rechazo que las grandes mayorías les prodigan, sin ponerse colorados no dudan en elogiarlos después que en vida los agraviaron, persiguieron, insultaron y derrocaron.
 
“Viva el cáncer” escribieron en las paredes los que después para congraciarse con el pueblo hablaban bien de Evita.
 
Ante lo irreparable de la muerte se esfuerzan en mostrar su cara más humana.
 
Pero aunque el pueblo en su bondad lo disimule, los conoce y es consciente de quienes son los que verdaderamente defienden los intereses nacionales.
El despertar de las consciencias, la revalorización de la autoestima como sociedad y ser parte de un proyecto colectivo, es un paso del que es imposible regresar.
 
Ese es el corazón de la revolución que llevó adelante Hugo Chávez, como en otra etapa histórica lo hizo Juan Perón en Argentina.
 
En el despertar de las consciencias latinoamericanas, está la fuerza de un proceso que tiene en Hugo Chávez y Néstor kirchner como a sus principales artífices.
 
San Martín y Bolívar no sembraron en el desierto.
 
Eduardo Román Di Cola
Diputado Nacional (MC)
 
https://www.alainet.org/fr/node/74260?language=es
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