Tres acontecimientos han llamado la atención en nuestros días que tienen que ver con temas de la comunicación y de la libre expresión. El ciudadano australiano Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, ha cumplido un año en nuestra embajada en Londres, impedido por la fuerza, a viajar, tras haber recibido el beneficio del asilo de parte de nuestro gobierno. En esta misma semana la Asamblea Nacional de Ecuador aprobó, por amplia mayoría, la Ley de Comunicación, tendiente a terminar con el monopolio de la información; y finalmente se acrecienta el escándalo del espionaje telefónico y virtual por parte de las agencias de Estados Unidos.

 

Julian Assange, hizo declaraciones para la Primera Cumbre Para Un Periodismo Responsable (CUPRE) celebrada en Guayaquil, aseverando que “el mundo está dominado por un centro de poder liderado por Estados Unidos, que cuenta con instituciones como la CIA que ha emprendido en una batalla para controlar la información y la comunicación en todo el planeta”. Assange escandalizó al mundo con sus revelaciones sobre la red de espionaje mundial montada por Norteamérica a través de sus embajadas. Nuestro País no fue la excepción. Salieron a luz muchos nombres de agentes, informantes y fundaciones a sus servicios en todos los países del orbe. Se lo pretende acallar, incluso a costa de su misma vida.

 

La Ley de Comunicación en Ecuador, por su parte, limita el poder de facto de los grupos económicos propietarios de los grandes medios, lo que ha provocado las más airadas reacciones de la prensa mercantilista a nivel mundial, temerosa que esta experiencia sea contagiosa internacionalmente.

 

Por otro lado, va en aumento el escándalo relacionado con el espionaje telefónico y virtual, según revelaciones del ex agente de la CIA, Edward Snowden, quien puso al descubierto información secreta sobre escuchas masivas del gobierno a sus propios ciudadanos y a personas e instituciones en el mundo.

 

Son tres momentos del acontecer reciente que ponen sobre la mesa el tema de la libertad de expresión, cómo y para quién, o para quiénes.