Municipios rurales… terreno oscuro de la política chilena
25/05/2014
- Opinión
En las comunas rurales hay miles de personas inteligentes y honestas, pero el duopolio privilegia a quienes poseen rasgos de obsecuencia servil, amén de ignorancia general, caudillismo e ineficiencia porque ese tipo de ‘autoridad comunal’ es la que les sirve
ES HABITUAL ENTERARSE a través de la prensa, casi como rutina diaria, de los diversos desaguisados y estropicios que cometen muchos municipios (ya no ‘algunos’, sino la mayoría) cual si ello fuese parte del paisaje político y administrativo del país. Lo delicado del asunto es que junto a cada ‘patinazo’ va asociada una gruesa cantidad de dinero despilfarrado y, en ocasiones, surgen también nombres de personajes que de una u otra forma ‘engordan’ con dineros públicos, y no siempre dentro de los márgenes de la ley.
Definitivamente, más de algo funciona a medias, o mal, en muchos municipios; de preferencia en municipalidades pequeñas alejadas de las grandes metrópolis, rurales las más, donde las normas jurídicas constituyen sólo un lejano paisaje y campean a voluntad los caudillismos.
Pareciera que las elecciones municipales son para los políticos centralistas un simple trámite, ya que muchas comunas rurales les interesan un comino, pues sólo les sirven para probar fuerzas anticipando la pelea en serio, vale decir, las parlamentarias, porque ahí es donde se encuentra la verdadera caja fuerte, los negociados, los acuerdos y las legislaciones a favor de fulano o de mengano.
A muchos parlamentarios las comunas pequeñas les interesan únicamente como reservorio de ‘pagos políticos’ para satisfacer las demandas de algunos de sus principales ‘ayudistas’ en campañas por cargos de mayor prosapia... y una vez instalados esos colaboradores en la alcaldía respectiva, la comuna (y el edil mismo) sirven de satisfactores o ‘caja chica’ para pagos de menor cuantía, o si usted prefiere usar un lenguaje más simple, para dar trabajo bien remunerado a ciertos amigos.
¿Qué pasa entonces con los electores, con la gente en esas comunas? Al carajo…primero están los intereses económicos y políticos de las autoridades públicas, y después, muy atrás, en un lugar casi difuminado por la demagogia de parlamentarios gatopardistas, es posible barruntar la presencia del interés común de la ciudadanía, y de un republicanismo al que aún le ha sido imposible crecer.
¿Realmente sabe el gobierno central lo que ocurre en algunas comunas pequeñas? ¿Están enteradas, objetiva y oportunamente, las dirigencias de las tiendas que conforman los dos bloques mayoritarios del país respecto de lo que “ejecutan y administran” sus representantes en los Concejos Municipales y en las alcaldías de esas comunas? Y si lo saben, ¿les importa? Pareciera que a los partidos del duopolio –y al propio gobierno de turno- sólo le interesase que alcaldes y concejales demuestren una total incondicionalidad. Pecados, ilícitos, inmoralidades e incapacidades que esos ediles y concejales pudiesen cometer, son rápidamente ocultados por las mafias centrales partidistas.
Pero, en el caso que nos ocupa, la incondicionalidad en política deslinda con la estulticia y se hermana con la delincuencia, ya que quien calla ante la comisión de un ilícito, sabiendo que se trata de una acción dolosa, se convierte en encubridor. Y aquel que no sólo calla ante el ilícito cometido por otro sino que lo oculta tergiversando la verdad, ¿qué calificativo legal le cabe? A lo menos, ‘cómplice’.
Quienes viven en comunas pequeñas (sean o no rurales) saben a ciencia cierta que un mal gobierno local destrozaría la comuna en menos de cuatro años, y saben además que su alcalde se encuentra protegido por una legislación que impide actos revocatorios, así como también es materia por todos conocida que el accionar de la Contraloría Regional resulta ser poco menos que una sombra sobre el lado ya oscuro del charco, pues en los hechos concretos –a la hora de la verdad- su peso específico se aproxima a la nada misma.
Un ejemplo al pasar, sólo a objeto de dar verosimilitud a lo planteado. En la zona central existe una comuna donde durante 20 años el Departamento de Educación Municipal (DAEM) funcionó perfecta y eficazmente con tan sólo siete funcionarios que evaluaban y controlaban el accionar de seis escuelas básicas y un liceo. La actual administración ha sobrepoblado aquel Departamento al contratar un total de treinta y cuatro funcionarios… ¡treinta y cuatro! A tal extremo ha llegado la estulticia administrativa y política en ese sitio, que la comunidad bautizó al jefe del DAEM con el mote de “Bin Laden”.
Y si apuntamos nuestra crítica al Departamento de Salud de ese mismo municipio, deberemos decir que allí el señor alcalde gastó el total del presupuesto anual 2014 del Consultorio -y del mismo departamento- antes de completarse el primer semestre del año. ¿Los funcionarios cobran sus emolumentos mensualmente, o lo hacen cada sesenta días? En la cabecera comunal de ese hermoso territorio del Chile central, muchos vecinos saben que la gente que labora en el Departamento de Salud Comunal cobra sus estipendios en parcialidades. ¡Discutible gestión alcaldicia, de la que -al parecer-el propio Concejo Municipal guarda silencio!! ¿Por qué? ¿Quién controla y sanciona estas acciones? ¿Y la CONFUSAM local, calla y cobija? ¿Y la Contraloría?
No termina ni se ahoga en ello este asunto. El edil ha contratado a varios concejales de una comuna vecina en cargos municipales diversos… obviamente, concejales del mismo partido al que él pertenece. Demasiado burdo, pues en ese municipio ya han acaecido diversos hechos que deslindan en lo ilícito. ¿Cómo cuáles? Un secretario municipal que fue sometido a sumario por la Contraloría Regional y terminó siendo separado no sólo del cargo, sino del sistema público durante cinco años. Un director de Obras que fue desvinculado del cargo (y llevado a la justicia ordinaria) por graves errores en la asignación de recursos fiscales luego del terremoto de febrero de 2010. Una concejal procesada y detenida por órdenes judiciales debido a amenazas y lesiones a un ciudadano elector. Y ahora, esto…un edil que sobre puebla el municipio, se le escapa de sus manos la administración de la comuna y permite que acaezcan hechos tan graves como los relatados.
¡Pobre comuna del chamanto y la artesanía, tan bella, con gente de enorme valía… y gobernada 'a la birulí' debido a la irresponsable acción de partidos políticos asentados en Santiago, los que deciden las nominaciones para servir los cargos de edil y concejales designando a personajes de discutible capacidad administrativa y política! ¿O estoy equivocado, señores senadores y diputados de la Alianza y de la Nueva Mayoría? Se los pregunto porque los hechos avalan mi comentario.
Lo dicho no es un insulto, ni siquiera es un intento por meter el dedo en la llaga, ya que quienes viven en comunas pequeñas, alejadas del santiaguino centro de gravedad político, pueden dar fe respecto de que lo mencionado en párrafos anteriores es un hecho cierto.
Las autoridades concertacionistas y aliancistas, en varias alcaldías y concejos municipales de comunas rurales, son, para decirlo suavemente, vergüenzas públicas. Algunos tienen negra historia, pero cuando ella es informada por un medio de comunicación aparece de inmediato el responsable mayor de los estropicios (léase diputado o senador) rasgando vestiduras en defensa de su protegido, a la vez que lenguajeará exigiendo una “verdadera libertad de prensa”, vale decir, aquella que sólo hable maravillas del mundo político y se dedique con afanes populacheros al copucheo de la farándula, del fútbol y del último reality o show televisivo.
Es decepcionante, porque sabemos que la gente esto lo sabe, y los politicastros saben que se sabe…pero nadie en las altas esferas mueve un dedo para detener una locura que habla pésimo no sólo de nuestra capacidad intelectual, sino también de nuestra falsamente pretendida “viveza y valentía” criolla.
Aprovechando tales licencias, algunos parlamentarios se permiten imponer a algunos de sus protegidos, ‘ayudistas’ o tontos útiles, como candidatos a alcaldes o concejales en determinadas comunas…exactamente en aquellas donde la gente carece de información política relevante y de formación cívica…o también donde la mayoría de los militantes de determinada tienda partidista votan finalmente por quien impuso el parlamentario respectivo, ya que “es del partido y el senador lo exige”.
Más que lamentable, es indignante. Sin embargo, mientras la mayoría de los chilenos y chilenas no sepa leer de corrido ni entender lo que lee, el país seguirá asistiendo al encumbramiento de patanes y caudillejos locales incapaces e ignorantes que -en muchas comunas pequeñas y rurales- fungen como autoridades por la gracia del analfabetismo cívico de nuestros compatriotas.
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