La correlación de fuerzas en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en torno al tema de las crisis de deuda, ha cambiado drásticamente. Después de años de resoluciones que no modificaban el status quo del poder financiero, la ONU ha resuelto (por amplia mayoría en Asamblea General del 9 de septiembre pasado) construir un instrumento multilateral para regular las reestructuraciones de la deuda soberana. Y además en un plazo corto, antes de que acabe el 2014.

Se trata de la respuesta global a Elliott y a toda la banda de buitres del sistema financiero que con los favores del juez Thomas Griesa de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, se tumbaron el canje de la deuda argentina 2005 y 2010 (y con ello el sistema de reestructuración mundial) para que Paul Singer tenga un 1600 por ciento de retorno por haber comprado papeles de deuda de ese país tras la crisis de fines del 2001.

Eso fue demasiado como para que pase suave. De allí que se ha puesto al máximo nivel el debate para impedir que los fondos como NML Capital compren papeles de deuda de países en crisis a una pequeña fracción de su valor, para luego demandarlos por el total más intereses y otros conceptos.

144 votos a favor, 11 en contra y 41 abstenciones en Naciones Unidas refleja que los BRICS - después de Fortaleza -, las demás economías emergentes (salvo México que se abstuvo) y todos los países en vías de desarrollo se impusieron a Estados Unidos y sus aliados ante una Europa dividida. El liderazgo del G-77 más China a través de la presidencia boliviana fue clave para que la resolución viera la luz.

Con todo, aún falta mucho pan por rebanar, especialmente ahora que se avecina otro vencimiento de pago de la deuda argentina soberana reestructurada y Nación Fideicomisos S.A. abre su ventanilla en Buenos Aires. ¿Cuál será la respuesta de Griesa y Singer esta vez? ¿Todo dependerá el éxito o fracaso de la Ley de Pago Soberano promulgada el 11 de septiembre por Cristina Fernández?

Aunque entre cobrar y no cobrar, lo más práctico es lo primero, veremos en pocos días los reales obstáculos y fortalezas del nuevo mecanismo de pago, y la reacción de todos los actores de la escena financiera mundial. Lo real sin embargo es que el resultado de la votación del 9 de septiembre en Naciones Unidas genera un buen escenario para que los acreedores de Argentina cobren fuera de Nueva York donde la coerción de Griesa no llega, y con ello se abra una etapa de tránsito hacia una nueva arquitectura financiera internacional sin buitres.

 

- Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (LATINDADD)

Revista Economía Crítica N° 17, septiembre 2014