Un mendigo sentado en un polvorín de gas
26/09/2003
- Opinión
Bolivia ha sido un mendigo sentado sobre un banco de plata y estaño. Hoy está
sobre un volcán de gas. Los hidrocarburos son desde fines del siglo pasado el
principal producto de exportación legal de ese país.
En los últimos años se han venido descubriendo nuevos yacimientos en Tarija, en
la frontera con Argentina. Se calcula una reserva de 54.9 trillones de pies
cúbicos de gas natural; 7.9 son exportados al Brasil y en los próximos 20 años
podrían ascender a 12 trillones.
La tragedia boliviana es que siempre sus recursos naturales han sido extraídos en
bruto sin pasar por plantas de procesamiento que incentiven la industrialización
y que, para peor, el grueso de las ganancias hayan engordado arcas externas. De
Potosí salió tanta plata que se dice se pudo haber hecho una cadena hecha con
este metal precioso que una a la Tierra con la luna, pero quien vaya a esta
ciudad se asombrará de su extrema pobreza. Lo mismo pasa con Oruro, que carece de
pistas asfaltadas y un regular sistema de desagüe, pese a que de sus alrededores
salió el grueso del estaño que los aliados necesitaron para vencer a Hitler.
Ahora la multinacional LNG Pacific quiere exportar sin procesar el gas tarijeño
vía un puerto chileno. El presidente Sánchez de Losada, uno de los empresarios
más ricos de Bolivia, tiende a aceptar ese plan. Las organizaciones populares
plantean que, antes de exportar el gas, el mismo que debería estar en manos
estatales, este debe ser industrializado para beneficiar al país con productos
como fertilizantes, plásticos, fierro, acero e incluso la instalación de plantas
termoeléctricas.
La resistencia al proyecto transnacional ha conllevado a una serie de grandes y
aguerridas marchas callejeras, bloqueos campesinos, y desde el 30 de septiembre
una huelga general indefinida. En el 2000 el levantamiento de Cochabamba, la
tercera ciudad, perforó el plan de privatización del agua a favor de una
corporación británica. Ahora otra multinacional del Reino Unido (la BP) es uno de
los socios de LNG Pacific.
A los bolivianos se les amenaza que si no aceptan las condiciones de ésta el gas
llegará a la costa oeste norteamericana desde otros yacimientos. Para las
corporaciones euro-americanas existe el riesgo que si las movilizaciones
bolivianas logran volver a derrotar alguno de sus proyectos, pero en mayor
escala, su ejemplo puede ayudar a alentar a otras rebeliones en toda la región.
La ambición por el gas vuelve a poner en disputa a los tres países que se
pelearon el guano y el salitre en 1879. Desafortunadamente en Bolivia y Perú se
viene promoviendo el anti-chilenismo, una enfermedad que ciega a los pueblos.
Contrariamente, las 3 naciones vecinas deben avanzar hacia una unidad económica y
política que les permita desarrollar programas de desarrollo e industrialización
así como dar salida marítima a Bolivia.
* Isaac Bigio es analista internacional. Proviene de la London School of Economics
donde ha estado enseñando.
https://www.alainet.org/pt/node/108466?language=en
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