La guerra de Bush es más que Iraq y el petroleo
25/02/2003
- Opinión
Al caerse la "Cortina de Hierro" hace poco más de 10 años, Estados Unidos
se sintió con capacidad para definir los destinos del mundo sin oposición y
sin rivales. Prueba de ello, el apoyo que logró amasar para lanzar su
?Tormenta del Desierto? contra Iraq. A lo largo de la siguiente década,
invadió países e intervino en los asuntos internos de innumerables estados.
Muchos analistas concluyeron, al desaparecer la Unión Soviética, que se
establecía el mundo "unipolar", donde prevalece una sola potencia, un solo
país con capacidad para intervenir militarmente a escala global, con
capacidad para definir las reglas del intercambio comercial, con capacidad
para moldear las ideologías de los pueblos que habitan la tierra.
En la actualidad, EE.UU. se encuentra nuevamente enfrentado a Iraq. Le ha
declarado la guerra a un país de Medio Oriente, cuya historia es rica y
compleja. Sin embargo, en los últimos cien años, la historia de Iraq es la
historia del imperialismo moderno que enfrenta las potencias de turno en su
lucha por la conquista de territorios y mercados. En los primeros 50 años
del siglo XX, Iraq era objeto de interés por parte de Inglaterra, Francia y
Alemania (Rusia y EE.UU. se mantenían en la periferia de los
enfrentamientos). Las dos guerras mundiales que cobraron más de 150
millones de vidas, desplazaron las potencias europeas y surgió EE.UU. como
potencia económica y la URSS como alternativa ideológica.
Iraq y sus vecinos del golfo Pérsico -Irán y Arabia Saudita- tienen en
común su enorme riqueza petrolera. Sin la fuente energética que representa
el Medio Oriente, el capitalismo moderno tal como lo conocemos actualmente
se habría transformado durante la segunda mitad del siglo XX. Los
gobiernos de Medio Oriente no ignoran esta realidad. Durante la "guerra
fría" (1945-1990) los países del golfo Pérsico se aprovecharon de las
diferencias entre EE.UU. y la URSS para lograr más autonomía. Tras el
derrumbe de la Muralla de Berlín, EE.UU. sintió que tenía el derecho de
cerrar la brecha. La campaña militar denominada "Tormenta del Desierto",
desatada por EE.UU. y sus aliados en Iraq, fue una primera muestra.
¿Qué explica, entonces, el conflicto entre EE.UU. e Iraq? ¿Qué explica la
actitud norteamericana de querer involucrar a Panamá en un conflicto tan
lejano como el del Medio Oriente? Si Iraq está obligada por razones de
mercado a vender su petróleo a "occidente" ?porque quiere EE.UU. someter y
humillar militarmente ese país? Hay dos explicaciones que aparecen cada vez
con más fuerza entre los analistas de EE.UU. y Europa. La primera
respuesta plantea que EE.UU. quiere apoderarse de las reservas de petróleo
de Iraq sin necesidad de pasar por intermediarios. En la actualidad, Iraq
tiene acuerdos de exploración y explotación energética con Francia y Rusia.
Se especula que Francia controla, en la actualidad, el 40 por ciento de
las reservas iraquies y Rusia otro 20 por ciento. El enfrentamiento,
entonces, no es entre EE.UU. e Iraq. La lucha está definida entre Europa
(con Rusia, un nuevo aliado) y EE.UU. por el control de los recursos
naturales de Iraq. Es un retorno al imperialismo clásico del pasado. Es
un rechazo directo a las nociones de una potencia "unipolar" e, incluso, de
la globalización.
La segunda respuesta plantea que EE.UU. quiere demostrar en su
enfrentamiento con Iraq que tiene la capacidad para ser la única potencia,
con el derecho de ofrecer liderazgo y someter a Europa, Japón y otros
países a sus políticas globales. Si en esta "batalla" (que se escenificará
en un país "periférico") EE.UU. no logra alinear a Europa a sus propósitos
bélicos entonces pierde su liderazgo y hegemonía antes de disparar el
primer cañonazo. Esta situación explicaría la conducta de la Casa Blanca
que denuncia a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, quienes se
oponen a la guerra (Francia y Rusia e, incluso, México), pero siempre
regresa en busca de su aprobación. De hecho, las tendencias comerciales
mundiales muestran una creciente competencia entre EE.UU. y Europa. Esta
tendencia puede hacer que la brecha comercial se transforme, a mediano
plazo, en una barrera ideológica (hegemonía) y militar (dominación).
Para enfrentar esta coyuntura vital para el futuro, EE.UU. está haciendo un
despliegue "espectacular" de sus fuerzas militares en los alrededores del
golfo Pérsico y, a la vez, satura al mundo con sus medios de comunicación y
esfuerzos diplomáticos. Como eje en la lucha por la hegemonía mundial
EE.UU. proclamó su ?guerra al terrorismo?. El presidente Bush fue muy
preciso: El país o individuo que no está con EE.UU., está en contra de
EE.UU.
* Marco A. Gandásegui hijo, es profesor de Sociología de la Universidad
de Panamá.
https://www.alainet.org/pt/node/109122
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