El presupuesto norteamericano y las nuevas víctimas de George W. Bush
05/02/2004
- Opinión
Una nueva guerra ha iniciado hace unos días el actual presidente de
los Estados Unidos de América, pero esta vez no está dirigida contra
los humildes pobladores de lejanas naciones como han sido los casos
de Irak y Afganistán. Esta vez, aunque usted no lo crea, las
víctimas serán los propios norteamericanos, los conciudadanos de
este hombre obcecado, capaz de subordinar toda su política en
función del proclamado y dudoso tema de su antiterrorismo.
Un oscuro representante de la administración norteamericana, Cofer
Black, Coordinador para el antiterrorismo en el Departamento de
Estado de Estados Unidos, había adelantado el anuncio de esta nueva
pretensión de Bush al hablar ante el Comité Interamericano contra el
Terrorismo (CICTE), evento celebrado en Montevideo entre el 28 y 30
de enero pasados:
"Los objetivos antiterroristas de la administración Bus, anunció
Black, son derrotar a las organizaciones terroristas de alcance
mundial mediante el ataque a su liderato, finanzas y comunicaciones;
cooperar con otras naciones para privar a los terroristas de
patrocinio, apoyo o refugio; ocuparse de las condiciones subyacentes
que los terroristas tratan de explotar; y defender a los Estados
Unidos, sus ciudadanos e intereses en el país y en el extranjero
mediante la aplicación sostenida de recursos diplomáticos,
financieros, de inteligencia, militares y de ejecución de la ley".
Cuando aún se daban a conocer por todo el mundo las palabras de
Cofer Black por los cables y noticias de la prensa internacional, un
nuevo anuncio despertaba el interés no sólo de los norteamericanos
sino de todo el planeta: el anuncio por parte de George W. Bush del
presupuesto norteamericano para el 2005.
En esencia, los que escuchamos a Bush sentimos de inmediato una
sensación de desazón pues estaba claro que el actual presidente
norteamericano continuaba apostando por la guerra en detrimento de
la paz y del bienestar internacional. Varias conclusiones sacamos de
inmediato cuando finalizó su discurso:
¨ La guerra contra el terrorismo y el argumento manido de
propiciar la seguridad interior siguen siendo las prioridades de la
administración.
Con una propuesta de 2,4 billones de dólares para el año fiscal que
se inicia el venidero 1 de octubre, el peso de la guerra y la
pretendida defensa a la seguridad interna pasan a ser los elementos
de mayor preponderancia dentro del presupuesto, superior en un 3,5
% con respecto al del año anterior.
Nunca antes, desde la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos
habían desembolsado tan astronáuticas cifras para guerra y la
defensa nacional. Con un incremento de un 7 %, obviando los gastos
en Irak y Afganistán, la cuestionada guerra contra el terrorismo
de Bush sacrifica importantes programas necesarios e indispensables
para los norteamericanos.
El Departamento de Defensa, por tanto, dispondrá de 401 700 millones
de USD, teniendo como principales fuentes de gastos a la renovación
de las fuerzas armadas y la lucha contra el terrorismo. Por su
parte, el incremento en cuanto a seguridad interna hará que se
alcance la asombrosa cifra de 33.8 mil millones de dólares, cuyo
principal beneficiario será el Departamento de Seguridad Interna
(HSD) y estará encaminado a reforzar el control que sufren
extranjeros que residen o visitan los EE UU, sin excluir a los
propios norteamericanos.
En tal sentido, el presupuesto propuesto estima un incremento del 10
% para la seguridad interna, como ya señalamos, así como un
incremento del 11 % para el FBI.
Dentro de este contexto encaminado a reforzar el papel de los
Estados Unidos en el mundo de hoy, cobra especial relevancia el
presupuesto asignado por Bush para el Departamento de Estado.
Dicha partida presupuestaria para asuntos internacionales se
desglosa de la siguientes manera:
· Operaciones en el extranjero: 21.300 millones de dólares.
· Operaciones del Departamento de Estado: 8.400 millones de
dólares.
· Ley Pública 480 de ayuda alimentaria: 1.200 millones de dólares.
· Radiodifusión internacional: 569 millones de dólares.
· Instituto de la Paz de los Estados Unidos: 22 millones de
dólares.
Dentro del presupuesto asignado al departamento de Estado se
destinan importantes cifras a:
· La asombrosa cifra de 5,700 millones de dólares para ayuda
militar y económica para aquellas naciones que apoyen
incondicionalmente a los Estados Unidos en su política agresiva en
la arena internacional. Esta cifra contrasta con las partidas
asignadas a la lucha contra el SIDA en el mundo subdesarrollado
(2,800 millones de USD) y por la reconstrucción de Afganistán (1.200
millones de dólares).
Un papel en el reforzamiento de la hegemonía norteamericana en el
mundo lo representa la llamada Cuenta del Reto del Milenio (MCA),
una prometida cifra para aquellos países que se sumen a los planes
norteamericanos y asuman el triste papel de mercenarios.
El reciente nombramiento de Alan Larson, actual Subsecretario de
Estado para Asuntos Económicos, Comerciales y Agrícolas, como
Director Ejecutivo de la MCA, instrumenta la aplicación de los 2,500
millones de USD destinados por Bush en esta dirección. La
Corporación de la Cuenta del Reto del Milenio (MCA) dirigida por una
comisión en la que participan el propio Larson, así como Colin
Powell (Secretario de Defensa), John Snow (Secretario de Hacienda),
Robert Zoellick (Comercio) y Andrew Natsios (Administrador de la
USAID), dio a conocer el propio dos de febrero las condiciones para
ser beneficiados por la MCA, los criterios de selección y otros
importantes indicadores.
Según estos manipuladores de la "zanahoria", se espera que muchas
naciones cambien sus políticas cuando vean los beneficios de recibir
dicha ayuda.
El propio Powell, como si manejara una rifa, anunció para el próximo
mes de mayo el anuncio sobre cuáles serían las naciones inicialmente
favorecidas con la Cuenta del reto del Milenio.
El propio Departamento de Estado, a través de su portavoz Richard
Boucher, se apresuró a anunciar la ayuda en 1,600 millones de
dólares para el Comité Interamericano contra el Terrorismo. Esta vez
fue el propio Cofer Black el encargado de ofrecer la ayuda durante
las sesiones del CICTE efectuadas en Montevideo, como ya señalamos,
celebradas entre el 28 y el 30 de enero.
¨ Existencia de un déficit presupuestario récord, el cual
se proyecta deberá alcanzar los 521 mil millones de USD. Por
supuesto, Bush no pudo ocultar este preocupante hecho,
justificándose ante la nación por la deteriorada situación de la
economía norteamericana: "La razón por la que estamos donde estamos
es porque pasamos una recesión, fuimos atacados y estamos peleando
una guerra".
Pocos le creyeron en esta ocasión. Ni la recesión del 2001, ni los
problemas de la economía son causas de los problemas existentes. Por
el contrario, son consecuencias del mal manejo de la política
interna de su administración y, en mayor grado, por los enormes
gastos en que ha incurrido por mantener una dudosa guerra
internacional contra el terrorismo, cuya máxima expresión han sido
los criminales ataques contra Irak y Afganistán. ¿Cómo sostener sana
la economía de una nación que el año pasado destinó la asombrosa
cifra de 87 000 millones de dólares de manera extraordinaria para
sostener esta criminal contienda bélica?
Como para contrarrestar las esperadas críticas a su nuevo
presupuesto, Bush se apresuró en comentar sus "esfuerzos" por
reducir dicho déficit: Según él, se plantea una política encaminada
a lograr la reducción del mismo de los 521 mil millones de USD a 239
mil millones para el año 2009. Arriesgándose aún más, proclamó una
reducción a 364 mil millones para el próximo año sin incluir, desde
luego, los 50 mil millones que representan los gastos de guerra en
Irak y Afganistán. Esta incongruencia desbarata su pretendido plan
de reducción para el próximo año a 364 mil millones ya que, de
lograrse en realidad, sólo llegaría hasta los 414 mil millones esta
pretendida y casi imposible reducción.
Por supuesto, otro gran error de Bush es no contar con la insegura
marcha de la guerra en Irak y Afganistán, países en los que las
acciones de la resistencia se tornan cada vez más espectaculares y
dañinas para los ocupantes norteamericanos y sus cómplices de otras
naciones. De continuar así las cosas, mucho más dinero del
planificado habrá de desembolsarse, lo que acrecentaría aún más el
déficit presupuestario que sufre la nación.
Cuando uno analiza estas asombrosas cifras, a las que se suman los
401 millones para mantener los Cuerpos de Paz, probados instrumentos
de penetración norteamericana en otras naciones; los 731 millones
para financiar la lucha anti narcóticos de la Iniciativa Andina
contra las Drogas; los 836 millones para proteger las fronteras
norteamericanas; los 659 millones de USD para reforzar la protección
a las embajadas estadounidenses, así como los 650 millones para
"apoyar" las operaciones de la ONU para el mantenimiento de la paz,
no puede menos que preocuparse.
¿Qué queda entonces para las urgentes necesidades de los pobres en
Norteamérica? ¿Cómo serán, entonces, los programas de ayuda a los
necesitados y las esenciales urgencias de la salud pública y la
educación?
No cabe la menor duda, pues, que un detallado examen del presupuesto
de Bush para el año fiscal 2004-2005 se ha elaborado a costa de los
propios norteamericanos. Las siguientes cifras así lo atestiguan:
· 63 programas gubernamentales, 38 de los mismos vinculados a la
educación, serán desaparecidos con vistas a ahorrar 4,900 millones
de dólares. No cabe la menor duda que, en este caso, miles de niños
norteamericanos sufrirán la pérdida de sus aulas y beneficios como
consecuencia de la carrera guerrerista de su presidente. Las nuevas
víctimas no serán ya sólo Ahmed o Mahmoud, sino también John, Amy o
cualquier niño pobre de los Estados Unidos.
· Recortes presupuestarios de 481.9 millones de USD a la irrisoria
cifra de 97 millones para los programas orientados a la Policía
Comunitaria. ¿Cómo es posible hacer esto, me pregunto, en un país
donde el crimen ha ascendido a cifras alarmantes? ¿Qué pretendida
seguridad interna se puede lograr cuando se dejan indefensas las
calles, escuelas y barrios de la nación?
· Reducción del presupuesto para construcción de Acueductos de
1,700 millones a 1,300 millones de dólares.
· Reducción de los programas ambientales de la nación en un 8,9 %,
lo que representa la pérdida de fondos en 450 millones de dólares.
Como consecuencia de ello, no cabe la menor duda, los niveles de
contaminación ambiental afectarán aún más a los norteamericanos.
· Recorte en 335 millones de dólares para los programas de ayuda a
los gobiernos locales para el mejoramiento de los sistemas de
procesamiento de aguas albañales, agua de lluvia y potabilización.
· Mientras destina un abultado presupuesto para la NASA de 16,000
millones de dólares con el propósito de financiar el regreso a la
Luna, exploración del sistema solar y el Proyecto Marte, lo que
representa un incremento del 5,6 % con respecto al 2004, Bush deja
irresueltas muchas necesidades de su nación. El recorte
presupuestario en 38 programas vinculados a la educación, las artes,
el enfrentamiento al abuso del alcohol, prevención de la deserción
escolar y otros importantes asuntos como el Programa Even Start para
mejorar las habilidades de lectura de los niños pobres, afectados en
cerca de 1,400 millones de dólares, cierra las puertas a la solución
de significativos problemas sociales por resolver.
La nación en general sintió estupor y preocupación ante el anuncio
presupuestario de George W. Bush. Todos, salvo los halcones de la
guerra y los grandes monopolios del complejo militar, se sintieron
defraudados. No había dudas, pues, que esta vez el presidente había
reorientado sus ansias destructivas hacia la propia Norteamérica.
Las reacciones y críticas encendidas, por supuesto, no se hicieron
esperar.
"Hoy el presidente dio a conocer un presupuesto que ahonda los
déficits que sus políticas han contribuido a crear", señaló el
representante demócrata John Spratt, miembro del Comité de
Presupuesto de la Cámara.
Bush es "el Presidente fiscalmente más irresponsable en la historia
de nuestra nación", dijo el senador Kent Conrad, demócrata por
Dakota del Norte.
"Este presupuesto no sólo estafa nuestro ambiente, sino que es un
desafío al rol de nuestra nación como líder ambiental mundial",
manifestó el senador independiente James Jeffords.
Por su parte, Ted Kennedy, demócrata por Massachusetts, afirmó que
este presupuesto era "el más anti-familia, el más anti-trabajador,
anti-atención de salud y anti-educación de los tiempos modernos".
No faltaron reacciones airadas en los principales diarios
norteamericanos. El New York Times, en un artículo titulado "El
presupuesto de Pinocho", define al mismo como un "ejercicio de
cinismo en año electoral".
Más adelante señala dicho rotativo que los republicanos "están
perdiendo su reputación con los votantes acerca de su integridad
fiscal".
El propio Washington Post señaló al respecto: "La propuesta de Bush
es una obra maestra de política presupuestaria deshonesta y de
gobierno irresponsable".
Otro importante medio, el Wall Street Journal destacó que Bush
"quiere que el Congreso elija entre las armas y la mantequilla".
Las reacciones seguirán surgiendo y Bush se encontrará más
acorralado que antes como resultado de su irracional manera de
dirigir a su nación. Por nuestra parte nos sentimos más preocupados
por las consecuencias de esta política presupuestaria que
desembocará, sin lugar a dudas, en nuevas amenazas para la paz
mundial y en un reforzamiento de la hegemonía norteamericana en el
mundo de hoy. Sin embargo, confío en que los propios norteamericanos
tomen conciencia de que a ellos los han colocado en el triste papel
de víctimas cuando se apruebe este absurdo presupuesto.
*Percy Francisco Alvarado Godoy es escritor guatemalteco
https://www.alainet.org/pt/node/109425
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