Desaparición de López, protestas y nuevas amenazas
27/09/2006
- Opinión
La Marcha a Plaza de Mayo para reclamar por la desaparición de Jorge Julio López conformó siete cuadras. A esas miles de personas hay que agregar las marchas que se hicieron en otros lugares del país con el mismo motivo.
Las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo no participaron por diferencias que ya estuvieron presentes en el acto de los 30 años de la dictadura del 76. También hubo personajes públicos que estuvieron presentes, pero que se diferenciaron del texto principal de la convocatoria. Entre ellos Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, y Víctor De Gennaro, sindicalista, Secretario General de la CTA.
Por otro lado jueces relacionados con el caso del represor y torturador Etchecolatz, en el que López era testigo clave, recibieron amenazas, en un sobre sellado, diciéndoles que “Sabemos que usted, directa o indirectamente, está recibiendo presiones del Gobierno Nacional… con el propósito de ejercer la venganza y no la justicia”, firmado por “un grupo de Argentinos dispuestos a luchar por la Verdadera Justicia”
El texto “sugiere” a los jueces que no acepten lo que ellos llaman “presiones del gobierno”, que si no pueden “renuncie” porque “esta farsa tendrá su fin en cualquier momento” y entonces los que no “honraron” su cargo “deberán rendir cuentas ante un tribunal particularmente imparcial”.
Ese envío también lo recibieron otras personalidades públicas y organismos de Derechos Humanos. También hubo otros tipos de amenazas en varios lugares del país, en una clara demostración de que ciertos grupos relacionados con la Dictadura del 76 aun tiene poder operativo.
Esa preocupación está instalada a nivel del Gobierno Nacional quien, a pesar de todos los esfuerzos que hizo, carece de pistas ciertas sobre lo que ocurrió con López. Las sospechas sobre la participación de fuerzas policiales siempre estuvieron presentes, pero ahora llegó a ser parte de las declaraciones públicas oficiales.
Unas frases de Kirchner pueden servir de trazos para visualizar la situación. “Independientemente de cómo termine este hecho el pasado no está derrotado ni vencido”, “Si es para amedrentar sepan esos sectores que no tenemos derecho a tener miedo”, “Estemos atentos todos los argentinos. No podemos dejar que se vuelva a repetir ese pasado”
El presidente Kirchner es alguien que no desperdicia las oportunidades conflictivas para dejar sentado su pensamiento. De allí que no pueden colocarse en lugares aislados su confrontación con la Iglesia Católica Romana (ICR) y con el periodismo, ejercida en estos días.
En su participación en la provincia de Misiones impuso el tema de la participación de la ICR durante la Dictadura del 76, por cierto con sugerencias claramente negativas. Kirchner se trasladó hacia esa provincia en apoyo al actual gobernador, que impulsa una reforma constitucional a la que se opone un grupo de personalidades y partidos políticos cuya lista es encabezada por el Obispo Joaquín Piña, católico romano.
La posibilidad de pensar en que el cuestionamiento de Kirchner hacia la ICR durante la Dictadura del 76 esta relacionada con la desaparición de Jorge Julio López se refuerza por otra actitud presidencial.
En un acto realizado ayer, miércoles 27, Kirchner cuestionó seriamente al periodista Joaquín Morales Solá, de La Nación, acervo crítico del presidente, a quine lo nombró con nombre y apellido. Utilizó cierto sesgo irónico y leyó una información del 4 de junio de 1978, referida al Campeonato Mundial de Fútbol realizado en Argentina.
En ella Solá se refiere al entonces presidente Videla comentando que “Dio un breve discurso que siguió la línea conciliadora y pacifista habitual del mandatario”, a lo que Kirchner, entre otros conceptos, agrego que “Según Joaquín, este pacifista y conciliador hizo desaparecer 30.000 desaparecidos y dirigió el proceso”
De las consultas y conversaciones que mantuvo PE sobre este proceso llamó la atención la de un analista, generalmente certero, quien en rueda de café dijo “Lo de López me surge como un punto alto del movimiento opositor local e internacional de colocar el tema de la violencia como centro de la vida del país y que en esta ocasión ocasionó un panorama que, a mi, me trae las imágenes de la última etapa de Allende en Chile, no es que crea en un golpe de estado, pero si que crearon divisiones dentro de los organismos de derechos humanos e incorpora a gente de izquierda alrededor de los de derecha que estuvieron asociados a la Dictadura de Videla, miren, se protesta porque el gobierno aún mantiene impunidad, cierto es, pero lo preocupante es que no se acuerden de las medidas tomadas por Kirchner quien desalojó cientos de generales y de jefes de policía por lo que podría preguntarse si esto no es un pase de factura por aquello”.
Fuente: Agencia de Noticias Prensa Ecuménica, Montevideo. Uruguay
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