Intensa disputa en el corazón del Cono Sur

24/10/2006
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Entre fines de septiembre y comienzos de octubre el tablero regional registró movidas muy fuertes, que sacudieron los escenarios políticos en Paraguay, Bolivia y Uruguay. Todos los movimientos políticos confirmaron que, en Sudamérica, Washington ya no juega solo y debe aceptar que el multilateralismo se ha instalado en la región.

 

El 28 de septiembre Uruguay decidió no firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, posibilidad que se venía discutiendo desde principios de año. El 2 de octubre Paraguay comunicó a Washington que para 2007 no renovará la inmunidad diplomática de sus tropas, decisión que se había tomado ya en agosto. El 5 de octubre comenzó una “guerra” entre mineros sindicalizados y cooperativistas en Huanuni, Bolivia, con un saldo de 21 muertos en medio de intensos rumores de golpe de Estado en La Paz.

 

Todos estos hechos son apenas indicios de que algo fuerte está sucediendo en el corazón del Cono Sur. Y todos esos hechos son siempre reversibles: Uruguay puede encaminarse, por caminos más lentos, hacia la firma de un amplio tratado comercial con Estados Unidos; Paraguay puede llegar a revisar la suspensión de la inmunidad a las tropas estadounidenses; Evo Morales, que ha sorteado uno de los momentos más difíciles de su mandato, puede volver a ser jaqueado por las fuerzas de la derecha.

 

Todos estos hechos, y algunos más que veremos, suceden en un escenario caracterizado por lo que señala Noam Chomsky: “Los mecanismos de dominación imperial están perdiendo efectividad”, porque “especialmente en el cono sur, desde Venezuela a Argentina, la región se alza para derrocar el legado de dominación externa de los últimos siglos y las formas sociales crueles y destructivas que ella ayudó a establecer”1. Como hemos señalado desde tiempo atrás, el retroceso del imperio y los límites que encuentra en la región vienen de la mano del ascenso de los movimientos sociales y de los nuevos gobiernos progresistas. En la disputa que se está desarrollando en Paraguay y Bolivia—que parecen ser los escenarios más conflictivos—pero también en Uruguay y Ecuador, el papel de Brasil, y en menor medida Argentina y Venezuela, resultan decisivos.

 

Feroz lucha por la hegemonía

 

El clima existente en la región es mucho más tenso de lo que parece. La primera semana de octubre se realizó en Managua la Conferencia de Ministros de Defensa del continente americano, en la que participaron Donald Rumsfeld, jefe del Pentágono, y el general Bantz Craddock, jefe del Comando Sur. El segundo atacó a Venezuela por su papel “desestabilizador” en la región, mientras Rumsfeld alertaba sobre el peligro de que los mil misiles SAM-7 del ejército nicaragüense caigan en manos del sandinismo, en caso de que Daniel Ortega se alce con la presidencia en las elecciones de noviembre.

 

De modo simultáneo, se realizaron ejercicios militares regionales en el norte de Argentina, denominados “Operativo Hermandad”, en los que participaron fuerzas de Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Venezuela, además de Argentina (o sea, Mercosur más Bolivia). En otras ocasiones, las hipótesis de las maniobras suelen girar en torno a la recuperación de un espacio tomado por la guerrilla o la necesidad de intervenir conjuntamente en un país que ha sido desestabilizado por crisis internas. En esta ocasión, y esto es un cambio estratégico importantísimo, la hipótesis consistía en “la recuperación de un aeropuerto (el de la ciudad argentina de Posadas), que ha caído bajo el control de una potencia extra-continental, que lo utiliza para desplegar tropas traídas por vía aérea, para desplegarlas en la región”2. El analista del Instituto Nueva Mayoría señala, con razón, que “el único país que tiene capacidad militar para realizar una operación de este tipo es Estados Unidos”, y concluye que se ha procesado un cambio en las doctrinas militares de la región a través de la incorporación del concepto de “guerra asimétrica”, para “resistir la agresión de una potencia militar extracontinental que tiene una capacidad muy superior”.

 

El segundo dato a tener en cuenta es el papel de Brasil y Argentina en estos virajes. Cuando Uruguay estaba a punto de tomar una decisión sobre la firma del TLC, las cancillerías de Brasilia y Buenos Aires “afinaban bajo enorme sigilo la que iba a ser una contundente y dura respuesta, a la carta en la que a principios de septiembre Tabaré Vázquez pidió a sus socios del Mercosur ‘flexibilidades' para encarar negociaciones” con Estados Unidos3. La información, difundida después que Uruguay rechazó seguir el camino del TLC, asegura que Brasil y Argentina “rechazaban de plano cualquier posibilidad de permanencia de Uruguay en el Mercosur en caso de que firmara un acuerdo individual con Estados Unidos”.

 

Todo indica que las presiones fueron muy similares en el caso de Paraguay. Pero aquí la cosa es más compleja. Desde que Paraguay decidió permitir el ingreso de tropas de Estados Unidos con inmunidad diplomática, en mayo de 2005, los países del Mercosur, sobre todo Brasil pero también Argentina y Venezuela, han realizado algunos movimientos importantes para evitar que ese país se convierta en un nuevo y sólido aliado de Washington. Las bazas utilizadas, a grandes rasgos, son los recursos que generan las represas de Itaipú (por compra de energía de Brasil a Paraguay) y de Yacyretá (donde Argentina mantuvo una postura flexible frente a la deuda de 11 mil millones de dólares que tiene Paraguay, canjeándola por energía); la cooperación comercial y el apoyo de los grandes del Mercosur a través de un fondo de compensaciones del que se benefician Paraguay y Uruguay; y también las posibilidades de que Venezuela y Bolivia cooperen con Paraguay en el terreno comercial y de inversiones.

 

Estados Unidos, por su parte, movió también sus fichas, pero con cierta torpeza. Si bien Asunción hizo público recién a comienzos de septiembre la suspensión de la inmunidad de las tropas estadounidenses, “en agosto pasado, la ex canciller Leila Rachid informó oficialmente a Washington que a partir de 2007 Paraguay ya no suscribiría un acuerdo para ofrecer inmunidad a sus tropas”4. De inmediato, Estados Unidos comenzó a realizar una serie de presiones utilizando como argumento un acuerdo de cooperación militar entre Venezuela y Bolivia para construir cuarteles en zonas fronterizas desguarnecidas, en las que el narcotráfico y el contrabando se mueven con comodidad. Washington asegura que Paraguay estaría siendo amenazado por Venezuela, vía Bolivia. El acuerdo firmado por ambos países el 26 de mayo, busca contemplar la necesidad boliviana de revertir la vulnerabilidad de sus casi 7.000 kilómetros de fronteras escasamente pobladas, la llamada “invasión pacífica” de personas de los países vecinos y el contrabando de sus recursos naturales.

 

En efecto, toda la prensa conservadora regional se hizo eco de los “argumentos” de la administración Bush. El 13 de septiembre, sendos editoriales de los diarios paraguayos La Nación y ABC coincidieron en atacar a Evo Morales y a Hugo Chávez. Según La Nación, en un editorial titulado “Ninguna conspiración estadounidense”, “cualquier rearme boliviano tiene que repercutir en Paraguay y debe hacer que corresponda un rearme paraguayo”, a la vez que llamaba al gobierno a “buscar alianzas fuertes” y termina afirmando que “la garantía de la paz, es estar preparado para la guerra”5. El ABC, por su parte, acusó al “dictador venezolano” de estar enviando armas a Bolivia, negó la existencia de una base militar en Mariscal Estigarribia y aseguró que “Paraguay no representa un peligro militar para ningún Estado”6.

 

Pero fue el chileno El Mercurio el que mayor destaque realizó del presunto despliegue militar de Venezuela en Bolivia. En su edición del domingo 8 de octubre, asegura que se instalarán 24 bases militares en Bolivia con apoyo de Venezuela, lo que habría despertado recelos en Chile, Paraguay y Perú. Según el artículo, se trata de “una pieza más en el complejo tablero de ajedrez en el que—afirman círculos de inteligencia—Morales no está jugando solo. Detrás está la mano de (...) Chávez”. Como suele suceder, no se dice la fuente con precisión, más allá de adjudicarla a los inubicables “círculos de inteligencia”.

 

Lo cierto es que la prensa conservadora de la región, aliada de Washington, procura crear un clima de crispación ante la “expansión” de Venezuela, usando para eso el traumático recuerdo de la Guerra del Chaco (1932-1935) entre Paraguay y Bolivia, en la que murieron cien mil personas. Hasta ahora, de las 24 “bases” que construiría Bolivia, según los conservadores, sólo se resolvió construir dos instalaciones, una a orillas del río Paraguay y otra en la frontera con Brasil. Consultada por El Mercurio, la ministra de Defensa de Chile, Vivianne Blanlot, aseguró que el tema del “rearme” de Bolivia “ha sido exagerado y no provoca alarma”7.

 

Cuando Paraguay informó que suspendería la inmunidad de las tropas de Estados Unidos, el embajador en Asunción, James Cason, advirtió al canciller—recientemente asumido—Ruben Ramírez, sobre “supuestas intenciones de Bolivia para avanzar sobre territorio paraguayo, avaladas por Venezuela”8. El presidente del Congreso paraguayo, Enrique González Quintana, aseguró a la vez que el embajador Cason “me dijo que no tenían conocimiento de que haya una intención manifiesta de los bolivianos hacia el Paraguay, pero también me advirtió que no teníamos que dormirnos”9.

 

La situación interna boliviana

 

Para completar el cuadro regional, vale detenerse en la situación interna de Bolivia. Desde mediados de septiembre se vienen escuchando rumores en La Paz acerca de una presunta desestabilización al gobierno de Evo Morales, impulsada por Estados Unidos y el ex presidente Gonzalo Sánchez de Losada, “exiliado” en ese país. Cuando en la madrugada del 5 de octubre un grupo de cuatro mil cooperativistas (un sector compuesto por pequeños y medianos empresarios) intentaron asaltar con armas y dinamita la mina Posokoni (Huanuni) de propiedad estatal, donde trabajan unos 800 mineros sindicalizados, el clima político se calentaba abruptamente.

 

La mina es una de las más ricas de Bolivia y es codiciada por los llamados cooperativistas. Hace varias semanas, “varios líderes cooperativistas fueron denunciados por haber viajado a Londres a reunirse con personeros de los ex presidentes Jorge “Tuto” Quiroga y Gonzalo Sánchez de Losada (ambos empresarios mineros), con el objetivo de comprar un supuesto paquete accionario de la mina Posokoni, que estuvo privatizada hasta 2002, a la compañía británica Grant Thornton, liquidadora de la empresa minera RGB Resources PLC, ex concesionaria de la mina”10. Por ese motivo Morales denunció que existe una “conspiración” contra su gobierno, toda vez que los ex presidentes—responsables de la privatización de las minas y de otros recursos naturales del país—estarían operando para desestabilizar al gobierno boliviano.

 

Aunque Morales logró salir adelante luego de una semana muy difícil, su gobierno enfrenta graves problemas: roces con Brasil a raíz de la nacionalización de los hidrocarburos, ya que la brasileña Petrobras puede verse perjudicada; dificultades cada vez mayores con Estados Unidos por la alianza de Bolivia con Venezuela, y por la crítica que Washington realiza a la política de Evo Morales hacia la hoja de coca; y problemas muy graves con la oligarquía de Santa Cruz y los gobiernos de otros tres departamentos, que buscan la autonomía y que son las regiones que concentran las riquezas naturales del país.

 

Este último tema es uno de los más graves a mediano plazo. Se comenta la posibilidad de que las elites de Santa Cruz, el departamento más rico del país, puedan desencadenar un intento secesionista dividiendo el país, que sería contrarrestado con “una intervención de fuerzas venezolanas para desarmar a civiles armados”11. Pocos observadores ponen en duda la existencia de milicias paramilitares en Santa Cruz, entrenadas en zonas rurales y en latifundios con apoyo de terratenientes y grandes empresarios locales. Más aún, se ha difundido la existencia de “un paper de la cancillería argentina que adjudica un 56% de probabilidad a una guerra civil en Bolivia”12. Si esto es así, si todos los gobiernos de la región son concientes de la gravedad de la situación en Bolivia, todos los demás movimientos (desde las maniobras militares del Mercosur hasta la presión de Washington sobre Paraguay), cierran perfectamente.

 

Paraguay en el corazón de la disputa

 

Pocos días después que el gobierno del presidente Nicanor Duarte Frutos decidiera retirar la inmunidad diplomática a las tropas de Estados Unidos, el embajador James Cason pidió formalmente “revisar” la decisión. Pero la embajada en Asunción aseguró que las conversaciones sobre cooperación militar seguían adelante y se especulaba que “Washington podría hacer una excepción con Paraguay para seguir el próximo año con los ejercicios conjuntos”13. Dos días después, Cason declaró a los medios que Estados Unidos suspenderá los operativos de asistencia médica Medrete14, en lo que fue interpretado como una clara “represalia” de Washington. Más aún, Cason fue criticado por inmiscuirse en asuntos internos de Paraguay y la embajada debió librar un comunicado en el que manifestó que el embajador no está “molesto” por la decisión paraguaya15.

 

La misma semana en la que se sucedieron las controversias con el embajador Cason (del 8 al 14 de octubre), trascendieron dos noticias que revelan la envergadura que está tomando el conflicto de intereses en Paraguay. El jueves 12, el diario Ultima Hora de Asunción, informó que el gobierno de Duarte Frutos decidió votar a favor de Venezuela como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Como se sabe, Estados Unidos ve con preocupación esa eventualidad y apuesta por Guatemala para el mismo puesto.

 

Según el diario, el martes 10 la embajadora de Paraguay en Caracas había comunicado al gobierno de Chávez la decisión del gobierno de Duarte Frutos, que “sitúa a Asunción en una postura afín con las naciones que integran el Mercosur”16. El hecho debe completarse con la información de que “en correspondencia con la política integracionista de la alianza sudamericana, Paraguay comenzará a recibir, desde marzo de 2007, los primeros 48 millones de dólares destinados a mejorar la infraestructura física y la competitividad”17.

 

La segunda noticia proviene de Venezuela. La petrolera estatal venezolana (PDVSA) analizará durante diez meses la factibilidad de un proyecto para explotar gas natural y petróleo en el Chaco paraguayo. “Hay indicios tanto de gas como de crudo” sostuvo José Humberto Sánchez, geólogo y gerente de Cuantificación de PDVSA18. La petrolera venezolana suministra a Paraguay el 70 por ciento del diesel que consume, con ventajas financieras.

 

Observando en perspectiva, la impresión es que entre fines de septiembre y los primeros días de octubre los grandes países del Mercosur consiguieron una victoria importante sobre Washington, por la que venían trabajando desde julio de 2005, cuando los primeros soldados estadounidenses llegaron a Paraguay con inmunidad diplomática. Es cierto, como señala un comunicado del Servicio de Paz y Justicia de Paraguay (Serpaj-Py), que sigue en pie el funcionamiento de las agencias de seguridad de Estados Unidos, “que sin ley alguna se encuentran funcionando en el país, como el FBI, la DEA y agentes de la CIA, que fueran reconocidos oficialmente por el presidente Duarte Frutos desde julio del año pasado”. El organismo de derechos humanos reclama “cautela”, ya que los gobiernos de Paraguay y Estados Unidos estarían “estudiando una nueva forma jurídica que incluso podría llegar a ampliar las garantías otorgadas a los soldados norteamericanos”.

 

Fuera de duda, el delicado equilibrio de fuerzas exige mucha cautela. Pero algo está cambiando, y Washington está perdiendo puntos. Se asegura, por ejemplo, que el intento de Estados Unidos de tener una presencia permanente en Paraguay, en referencia a la Triple Frontera, “se guardó en el freezer”19. En efecto, todo lo que está sucediendo estas candentes semanas en el Cono Sur (a lo anterior deben sumarse el balotaje en Brasil y las elecciones en Ecuador), es reversible. Pero si miramos el largo plazo, es indudable que hay un giro. Como dice Chomsky, “este giro no es nada bienvenido en Washington, por las razones tradicionales: Estados Unidos esperaba contar con América Latina como una base segura de recursos, mercados y oportunidades de inversión. Y, como los planificadores lo han enfatizado durante largo tiempo, si este hemisferio se sale de control, ¿cómo puede esperar Estados Unidos resistir desafíos en otras partes?”.

 

Notas

 

   1. Noam Chomsky, “Latinoamérica declara su independencia”.

   2. Rosendo Fraga, “El factor militar en América Latina”.

   3. ”Uruguay distendió el clima del Mercosur”, Clarín, Buenos Aires, 30 de setiembre de 2006, en www.clarin.com.

   4. “EEUU pidió a Paraguay por la inmunidad de sus tropas”, Clarín, 7 de octubre de 2006.

   5. La Nación, Asunción, 13 de setiembre de 2006, en www.lanacion.com.py.

   6. ABC, Asunción, 13 de setiembre de 2006, en www.abc.com.py.

   7. El Mercurio, Chile, artículo de Sergio Espinosa y Andrea Sierra, 8 de octubre de 2006, en http://diario.elmercurio.com.

   8. En www.infobae.com, 9 de octubre de 2006.

   9. En www.hoybolivia.com 10 de octubre de 2006.

  10. Luis A. Gómez, “Huanuni y el metal del diablo”.

  11. Rosendo Fraga, ob. cit.

  12. Idem. Negritas mías.

  13. Clarín, 7 de octubre de 2006.

  14. Medical Readiness Education and Training Exercises. Para una descripción breve de los Medrete véase Raúl Zibechi, “La militarización de Paraguay: plataforma para la hegemonía continental”, IRC, agosto de 2006, en www.americaspolicy.org.

  15. “Represalia de EEUU a Paraguay”, 9 de octubre de 2006, en www.infobae.com.

  16. Cable de Prensa Latina, Asunción, 12 de octubre de 2006.

  17. Idem.

  18. “PDVSA inicia estudios para búsqueda de hidrocarburos en Paraguay”, 14 de octubre de 2006, en www.alternativabolivariana.org.

  19. “Paraguay retira trato preferencial a soldados de EEUU¨, Asunción, 11 de octubre de 2006, en www.MadridDigital.info.

 

-  Raúl Zibechi es miembro del Consejo de Redacción del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales. Es colaborador mensual con el IRC Programa de las Américas (www.americaspolicy.org).

 

 

Recursos

 

Noam Chomsky, “Latinoamérica declara su independencia”, The New York Times Syndicate, septiembre de 2006.

 

Rosendo Fraga, “El factor militar en América Latina”, 12 de octubre de 2006, en www.nuevamayoria.com.

 

Luis A. Gómez, “Huanuni y el metal del diablo”, Brecha (Uruguay), 13 de octubre de 2006, en www.brecha.com.uy.

 

Serpay-Py (Servicio Paz y Justicia-Paraguay, “¿Retiro de inmunidad a cambio de qué”, Asunción, 6 de octubre de 2006.

 

Raúl Zibechi, “La militarización de Paraguay: plataforma para la hegemonía continental”, IRC, agosto de 2006, en www.americaspolicy.org.

 

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Fuente:  Programa de las Américas del International Relations Center (IRC),

http://www.ircamericas.org

https://www.alainet.org/pt/node/117934?language=es
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