La planta insolente del paramilitarismo

09/03/2008
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La guerra, afirmó Clausewitz, es continuación de la política por otros medios. La política, añado, es prosecución de lo social, lo económico y lo cultural mediante la coerción. Toda guerra confiesa un fracaso social, económico, cultural y político.

La primera potencia militar del mundo gana todas las guerras en lo táctico, y las pierde en lo político, económico, social y cultural.

La continuada intervención militar de Estados Unidos mediante el Plan Puebla-Panamá en México y América Central a través de los planes Colombia, Patriota y Victoria en la Hermana República es la confesión del colosal fracaso de sus políticas hemisféricas.

El aporte de más de 7.000 millones de dólares y cerca de un millar de combatientes estadounidenses más equipos bélicos, helicópteros y aviones de combate de fabricación norteña, así como la intervención de instructores y armamentos israelíes sólo expresan la incapacidad del gobierno de Colombia para resolver por sus propios medios el conflicto social que la sacude.

En la medida en que el gobierno colombiano se somete a esta intervención armada extranjera para resolver una cuestión interna, confiesa que ya no tiene control sobre sus asuntos internos ni externos.

El gobierno de Colombia ha devenido instrumento de imposición armada de los intereses y objetivos estratégicos de Estados Unidos en América Latina y el Caribe.

El primer objetivo estratégico de Estados Unidos es retener el control sobre la producción y tráfico de la cocaína, que en la Colombia de Uribe para 2005 totaliza 640 toneladas métricas de las 910 de la producción mundial, de las cuales sólo 180 provenían de Perú y 90 de Bolivia (United Nations Office on Drugs and Crime, "World Drug Report 2006, Volume 1:Analysis" ; United Nations: Viena, Austria, 2006, p. 82). Para 2003 el 77% y para 2004 el 92% de la cocaína entra en Estados Unidos por México, a través del corredor estratégico del Plan Puebla-Panamá, y el resto por el Caribe, según el oficial de la DEA Antonio Plácido (AP: Olga Rodríguez: “Mexican Drug Lords increasingly powerful” 2005).

El segundo objetivo de Estados Unidos es monopolizar los hidrocarburos, para lo cual promovió guerras contra Afganistán e Irak y planea utilizar al ejército de colombiano para apoderarse de las mayores reservas del hemisferio secesionando a Venezuela.

El tercer objetivo de Estados Unidos es restablecer mediante intervenciones militares ejecutadas por Colombia su declinante hegemonía continental, castigada por el fracaso en la imposición del ALCA, la derrota de su candidato para la presidencia de la OEA, el atascamiento del TLC con Colombia, la afirmación del Mercosur, el surgimiento del ALBA, la afirmación nacionalista en Ecuador, Bolivia y Nicaragua y el avance integracionista en toda América Latina y el Caribe.

Para estrategias de Estados Unidos, tácticas estadounidenses: Washington intenta transformar a Colombia en potencia militar especializada en mercenarismo y contrainsurgencia. Para 2007 su gasto militar ascendió a 6,6% del PIB, uno de los porcentajes más altos del mundo. En su Congreso más de setenta parlamentarios son investigados por paramilitarismo; su Presidente figura en un informe del Departamento de Estado como narcotraficante. O el gobierno colombiano consiente en el narcotráfico y el paramilitarismo, o no es gobierno.

A tácticas estadounidenses, prácticas gringas: la invasión colombiana a Ecuador del 29 de febrero utiliza equipos yankis de detección satelital e infraestructuras de las bases de Manta y de Tres Esquinas; y desde ellas dirige aeronaves y asesta bombas de fabricación norteña para asesinatos selectivos en países neutrales.

A practicas gringas, coartadas cipayas. La invasión armada contra Ecuador del bisiesto 29 de febrero esgrime como pretexto la doctrina militar de Bush de la guerra contra el “terrorismo” perpetua, preventiva, unilateral y sin consulta con organismos internacionales, y sirve como promoción electoral de republicanos y uribistas.

A coartada cipaya, sainete mediático. Toda agresión de Estados Unidos va acompañada de un operativo de culpabilización de las víctimas. El gobierno de Uribe, desde el pedestal de su producción anual de 640 toneladas métricas de cocaína, acusa de traficante a Venezuela. El desgobierno paramilitar de Uribe acusa de colaboración con el terrorismo al de Ecuador, que el año anterior desmanteló 47 campamentos de ilegales.

A sainete mediático, remake cinematográfico. El director de la Policía Nacional de Colombia Oscar Naranjo dice localizar en computadoras mágicas, resistentes a bombardeos que despedazan veinte personas, cincuenta kilos de uranio virtual, quizá procedentes de las imaginarias armas de destrucción masiva de Irak, con los cuales “Las FARC están dando pasos en el mercado internacional para convertirse en un gran agresor global”.

El gobierno de Uribe, que utilizó 32.000 paramilitares culpables de más de 30.000 desapariciones y, según Amnistía Internacional, del 80% de los 400.000 delitos cometidos en Colombia entre 1990 y 2006 (http://www.publico.es/ 4 marzo 2008), amenaza acusar a Chávez ante la Corte Penal Internacional por apoyar grupos terroristas. Cada ladrón juzga por su condición.

El reciente intento de la Exxon de embargar bienes de PDVSA en el exterior encaja así como pieza clave de un plan de bloquear a Venezuela como a Irak.

· A la tentativa de bloqueo económico la acompaña el militar: José Vicente Rangel denuncia el 2-10-2008 que el ejército colombiano moviliza hacia nuestras fronteras el batallón Cartagena, las unidades de puerto Salgar y las de Larandia.

En la reunión de embajadores ante la OEA del 4 de marzo sólo Estados Unidos y Colombia apoyan la agresión contra Ecuador. Se desploma así el intento de bloqueo diplomático.

La OEA es otra, América Latina y el Caribe son otros, Venezuela es otra: fuerte, jurídicamente intachable, integracionista e integrada.

http://luisbrittogarcia.blogspot.com/

https://www.alainet.org/pt/node/126202?language=es
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