La propuesta de Condoleezza Rice que dejó en la Moneda
17/03/2008
- Opinión
La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, ha propuesto durante su reciente visita a Brasil y Chile un proceso de "flexiblización de fronteras" en América del Sur, con el fin de combatir el terrorismo.
De esa forma se podrían legitimar acciones militares como la emprendida recientemente por Colombia, en territorio ecuatoriano.
"Quizá llegó el momento de la examinar en la región como se puede garantizar la seguridad en todas la fronteras, cubriendo todos los países. Estados Unidos será aliado de esa iniciativa", afirmó Rice en Brasilia, luego de entrevistarse con el canciller brasileño Celso Amorim.
Si los Estados Unidos desean que este tipo de proposiciones puedan ser considerado con seriedad por otros países debería comenzar por dar el ejemplo. América Latina sólo podría estudiar la flexibilización de sus fronteras si quienes hacen esta propuesta tan audaz están dispuestos a limitar su propia soberanía.
En primer lugar Estados Unidos debería estar dispuesto a flexibilizar su frontera con México, derribando el muro que han construido en los últimos años y permitiendo que la población fronteriza se desplace flexiblemente, en busca de fuentes de trabajo y de negocios sin mayores restricciones.
En segundo lugar Estados Unidos debería flexibilizar sus criterios de admisión a su territorio, permitiendo el libre tránsito de personas con los países que estén dispuestos a aplicar cláusulas de reciprocidad, constituyendo un símil americano al “espacio Schengen”, que permite la total movilidad de los ciudadanos de la Unión Europea, sin uso de pasaporte y sin controles fronterizos.
En tercer lugar debería estar dispuesto también a flexibilizar sus políticas de patentes comerciales, lo que constituye una consecuencia lógica de la flexibilización de la soberanía territorial, permitiendo a los países “flexibles” fabricar medicamentos genéricos y generar tecnología basada en productos norteamericanos.
En cuarto lugar se deberían flexibilizar los sistemas jurídicos, de modo que los ciudadanos estadounidenses puedan ser juzgados por tribunales latinoamericanos sin han cometido delitos en territorios latinoamericanos. Además, Estados Unidos debería ratificar sin reservas el Estatuto de Roma, que implementa la Corte Penal Internacional, propuesta que hasta el momento ha combatido con especial virulencia.
Además debería derogar la Ley de Protección de Funcionarios y Personal Militar Estadounidenses y la Enmienda Nethercutt, que establecen que el gobierno norteamericano retirará el apoyo militar y de otra índole a países que se hayan negado a firmar acuerdos bilaterales por los cuales se garantice la impunidad a sus funcionarios acusados de genocidio, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra.
¿Flexibilización de las fronteras? Excelente idea. Pero en todos los sentidos, y en todas las dimensiones, en función de la integración y el bienestar de nuestros pueblos. Mientras no sea ese el objetivo, más vale defender nuestras fronteras como espacios sagrados, que garantizan la no injerencia de quienes pretenden flexibilizar los derechos humanos, relativizar la democracia, y minimizar nuestras libertades.
- Alvaro Ramis es teólogo chileno. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.
Fuente: Crónica Digital (Santiago de Chile)
http://www.cronicadigital.cl
De esa forma se podrían legitimar acciones militares como la emprendida recientemente por Colombia, en territorio ecuatoriano.
"Quizá llegó el momento de la examinar en la región como se puede garantizar la seguridad en todas la fronteras, cubriendo todos los países. Estados Unidos será aliado de esa iniciativa", afirmó Rice en Brasilia, luego de entrevistarse con el canciller brasileño Celso Amorim.
Si los Estados Unidos desean que este tipo de proposiciones puedan ser considerado con seriedad por otros países debería comenzar por dar el ejemplo. América Latina sólo podría estudiar la flexibilización de sus fronteras si quienes hacen esta propuesta tan audaz están dispuestos a limitar su propia soberanía.
En primer lugar Estados Unidos debería estar dispuesto a flexibilizar su frontera con México, derribando el muro que han construido en los últimos años y permitiendo que la población fronteriza se desplace flexiblemente, en busca de fuentes de trabajo y de negocios sin mayores restricciones.
En segundo lugar Estados Unidos debería flexibilizar sus criterios de admisión a su territorio, permitiendo el libre tránsito de personas con los países que estén dispuestos a aplicar cláusulas de reciprocidad, constituyendo un símil americano al “espacio Schengen”, que permite la total movilidad de los ciudadanos de la Unión Europea, sin uso de pasaporte y sin controles fronterizos.
En tercer lugar debería estar dispuesto también a flexibilizar sus políticas de patentes comerciales, lo que constituye una consecuencia lógica de la flexibilización de la soberanía territorial, permitiendo a los países “flexibles” fabricar medicamentos genéricos y generar tecnología basada en productos norteamericanos.
En cuarto lugar se deberían flexibilizar los sistemas jurídicos, de modo que los ciudadanos estadounidenses puedan ser juzgados por tribunales latinoamericanos sin han cometido delitos en territorios latinoamericanos. Además, Estados Unidos debería ratificar sin reservas el Estatuto de Roma, que implementa la Corte Penal Internacional, propuesta que hasta el momento ha combatido con especial virulencia.
Además debería derogar la Ley de Protección de Funcionarios y Personal Militar Estadounidenses y la Enmienda Nethercutt, que establecen que el gobierno norteamericano retirará el apoyo militar y de otra índole a países que se hayan negado a firmar acuerdos bilaterales por los cuales se garantice la impunidad a sus funcionarios acusados de genocidio, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra.
¿Flexibilización de las fronteras? Excelente idea. Pero en todos los sentidos, y en todas las dimensiones, en función de la integración y el bienestar de nuestros pueblos. Mientras no sea ese el objetivo, más vale defender nuestras fronteras como espacios sagrados, que garantizan la no injerencia de quienes pretenden flexibilizar los derechos humanos, relativizar la democracia, y minimizar nuestras libertades.
- Alvaro Ramis es teólogo chileno. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.
Fuente: Crónica Digital (Santiago de Chile)
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https://www.alainet.org/pt/node/126400
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