Según reseña la historia, fue un 12 de octubre de 1492 que Europa tuvo el primer contacto con el continente que posteriormente fue llamado “América”, cuando las tres carabelas comandadas por Cristóbal Colón llegaron al mar del Caribe.  A partir de entonces, viene la conquista y una colonización implacable signada por el saqueo de riquezas –particularmente metales preciosos-, el exterminio de los pueblos originarios y sus civilizaciones, y la implantación de esclavos africanos traídos a la fuerza.  Y esta es una de las principales fuentes de la prosperidad europea.

Faltan unos meses para conmemorar el inicio de las luchas independentistas que dieron paso a la conformación de las actuales repúblicas que aparecen en el mapa de América Latina y el Caribe, aunque a la postre significó que la impronta colonial cambie de forma, sin desvanecerse.  Atávico legado histórico que conspira contra la integración regional.

Desde entonces, mucha agua ha pasado bajo los puentes de la historia, hasta que en 1999, en Río de Janeiro (Brasil) se abrió un espacio de diálogo gubernamental para buscar acuerdos entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe.  La secuencia: reuniones en Madrid (2002), Guadalajara (2004) y Viena (2006).  La próxima parada será Lima, con la cumbre presidencial que tendrá lugar el próximo 16 de mayo.

En esta dinámica, si bien la referencia a la “sociedad civil” ha sido una constante, en los hechos ha resultado relegada en los espacios oficiales, aunque por intermedio de sus expresiones organizativas más dinámicas ha buscado hacer oír su voz, con cierto retraso.  Es así que, en Lima, de cara a la V Cumbre UE-ALC, tendrá lugar el tercer encuentro de Enlazando Alternativas, promovido por coordinaciones y organizaciones sociales de los dos continentes, pues entre los pueblos hay una sintonía que prevalece en sentido de hermandad y humanidad.  Este es el sentido del  número doble de la revista  América Latina en Movimiento  (431- 432) “Unión Europea – América Latina y Caribe: 500 años después”.