Panorama político y social frente a las elecciones de diciembre

La derecha desarmada

05/04/2009
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Futuro: el apoyo a la Revolución democrática cultural que viene llevando adelante el gobierno de Evo Morales hace viable la reelección del Presidente en los comicios generales previstos para diciembre. El Senado Nacional, controlado por sectores conservadores y oligárquicos, aún no aprobó el Código Electoral dispuesto por la nueva Constitución. La caída del presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (Ypfb), Santos Ramírez y el reconocimiento de Morales de la existencia de focos de corrupción, son utilizados por la oposición para desprestigiar al Gobierno. Sin embargo, el apoyo de la ciudadanía, demostrado ya en las calles y en las urnas, hace presumible que el binomio Morales−García Linera vuelva a ganar por un amplio margen.

Es claro que desde 2003 a esta parte, la ciudadanía organizada en las calles y en las urnas, derrotó a la oligarquía económica y política, apoyada por la embajada estadounidense. Las expectativas populares de realizar cambios estructurales hacen claramente viable la reelección de Evo Morales, por cinco años más, en los comicios que están programados para diciembre de 2009.

El binomio formado por Morales y Álvaro García Linera, su actual vicepresidente, se ha consolidado no solamente por la inexistencia de rivales políticos con posibilidades de enfrentar el potencial conseguido por los actuales gobernantes, sino porque la pugna interna en el oficialismo y el Movimiento al Socialismo (MAS) ha quedado claramente definida a favor de García.

Aún falta, sin embargo, que el Senado Nacional, controlado por los sectores políticos conservadores y oligárquicos, apruebe el Código Electoral, en correspondencia con la nueva Constitución Política del Estado promulgada en enero. Dos aspectos marcarán sus próximos pasos: la acción de los movimientos sociales para presionar al Senado y la demanda de dos organizaciones indígenas por conseguir mayor representación parlamentaria.

Frente interno

La vertiginosa caída de Santos Ramírez, presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (Ypfb) hasta enero pasado e importante alternativa vicepresidencial, permitió el afianzamiento del binomio Morales−García.

El reconocimiento del presidente Morales de que existen focos de corrupción en su gobierno y dificultades para luchar contra ellos, ha estado precedido precisamente por el escándalo protagonizado por el presidente de Ypfb, Santos Ramírez, alto dirigente del MAS, hombre de confianza política del Jefe de Estado y ex Presidente del Senado Nacional.

Ramírez, quien se encuentra en la cárcel pública, está vinculado a un hecho de corrupción por un contrato de 80 millones de dólares con la empresa Catler−Uniservice para construir una planta de separación de gas. La presunta entrega de 450 mil dólares a personas cercanas a Ramírez provocó el asesinato del empresario Jorge O' Connor.

Por otra parte, dos organizaciones sociales indígenas, la Central Indígena Del Oriente Boliviano (Cidob) y el Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qollasuyo (Conamaq), que forman parte del Consejo Nacional por el Cambio (Conacalm) se han distanciado del Gobierno porque demandan que los escaños indígenas sean 18, frente a la propuesta oficial de mantener los 15 actuales.

Esta situación es aprovechada por los senadores de la oposición que pretenden negociar con los sectores sociales para tener protagonismo y manejo de las normas jurídicas que deberán garantizar la realización del proceso electoral de fin de año. El presidente del Senado, Oscar Ortíz, representante de los sectores terratenientes de la oligarquía de Santa Cruz, rechazó las presiones de los movimientos sociales para apresurar la aprobación de la ley.

Los candidatos

En medio de una gran debilidad, varios candidatos de los partidos y sectores tradicionales pretenden posicionarse en el tablero político−electoral. Dos ex vicepresidentes de Gonzalo Sánchez de Lozada, expulsado del Palacio de Gobierno por una rebelión popular en octubre de 2003, buscan el apoyo de los sectores opositores.

Uno de ellos, Víctor Hugo Cárdenas, de origen indígena e impulsor del katarismo en los años 1980, ha realizado una campaña sistemática contra el gobierno de Evo Morales y la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado.

Los sectores aymaras de Sakajauira, población de las orillas del Lago Titicaca, agredieron y expulsaron a su familia de la comunidad y quemaron su casa como castigo de la justicia comunitaria por su conducta política. Esta situación le ha permitido gozar de una espectacular campaña de los medios de comunicación opositores al Gobierno.

El otro, Carlos Mesa, ex conductor y empresario de televisión, ha anunciado la creación de un partido político y busca el respaldo de todos los sectores sociales y regionales que enfrentan a Evo Morales. También ha recibido un importante respaldo de los medios del gran capital.

Otros posibles candidatos presidenciales son el prefecto de Tarija, Mario Cossio que estaría respaldado por los Prefectos de Santa Cruz, Beni y Chuquisaca. Durante los últimos tres años el bloque de los Prefectos se ha convertido en la oposición más fuerte al gobierno, impulsando las autonomías y recibiendo el apoyo de los funcionarios de la embajada de Estados Unidos.

También el alcalde de Potosí, René Joaquino, quien se autoproclama "guevarista" pero busca el apoyo de los sectores oligárquicos, y los ex dirigentes campesinos Felipe Quispe (el "Mallku"), con quien en el pasado Álvaro García formó una organización política, y Alejo Veliz, antiguo aliado de Evo Morales, pretenden convertirse en candidatos.

Finalmente están, aunque con notorio desgaste por sus trayectorias políticas, el ex presidente Jorge Quiroga, ortodoxo neoliberal formado en Estados Unidos y el empresario del cemento Samuel Doria Medina, perteneciente a los grupos oligárquicos de Occidente.

Escenario pre−electoral

A pesar de los problemas vinculados a la corrupción y los posibles efectos de la crisis económica mundial que repercutirá en Bolivia por la baja de los precios de las materias primas, el Gobierno tiene un amplio margen de apoyo de los sectores populares y los movimientos sociales por los cambios implementados en los últimos años.

La Revolución democrática y cultural ha tenido importantes resultados no solamente por el rescate del papel central del Estado en la economía y por la redistribución social de los excedentes generados por la exportación de gas, sino por las exitosas campañas educativas, de alfabetización y de salud apoyadas por los Gobiernos de Venezuela y Cuba.

La expulsión del embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip Golberg, y de otros funcionarios, identificados como agentes de la CIA, y el respaldo de los esfuerzos de integración latinoamericana, como el Alba y Unasur, han marcado las posiciones internacionales del Gobierno.

Desde 2005 a 2008, los resultados electorales y de las consultas populares han mostrado un respaldo a Evo Morales del 52% al 67%, apoyo que podría repetirse en diciembre de 2009.


Fuente: America XXI, año VII, No. 48, abril 2009

http://www.americaxxi.com.ve/numeros/0048/index.html

https://www.alainet.org/pt/node/133195?language=es
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