La presidenta vitalicia --lo más ajeno a la democracia-- del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y el presidente del Consejo de Administración de Televisa, renovaron su alianza al firmar un convenio para producir y transmitir el programa Todo el mundo cree que sabe, dirigido a “los papás, los niños y los científicos”, al decir de la señora conocida como La maestra y no precisamente por su grado académico ni tampoco porque ejerciera muchos años como profesora, aunque fuera sin título.

Si nos atenemos al discurso de Elba Esther Gordillo Morales, el nuevo producto del Canal de las estrellas se suma al “reconocimiento” a profesores y escuelas “inscritos en la Alianza por la Calidad de la Educación”, programa rector del pacto entre la primera y Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, e instrumento que genera protestas en la mitad de los estados y la impugnación de especialistas.

Una observación superficial añadiría una estrella más al canal que presume tenerlas en abundancia. Nada más ajeno a la realidad, por más poderosa que sea la televisora como columna vertebral del incontenible duopolio.

Si bien se busca “entretener a los jodidos”, como diría el clásico de la comunicación Emilio Azcárraga Milmo –el señor que con humildad ajena a su desbordada prepotencia se declaró “soldado del PRI”, mientras que Emilio Azcárraga Jean convirtió a dos presidentes en soldados de la televisora más importante del mundo de habla hispana--, la renovación de la alianza constituye un innegable éxito de la chiapaneca de Comitán, quien acaba de colocar a  Benjamín González Roaro al frente de la Lotería Nacional, la caja chica de Los Pinos hasta que pernoctó allí el cocacolero de las botas de charol, conocido como El alto vacío.

Justamente con la esposa de Vicente Fox Quesada y la Fundación Vamos México, la dueña de la franquicia Partido Nueva Alianza-- produjo Guía de padres, un reality show que generó polémica por basarse en la serie de manuales del mismo nombre, editados por la organización de Martha María Sahagún Jiménez e impresos gratuitamente por empresarios como Juan Francisco Ealy Ortiz, pero en la contabilidad de la fundación aparecen como pagados por ésta.

Lo que la escuela pública y privada construye en la mañana, tarde y noche, las dos grandes televisoras se ocupan de destruirlo durante todo el día.

Sabedores de que lo anterior empieza a calar más allá del círculo rojo, los ciudadanos informados y críticos, en la sociedad, Azcárraga Jean emitió una de sus frases hechas: “Creo que ésta es una labor muy importante por el desarrollo de México”. Y la profesora incapaz de leer la palabra epidemiológica, le respondió: “podemos decir que esta gran empresa, Televisa, da una muestra única en toda América Latina de demostrar (sic) que se puede uno divertir educando. Éste es un ejemplo que reconozco en Emilio Azcárraga”.

Mientras estos dos personajes de los poderes fácticos suscribían el acuerdo, el Consejo Nacional Educativo informó que 6 mil aulas-escuela aún carecen de materiales sólidos de construcción y están acondicionados con palos de madera e incluso son palapas.

Si bien para 2012 se espera resolver este gravísimo rezago, de las 35 mil aulas-escuela donde se educan los niños que viven en las zonas de mayor marginación, siete de cada 10 se encuentran incomunicadas y carecen de energía eléctrica, mientras que 21 mil funcionan con letrinas, de acuerdo al gubernamental Conafe y no a los críticos de Gordillo Morales, que el 10 de junio fueron expulsados a toletazos y con gas pimienta de los edificios de las secciones 23 y 51 del SNTE, en la tierra del Góber precioso, con un saldo de 30 lesionados y 15 profesores encarcelados que obtuvieron su liberación dos días después.

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