Manifiesto del Foro Social Pan-Amazónico

03/08/2009
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Somos los pueblos de las florestas, de las tierras de labranza, de los ríos, de las ciudades, de los quilombos, de las comunidades indígenas y campesinas e de las organizaciones sociales de Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guyana Francesa. Somos la fuerza viva de la Pan-Amazonia. Somos muchas voces hablando centenas de idiomas, haciendo el mismo llamamiento: hay que detener la máquina que empuja al planeta y la humanidad hacia el abismo. Acabar con el sistema capitalista que transforma la naturaleza y las personas en mercancía y sobrevive a costa de la explotación y humillación de millones de seres humanos. Decimos que es tiempo de liberar el trabajo y la imaginación para reinventar la Tierra y hacer de ella la casa común donde todos vivan con justicia y libertad.
 
Somos diferentes, por eso somos fuertes. Hermanos y Hermanas unidos en el rechazo de un mundo donde la producción y la distribución de las mercancías se guían por el beneficio y no por la satisfacción de las necesidades humanas. Somos de muchos pueblos, distintos y mezclados; por eso rechazamos el pensamiento único, el vivir uniforme, las imposiciones económicas, sociales, políticas, sexuales y culturales. Instituimos la cultura y la comunicación como armas para combatir la dominación, la violencia, el terror y la propiedad. Nos unimos a la cultura de las tantas rebeliones a favor de la vida y de la dignidad, por la justicia y la libertad. Todas las culturas para todos. Somos así: luchamos para construir un mundo donde quepan todos los mundos.
 
Compartimos utopías y luchas concretas. Proclamamos que la tierra no puede ser propiedad y privilegio de algunos. Tierra y agua son bienes comunes y no pueden ser comercializados. Todo latifundio es un crimen contra la humanidad y como tal debe ser combatido. Reafirmamos nuestro repudio contra la explotación privada de los recursos naturales. Como la tierra es de todos y todas, su uso debe ser responsabilidad de todos/as los/as ciudadanos/as, actuando a través de estados que deben ser controlados para reflejar la voluntad y los derechos de los pueblos que representan.
 
El derecho de los pueblos originarios a mantener sus culturas, sus identidades y sus territorios es sagrado. Pueblos indígenas y quilombolas deben tener sus tierras demarcadas y junto con las comunidades tradicionales tener reconocidos sus derechos a la autonomía y al autogobierno sin que eso signifique separatismo o escisión del territorio nacional. Esto significa que ningún proyecto puede ser implantado sin el previo consentimiento de las comunidades que viven en estos territorios. Estamos contra los modelos energéticos que alteran la geografía, destruyen el medio ambiente, desalojan poblaciones, ahogan culturas, generando miseria y sufrimiento. Estamos contra el agronegocio y modelos que explotan la tierra con el objetivo del beneficio. Defendemos el derecho inalienable de todos los seres humanos a vivir en paz, con salud, educación, casa y todas las garantías para desarrollar plenamente sus potencialidades.
 
Millones de amazónicos viven en áreas urbanas en grandes, medias y pequeñas ciudades. Todavía no existen políticas públicas adecuadas a las diferentes realidades. De este modo somos excluidos del acceso a los bienes y servicios públicos, agravando todavía más los problemas sociales y ambientales. Luchamos por el derecho a ciudades democráticas y sustentables en la Pan-Amazonia.
 
No aceptamos la criminalización de los movimientos sociales y de los defensores de los Derechos Humanos, promovida por las empresas multinacionales con el apoyo de los aparatos estatales que en nombre del desarrollismo intentan impedir la libertad de manifestación y organización de los que luchan contra un modelo concentrador y excluyente. De la misma forma exigimos la amnistía de todos los compañeros y compañeras que están presos/as y amenazados/as de muerte por defender estos derechos.
 
En la Pan-Amazonia muchos hermanos y hermanas ya derramaron su sangre por la justicia y la libertad. Honramos sus nombres y seremos dignos de su legado.
 
Con todas nuestras fuerzas combatimos el racismo, el machismo, la agresión a la libre opción religiosa y orientación sexual. Luchamos por el fin del prejuicio y por la inclusión de los portadores de deficiencias. Luchamos por el fin de las fronteras que no impiden la libre circulación de los capitales pero prohíben el derecho a ir y venir de los seres humanos.
 
Luchamos para detener el modelo de desarrollo que provoca la violencia, la prostitución y la explotación sexual de chicas y mujeres; que amplía la expropiación del conocimiento tradicional de parteras, artesanas, recolectoras, campesinas que ven su trabajo precarizado y patentado por empresas multinacionales y transnacionales, limitando aún más las garantías de derechos y autonomía de las mujeres. Creemos que otro mundo es posible y luchamos para construirlo.
 
Tenemos los ojos en el horizonte y los pies plantados en el suelo. Nos solidarizamos con la resistencia de nuestros hermanos y hermanas de la Amazonia Peruana en defensa de sus tierras y contra la implantación del Tratado de Libre Comercio entre Perú y los Estados Unidos. Exigimos el fin de la militarización de los territorios de los pueblos originarios, particularmente en Colombia al mismo tiempo que clamamos por el fin de la sangrienta guerra civil. Rechazamos bases y tropas extranjeras en los países de la Pan-Amazonia y del continente americano. Expresamos nuestro apoyo a los esfuerzos desarrollados para lograr la independencia de Guyana del dominio francés, acabando así con el último bastión continental del colonialismo en nuestra América. De la misma manera, nos juntamos a las voces que exigen en Honduras la caída del régimen golpista y el retorno de la democracia, el fin del bloqueo económico a Cuba, la retirada de las tropas extranjeras de Haití y apoyan una Palestina libre e independiente.
 
En los últimos años, América Latina ha vivido momentos preciosos en su jornada de liberación. Defendemos que los acuerdos de integración regional lleven a la supresión del foso que separa a los países suramericanos, promueva la sustentabilidad en la Pan-Amazonia en lugar de la pura explotación de los recursos naturales. En este sentido, iniciativas como el Banco del Sur y la Unasur, deben fortalecer la integración de los pueblos y no los intereses económicos. De la misma forma, reconocemos la importancia de otras iniciativas como el ALBA y el Tratado de Comercio para los Pueblos. Reconocemos en las propuestas del Buen Vivir y de los Derechos de la Naturaleza elementos fundamentales en la construcción de un mundo nuevo.
 
Estamos contra iniciativas que no cuentan con el consentimiento de las poblaciones afectadas, como hacen el IIRSA y los tratados de libre comercio entre la Unión Europea y países latinoamericanos. Nos oponemos a la política de incentivo y envío de colonizadores para nuestras regiones. Apoyamos políticas como la propuesta ecuatoriana del Yasuni que promueve la conservación de los recursos para las próximas generaciones
 
Hasta el momento de llegar aquí, hemos recorrido un largo camino. Heredamos las experiencias de cuatro ediciones del Foro Social Pan-Amazónico, precedidos por Encuentros Sin –Fronteras, base fundamental en la construcción de alianzas entre los pueblos de la Pan-Amazonia. También somos fruto de la Asamblea Pan-Amazónica realizada en el último Foro Social Mundial, en Belém de Pará. Sabemos que la Pan-Amazonia es uno de los más importantes escenarios de la batalla que se libra por la salvación del planeta y de la humanidad. La sabiduría de nuestros ancestros, transmitida a lo largo de siglos de resistencia nos hace comprender la necesidad de unirnos, trenzando en un único tejido nuestras muchas diferencias.
 
En este encuentro celebramos muchas alianzas. Una de las más importantes se estableció con los pueblos de la Cordillera de los Andes, juntando así el gran río desde las nacientes hasta el delta en un gran torrente, alimentada por un sin número de afluentes, en dirección a la Tierra Sin Males, proclamada por nuestros/as antepasados/as.
 
Aquí también establecemos compromisos. Acordamos la coordinación de nuestros esfuerzos, buscando una mayor eficacia en nuestras acciones. En este sentido, participaremos de manera colectiva y organizada en la Semana de Movilización Global de Lucha por la Madre Tierra y contra la Colonización y la Mercantilización de la Vida, del 12 al 18 de octubre de 2009. En estos días la Pan-Amazonia de forma articulada, múltiple y unificada marcará su presencia en defensa de la vida, de la soberanía alimentaria y del Buen Vivir.
 
Estamos preparados para seguir adelante. El Consejo Pan-Amazónico, reconstituido en esta reunión tomará las medidas necesarias para asegurar el incesante intercambio de informaciones, prácticas compartidas de comunicación, solidaridad permanente, acciones coordinadas, la preparación y la realización del V Foro Social Pan-Amazónico, que será parte integrante del proceso del Foro Social Mundial rumbo a la edición de Dakar, en Senegal, en 2010.
 
Desde la selva profunda los pueblos de la floresta hacen oír su voz!
 
Viva la Pan-Amazonia de todos los colores y todos los pueblos!
 
Belém, 17 de julio de 2009.   
https://www.alainet.org/pt/node/135515
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