Obama, los Jaibas, los cohetes humanistas contra Libia y la razón de los ecologistas

29/03/2011
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Cuando el premio Nobel de la Paz B. Obama se compromete en su tercera guerra y tiene proyectada otra tres Irán, Corea del Norte y Venezuela no se puede dejar de recordar el mundo de Orwell en su 1984, mundo que vive en un enfrentamiento bélico permanente.  El grupo de Rock Chileno los Jaibas -emblema del hipismo chileno de los 70-  le rinde homenaje con su música a este señor Obama que prometió en campaña presidencial algo de paz, en su reciente visita a Chile; y como para completar el cuadro se nos dice que los cohetes Tomahawk lanzados en esa repugnante intervención imperialista contra Libia tienen un contenido humanista, uno debe preguntarse seriamente sobre qué tipo de racionalidad es la que guía los derroteros de la política internacional.  O quizás es mejor verlo como un buen ejemplo de las prácticas hegemónicas que rigen en el mundo de hoy.

Los que pensaron que entregándole el premio Nobel de la paz a Barack Obama lo comprometía con la causa, se equivocaron del medio a la mitad.

Pero pensándolo bien, en el caso de los Jaibas, uno puede determinar que en realidad su compromiso político nunca fue muy claro, pero si van a salir de mis afectos definitivamente, es un gesto probablemente patético, pero no vuelvo a escuchar nunca más un disco de los Jaibas. Su actitud me parece repugnante.

No está por demás decir que los efectos colaterales de los cohetes Tomahawk sobre la población civil en Libia no tienen absolutamente nada de humanistas, pero sí son la metáfora definitiva de la quiebra total de las Naciones Unidas como un foro que procura la paz mundial. Se burlaron de la propuesta de diálogo del Presidente de Venezuela Coronel Hugo Chávez. Esto es francamente escandaloso, no hicieron ningún esfuerzo serio de diálogo y se apresuraron a dar visos de legalidad a una de las más abominables e ilegitimas intervenciones imperiales de los últimos tiempos.

El ajuste de cuentas con el dictador Gadafi queda en evidencia cuando no dicen nada contra la represión al pueblo de Yemen, Siria y otros pueblos árabes solo este súbito  inexplicable amor por el pueblo Libio les preocupa, la hipocresía y el cinismo han sobrepasado todos los límites, armaron a Gadafi, negociaron con él, ahora de lo que se trata es apoderarse del petróleo libio.

Junto con solidarizarnos con el pueblo japonés por las consecuencias del terremoto y el aterrador tsunami, el desastre de la planta nuclear de Fukushima en el Japón es la más trágica prueba de la razón ecologista, siempre tuvieron la razón, los reactores eran un peligro no tenían garantías de seguridad y nunca pudieron resolver adecuadamente el problema de los desechos radiactivos.

Todos estos hechos ponen en evidencia que el mito de la solución tecnológica para este tipo de problemas se viene abajo casi tan estrepitosamente como los edificios afectados por el tsunami, pero esto va más allá demuestra lo ineficiente y decadente que se ha vuelto el sistema capitalista, la empresa privada a cargo de la planta nuclear ha sido uno de los principales obstáculos en la solución de los problemas, al negarle incluso al gobierno japonés y a los organismos internacionales información fidedigna sobre la planta.

El horizonte que nos ofrece el capitalismo es la guerra, la destrucción del medio ambiente, la crisis económica,  desempleo, crisis alimentaria, crisis energética.

Pero hay una solución la marcó el pueblo egipcio y el pueblo tunecino debemos prepararnos para salir en todas o casi todas la capitales del mundo, a las principales plazas no solo para botar dictadores corruptos, sino a exigir un cambio de sistema, el capitalismo es el principal peligro para la humanidad.

- Leonardo Ogaz A. es docente universitario.

https://www.alainet.org/pt/node/148657
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