Info-terrorismo

26/06/2011
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La violencia verbal es, si no la más agresiva, sí la más impune de las violencias, pues muchas veces es tratada de manera bien distinta a como merece. Unas veces es admitida por la audiencia como un juego de palabras, un retruécano semántico; otras veces como un exabrupto del periodista o del medio en cuestión; otras veces es visto cómo una pataleta del medio que, en defensa de intereses contrarios a los protagonistas de una noticia, no duda en agredir a éstos con gran despliegue de términos que en la mayoría de los casos resultan además de gratuitos, una ofensa para el sentido común.
 
Por ejemplo, la utilización de la palabra “radical” en los medios, es una forma de señalar al “enemigo público”, lo que proporciona un arma eficaz a los medios para agredir a todo aquel que defienda posturas contrarias a las compartidas por las fuentes de financiación de dichos medios.
 
La expresión “grupos radicales” sirve tanto a propósitos de la izquierda como de la derecha mediáticas, siendo las más de las veces que entre ambas tendencias existe una unión tal que no corre ni el aire. Tan es así, que en ocasiones un mismo medio busca su propia templanza atizando a unos y a otros. Un buen ejemplo de esto es una nota publicada en La Vanguardia[1] el pasado día 16 de junio con motivo de la agitación social producida en Grecia por el acoso de los mercados. En la nota se puede leer indistintamente la expresión “extremistas de izquierdas” junto a la expresión “extremistas de derechas”, con el bonus track de 2 repeticiones de la expresión “radicales de izquierdas” por ninguna aparición de la expresión “radicales de derechas” que hubiera resultado igualmente válida en este contexto, pero que tal vez hubiera creado gran confusión entre los lectores de La Vanguardia, pudiendo llevarles a pensar que este diario había tenido un destello de objetividad.
 
Otra forma de esta técnica de auto-ubicación ideológica es la utilización de expresiones tan chirriantes como “ecologista radical [2]” que, comparada con expresiones similares como “economista radical” o “político radical” o “banquero radical”, tendría menos sentido aún que éstas.
 
De igual modo ocurre con la expresión “eco-terrorista”, tan de moda últimamente. Pero no se alegren todavía, ya que con ella los medios no se están refiriendo a aquellos intereses económicos que desprecian profundamente el medio ambiente y que atentan contra él cada minuto del día, cada día del año y cada año de la vida. No, no se están refiriendo a las grandes corporaciones que más contaminan, ni a las que arruinan ecosistemas completos amenazando con ello la vida de miles de especies que vivían tan felices antes de conocernos, e incluso amenazando la vida de colectivos humanos a quienes unos intereses económicos particulares arruinan su pasado, su presente y su futuro. No, se están refiriendo a quienes luchan contra la explotación animal, contra la violencia animal y contra los verdaderos atentados eco-terroristas que constituyen en sí mismas muchas grandes corporaciones.
 
Siendo que, según el diccionario, “terrorismo” está definido como “Dominación por el terror. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”, cabe pensar que muchas de las acciones que vemos todos los días en los medios de comunicación merezcan más que otras tal calificativo. Las acciones policiales contra la ciudadanía son actos violentos que infunden terror. Las anuncios de recortes sociales hechos por los políticos son actos violentos que infunden terror La legislación que ampara al capital olvidando a la persona es un acto de violencia que infunde terror. Las condiciones de las hipotecas concedidas por los bancos son actos de violencia que infunden terror. Los cambios unilaterales de condiciones bancarias por lo que antes eran cajas y ahora son bancos, son actos de violencia que infunden terror. Y, cómo no, la forma de dar las noticias por los medios son, muchas veces, actos de violencia que infunden terror. ¿Se imaginan?: “Según informan medios radicales, el gobierno hará más recortes sociales y acosará con la policía a quienes protesten por ello.”, ¿infunde o no infunde terror?
 
Puede que solo sean impresiones mías, pero creo que en justa correspondencia al maltrato que nos dispensan los medios, alguien tenía que inventar el término “Info-Terrorismo”.
 
 
https://www.alainet.org/pt/node/150801
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